A veces la
diferencia entre ganar o perder unas elecciones están en las expectativas que
se hacen sobre los resultados a conseguir en esas elecciones. O las expectativas
que les daban los medios de comunicación. Podemos, por ejemplo, obtuvo unos
magníficos resultados en las primeras que se presentó porque ni ellos mismos
esperaban los resultados que obtuvieron.
Pero perdieron
cuando Pablo Iglesias se proclamaba ya primer ministro de su Majestad y se
colocaba la corona de Cesar. Sin embargo, en estas elecciones donde han
perdido una gran cantidad de diputados, consideran buenos los resultados porque
las expectativas que ellos mismos tenían esta vez de sí mismos eran malas,
mucho más malas; pero la campaña realizada ha sido la mejor con diferencia de
todas las de los demás y han sobrevivido. Parecería que no han perdido casi y
la militancia más obrerista del PSOE le grita a Sánchez que se una a ellos o se
sentirá traicionada.
Lo de ciudadanos
es curioso; le falla, como a todos sus aliados de derecha, la posibilidad de
gobernar y sin embargo están eufóricos; se consideran líderes de la derecha a
pesar de que han quedado por debajo del PP. Los medios de comunicación les
daban peor resultado y poco menos que les auguraban su decadencia. Su resultado
es pobre (como el de casi todos, que ya hay muchos partidos), pero pueden
presionar a Sánchez a que cuente con ellos y tener mayoría para una política
social neoliberal en vez con los de UP y los restos de centroizquierda más los
soberanistas periféricos. Han aumentado por todos los sitios o se conservan y
se consideran y les consideran los medios de información, como la alternativa a
la izquierda de este país.
El PP, como en
Andalucía, pensaba proclamarse ganador a pesar de perder muchos diputados; el
problema es que han perdido tantos que todo el mundo les da por perdedores aun
siendo quien más diputados han sacado de los partidos de derechas. Tan
perdedores están, que les han perdido hasta el respeto en los medios de
comunicación favorables. En Cataluña y Euskadi son marginales, pero conservan
su peso en Galicia y alguna otra comunidad.
En cuanto a Vox,
mantenía un tono eufórico en sus mítines llegando a asegurar Santiago Abascal
en su cierre de campaña que el 28A iban a "espantar
en el Palacio de la Moncloa a los traidores sin escrúpulos que se han instalado
en él", en alusión a Pedro Sánchez.
"Me encanta el olor a pánico progre por las mañanas", vaticinaba erróneamente el Vicesecretario de
Relaciones Internacionales del partido, Iván Espinosa de los Monteros, en el
cierre de campaña sobre el seguimiento de los comicios que iban a realizar los
simpatizantes del PSOE y Unidas Podemos. En ese mismo tono, aseguró que "se acabó la hegemonía cultural de los
progres, todo eso se acaba este
domingo gracias a vosotros" y añadía ante su público que "ese pánico progre que se está
empezando a sentir es gracias a vosotros". Vamos, como si viniera
Tejero de nuevo a asaltar el Congreso, pero esta vez en vez de guardia civiles
con tricornio y subfusil, con los diputados de VOX a caballo.
Espinosa de los
Monteros vaticinaba que no se esperaba el apoyo electoral a Pedro Sánchez. "Santi, afloja. Vamos a tener un
problema, nos vamos a pasar el domingo, vamos a barrer a todos",
planteaba a Abascal. Durante sus constantes críticas a los medios de
comunicación, llegó a asegurar que entre los informadores "el impacto del domingo va a ser aún más grande y la sorpresa aún
mayor". De todas maneras, luego de ver las intervenciones posteriores
a las elecciones no parece que tengan sentido del ridículo. Con 24 diputados
van a ser los únicos que se oigan en el Congreso, porque los demás son afónicos
“maricomplejines y cobaldes de la pradera”. Estará
divertido el Congreso de Diputados de España, parecerá el de Cataluña.
¿Y del PSOE?,
Pedro Sánchez lo ha sacado de la oscuridad en la que se encontraba y de una
decadencia hacia abajo difícil de frenar; su futuro parecía estar unido al
futuro de la socialdemocracia europea que va camino de nada salvo alguna excepción
como Portugal. Es notorio que, en su partido, los cuadros no le quieren y es
cuestionado por gran parte de la militancia, pero gana todas las apuestas en
las que participa; una tras otra. En estas elecciones a legitimado toda su
política última y ha desbaratado todas las críticas que se le han hecho; ha
dejado KO, al sector del aparato de su partido que sin embargo sigue estando
ahí con los poderes facticos económicos y mediáticos que apoyan en Europa a la
socialdemocracia para que se junte con Ciudadanos y no con UP y con toda la
tropa “rojera”, separatista y judeo-masónica;
ha acallado a las derechas que no le concedían autoridad ninguna y ahora está legitimado
con mucha más fuerza; ha adecentado a su izquierda que les saca “las castañas del fuego” y le pasa la
mano por el hombro cuando hace unos años era, Sánchez, el director de la casta
y olía a pijo de colonia cara.
Y ha templado y
desarmado a soberanistas e independentistas, de momento; pues como no le apoyen
en su investidura no sé a dónde van a ir, como no sea a misa los domingos.
Si la humildad
fuera cosa de políticos y no conocieran la arrogancia; todos, absolutamente
todos, ganarían las elecciones. Pero como no es así, la mayoría las pierden.
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