jueves, 23 de abril de 2020

Ensayo. La homosexualidad explicada desde el punto de vista del materialismo dialéctico.


           Me pongo a escribir algo para este blog y me resulta muy difícil salir del monotema este del coronavirus; me es imposible apartarme de él y guardar, por lo menos, la distancia de seguridad que nos obliga “el decreto del estado de alarma”. Así que he rescatado un artículo que tenía preparado para el “Dia del Orgullo Gay” pero que por cuestiones que no recuerdo ahora no publiqué. Iba dirigido a quienes no pueden entender que la homosexualidad no es una enfermedad; que es tan natural como el coronavirus este que nos atormenta (No puedo alejarme del tema), pero, al contrario que el bicho, no es nada letal, más bien cariñoso, casi siempre tierno y amoroso; aunque no faltan tampoco homosexuales psicópatas tan agresivos como el más agresivo de los heterosexuales.

          Con motivo del Día del Orgullo Gay no faltaron quienes cuestionaron eso de la homosexualidad; dicen que es una perversión moral, es decir que va contra la ética y, sobre todo, que es contra natura. Cuando se dice contra natura o antinatural se quiere decir que va en contra de los designios de la naturaleza; vamos, que la naturaleza sería un ente consciente, personal y tiene designios establecidos o capacidad volitiva. Tambien alguna filosofía posmoderna va por ahí. Lo decían las “religiones del libro”, porque consideran que el antiguo testamento, toda la Biblia o el Coram, tienen las respuestas a todo. “Fue revelado por Dios” que creó el mundo; aunque “cada maestrillo tiene su librillo”, y a veces las religiones se contradicen tanto entre sí que, según los seguidores de una, los otros irían al Infierno, y según los seguidores de otra, irían todos menos ellos.
          Si seguimos a la Biblia, por ejemplo, Dios, que creo la naturaleza donde nos desenvolvemos, hizo al hombre de una estatua de barro y a la mujer de una costilla del hombre; más o menos. Dos géneros: hombre y mujer, y los llamó a tener hijos, multiplicándose y perpetuando la especie. Dos géneros, dos sexos.
          Hoy en día se cuestiona bastante lo del Dios personal (trino para la mayoría de los cristianos), y se le da mucho rango a la naturaleza en sí, sin Dios, y suelen ser (la ciudadanía moderna y posmoderna), algo panteísta y agnóstica; hasta el punto de que diversas escuelas y doctrinas, sean gnósticas o agnósticas, nos dicen lo que es natural o no es natural; por ejemplo, para los veganos, comer carne sería antinatural.
          Se llega, incluso, a decir que es antinatural comer pan porque el pan es un producto químico (y tienen razón), producido por harina cocida, batida y fermentada, producto de grano, y comer grano no es natural para los humanos. Sí para las gallinas. Desde que el ser humano come carne y productos procesados como el pan, y no digamos ya los embutidos o el vino (que es un producto elaborado y química pura), que el hombre/mujer degenera -nos dicen-, aunque todavía no hemos mutado ni nos ha salido el tercer ojo ni escamas, pero todo se andará. La biblia o el Coram son más permisivos que algunas filosofías modernas y eso que también tienen, estos libros, manía con lo que son alimentos puros e impuros; solo hay que leer el Antiguo Testamento. Menos mal que Jesucristo vino a decir que “no hay nada fuera del hombre (hoy diremos también y mujer), que al entrar en él pueda contaminarlo; sino que lo que sale de adentro del hombre es lo que contamina al hombre” (Marcos 7:15), lo que demuestra que practicaba la filosofía dialéctica, aunque no era materialista.
          Yo diría que el concepto de lo natural difiere según seamos humanos o de otra especie (si es que las otras especies son capaces de filosofar, que igual sí), puesto que a lo largo de los millones de años que llevamos en la Tierra, las diversas especies seguimos distintas líneas evolutivas, según las reinos o familias de la naturaleza, pero no todo el mundo lo tiene claro; hay quienes reivindican una naturaleza universal para los humanos, los perros y otras especies, o lo que es más complicado, incluyen también a los insectos (no sé si entran en esta categoría los microorganismos como las bacterias y virus). Esta metafísica está teniendo cada vez más adeptos, sobre todo en el mundo de la ecología, aunque no todos la comparten. Ya algunas filosofías antiguas orientales enseñaban que las hormigas y los humanos somos de la misma especie y no podemos matar a una hormiga sin que nos matemos un poco a nosotros mismos. Según estas doctrinas, es pecado matar animales, aunque sean chinches, o sea; crea mal karma. Los más extremistas ahora llaman crimen matar un animal y cómplices de asesinato a los que van a los toros o participan en un espectáculo con animales. Los matachines o que trabajen en un matadero, se tendrán que sacan licencia eclesiástica o un salvoconducto de Sanidad o irán de cabeza al Infierno; los no creyentes al Averno o al Inframundo que es el Infierno de los paganos y descreídos.
