lunes, 22 de abril de 2019

Comentario. "Nada existe, si algo existe no es cognoscible por el hombre (y la mujer); si fuese cognoscible, no sería comunicable" .


Los debates electorales que se ofrecen por la televisión son como las tertulias políticas y deportivas; cuando hay pluralidad de verdad se puede ver que, sean periodistas o candidatos, dejan bastante que desear; aparece la mediocridad, la falta de argumentos racionales, la improvisación, el desconocimiento del programa del contrario al que se le replica con prejuicios establecidos sobre su ideología, sobre supuestos considerados a priori, pero pocas veces sobre su programa. Cunde el sectarismo. Hablan más para su parroquia de convencidos de para convencer a los demás (cosa que entiendo que es difícil hacerlo sin emplear argumentos falaces y simples).

En políticos de calidad, deberían ser capaces de ir en positivo, con su programa y hacer menos propaganda del de los demás, del que ya se supone que no se comparte. Se abusa del “y tu más”, como respuesta a acusaciones de corrupción o mala gestión; son débiles las propuestas sobre cosas concretas y se recurre constantemente a acusaciones personales o se dan cabida a bulos que circulan por las redes o la prensa “amarilla”. En definitiva; cuando veo y oigo estos debates me pregunto si no ganarán los peores, los más zafios, porque no parece una competición por ver quien es mejor, sino a ver quién interrumpe más, quien chafardea más, quien es más brozas y chabacano en sus expresiones. “Por mi hija mato”, parecen decir.
¿Son representativos de la sociedad de este país? Si es así, entonces es democracia, aunque no nos guste a los puristas y gente rara como yo, que al final siempre vota porque nos asusta que ganen los más malos de la tropa.
Un 40% de indecisos son muchos indecisos ¡A saber lo que votarán! Luego están los no indecisos pero que no saben lo que votar porque el mercado se ha puesto disperso y hay muchos puestos de quincalla y de verdulería, y luego quienes ya tenemos decidido desde hace tiempo a quien votar, que cada vez somos menos, nos estamos volviendo viejos y nos vamos muriendo. O ya no tenemos quien nos represente ¡Puede pasar cualquier cosa!

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