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POR HABANERO |
El artículo se escribió el 4 de julio de 2017, pero la cosa va a peor. Desde hace casi 20 meses por razones muy personales hago uso, dos o tres días al mes, del tren, nuestro querido y
nostálgico tren, con el itinerario Samper Zaragoza y viceversa; he de reconocer que me resulta agradable y placentero, me hace recordar de zagales que subíamos a
Zaragoza en aquellos trenes de vapor y las cosas que más recuerdo cuando
paso a la altura del Burgo de Ebro es ir
paralelo a la vía que venía del ferrocarril de Utrillas, me sentía más
importante porque iba en un tren que corría más y la máquina era más grande y echaba más humo; el pasar por los túneles de entrar a Zaragoza y te hacían cerrar las ventanillas para que no entrase humo y carbonilla que si te daba en la cara y los ojos tenía su peligro, y llegar a la estación del Sepulcro con tanto ruido de trenes y gentes, cada uno a su labor o a su bola cómo se dice ahora.