          Pero, por seguir con lo que iba este escrito, voy a intentar explicar lo de la homosexualidad científicamente para que nos enteremos, que es complicado, es decir; lo voy a explicar con el método irrebatible del materialismo dialectico; que no es solo una filosofía, sino un método de análisis probado positivamente, o sea, constatado científicamente. Bueno, no todos los que utilizan el método materialista dialéctico llegan a la misma conclusión (pasa como con la medicina), por lo que a veces dudo que sea científico. Recuerdo, cuando yo era adolescente, que me gustaba escuchar algunas emisoras de “onda corta” como Radio París, Radio Argel, La Pirenaica y, también, Radio Tirana (nunca mejor dicho), capital de la entonces comunista Albania. En una de aquellas veces que lograba sintonizarla, porque por aquí el servicio de Inteligencia Español (la TIA de Mortadelo y Filemón), trataban constantemente de obstruir las ondas hercianas para que no nos enajenáramos con la contrainformación extranjera que por aquel entonces era toda antiespañola.
          Pero las oía; mal por las interferencias, pero las oía.
          Así que un día, el locuaz locutor de Radio Tirana va y dice que, en Albania, gracias a la ciencia y al materialismo dialectico, habían logrado, no solo el socialismo de verdad (no como Rusia que eran revisionistas corrompidos), sino que también habían acabado con la homosexualidad (una perversión burguesa). Ya no quedaba ningún homosexual en Albania. Con la reeducación marxista-leninista-pensamiento Mao-tse-tung y el glorioso ejército popular, todos los albaneses eran ya machos y todas las mujeres féminas; las mujeres ejemplares compañeras, sin vicios ni sexo, y menos lésbicos, mismamente como las de la sección Femenina de Falange Española, que no les gustaba más que su marido y a veces ni su marido, pero había que aguantarlo.
          Pero los materialistas heterodoxos, o sea, los que interpretamos bien el materialismo dialectico porque tenemos razón y ciencia, no compartimos la opinión de los maoístas ni de los estalinistas que solo creen en el superhombre y la supermujer como los nazis, aunque muchos dirigentes de estos últimos eran maricones reprimidos, como se ha podido comprobar más tarde con documentos reales.
          Para empezar, diremos que el materialismo dialectico es igual que el idealismo dialectico, pero al revés, o sea, que los Hegelianos de izquierda como Marx y Engels, le dieron la vuelta al idealismo utópico como a un calcetín -decían ellos-. Eso hay que entenderlo; porque era un calcetín reversible, y así, el materialismo tiene mucho de idealismo, como el idealismo de los utópicos y los Hegelianos de derechas era algo materialista; que por otra parte esto es una contradicción coherente con la dialéctica” Ley de la contradicción”, o sea; que las cosas se transforman en su contrario y “en toda verdad hay algo de mentira y en toda mentira algo de verdad”. Más concretamente: “todo es y no es al mismo tiempo”. Una persona es alta en relación con una baja, pero baja en relación con una más alta. En todo macho hay algo (o mucho) de mujer y viceversa” Hay quien confunde esto con el relativismo nihilista, pero la dialéctica, al contrario que el nihilismo, tiene siempre su escala de valores, su moral; por ejemplo: Dios (para los no dogmáticos como yo), no puede tener moral (no puede ser omnibenevolente), porque es infinito y eterno, lo abarca todo, no tiene principio ni fin. Al no tener extremos no tiene punto medio y yo diría que ni sentido común. No puede ser ni de derechas ni de izquierdas. Pero todos los demás elementos de la naturaleza, de la historia, la cultura, etc. son finitos y tienen dos extremos contradictorios que los antiguos alquimistas llamaban femenino y masculino, para simplificar, o polo positivo y negativo (el negativo siempre coincidía con el femenino porque eran machistas en aquellos tiempos); otras escuelas orientales lo llamaban de otra manera como el “yin y el yang”.
          En el sexo pasa lo mismo; por muy macho que sea el menda (que lo soy), no podré ocultar mi YO femenino sobre todo a los que me observen con conocimientos científicos (por ejemplo, un médico especialista, o un psiquiatra que saben introspección analítica porque lo estudiaron para sacar la carrera y más desde que inventaron el psicoanálisis y los másteres, que no hay quien los aguante). Tampoco podré ocultarlo a los dogmáticos cansinos como a un cura (que sabe latín), a un ayatolá o a un comunista fundamentalista como los de Albania que me querrán curar esa parte de feminidad física o mental que tengo porque creen que es antinatural, enfermedad o pecado aberrante. No entienden, porque no conocen la “Ley de la contradicción” de la filosofía dialéctica que es paradójica, pues “nada es verdad ni es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira” (que decía el poeta), sin embargo, al mismo tiempo, el materialismo solo reconoce la verdad objetiva. ¿Cómo resolvemos esta contradicción los materialistas, sobre todo si somos dialécticos y no dogmáticos?, pues gracias a otro principio de la dialéctica que llamamos “La unidad y lucha de los contrarios”, que es lo siguiente: Ustedes tienen dos imanes, por un sitio se atraen y se juntan y por otro se repelen. Si analizan a una pareja de enamorados observarán lo mismo. Hay parejas que resuelven esta contradicción, como sea, y otras no pueden porque no han estudiado filosofía. Los hay, y las hay, que ni siquiera lo intentan ya (para que) y se resignan; no intentan explorar otras opciones como ponerse del revés, por ejemplo; mirando a Cuenca si están en Madrid o directamente a La Meca, si están en Zaragoza o Barcelona; a ver si se atraen. O no quieren. Todo individuo, fenómeno, y el amor o el sexo también, se atraen y se repelen al mismo tiempo; se aceptan y se llevan la contraria. Es la tesis contra la antítesis; al final los que luchan no ganan ni pierden nunca; desaparecen las contradicciones, se superan en una nueva forma que es la síntesis, pero esta ley la dejamos aparte de momento que suele ir para largo, esto de la síntesis. Se puede deducir de esta observación filosófica, que es también científica, que el fenómeno es universal, o sea, que afecta a todo, especies, individuos, culturas, razas, microorganismos; a la historia, la política, etc.
          En los reinos de la naturaleza, hace millones de años, los individuos eran casi todos hermafroditas, tanto en el reino vegetal como en el animal; todavía predominan en las especies más antiguas (como los microbios u otras especies más evolucionadas como los caracoles), hasta que, en un momento, quizá como necesidad de la evolución en la tierra, se produjo la separación de sexos.
          En el reino mineral (al que dicen que pertenece los virus que están tan de actualidad), los diversos elementos de la naturaleza suelen ser hermafroditas y contienen los dos polos antagónicos dentro del mismo elemento o individualidad; suele prevalecer un polo con más intensidad que otro o con la misma intensidad ambos (neutro), pero siempre en un elemento. Los antiguos alquimistas llamaban a esto: Ley de la polaridad; en física, lo más conocido, es, por ejemplo, la electricidad, con su polo positivo y el negativo. Lo alto y lo bajo; la luz y la oscuridad; lo blanco y lo negro; lo bueno y lo malo; lo guapo y lo feo, y así hasta el infinito.
           Sin embargo, en todas las especies modernas de los reinos vegetal y animal, los individuos de cada especie tienen diversidad de género: masculino y femenino. Esto apareció en la reproducción de las especies como necesidad de su expansión y evolución (o váyase a saber por qué). Pero los individuos de estas especies sean del género masculino o femenino, que no son hermafroditas, no son unisexuales puros como se cree, y los dos polos coexisten también con diferente intensidad; en unos predomina o es dominante y determinante lo masculino y en otro lo femenino. También dentro de todos ellos, de sus órganos, de sus células, de sus átomos, su energía vital tiene la energía que los mueve, entre ellos la vida, con la corriente que solo la puede dar la confrontación entre los dos polos opuestos del mismo elemento. Cuando esto no se da, la energía se acaba. La energía sexual de cualquier miembro, persona humana, sea homosexual o heterosexual, se acaba cuando se elimina un polo extremo de la sexualidad: el femenino o el masculino.
          Porque ese es otro de sus leyes o principios: “La Ley de la interacción universal”. Esta ley afirma que todos los elementos de la realidad existen relacionándose entre sí; ningún elemento de la realidad existe aislada o independiente. Una piedra y nuestro celebro están interconectados, por débil que sea esa conexión (sobre todo si te pegan una pedrada en la cabeza). Lo femenino está unido a lo masculino, por supuesto en la diversidad de género, pero también en nuestro microcosmos personal actúa esta ley de interacción; en cada órgano de nuestro cuerpo, en cada célula y en cada átomo.
          Resumiendo: La energía sexual, con su componente masculino y femenino, solo puede eliminarse por decadencia total del individuo, cosa que acontece en el ocaso de la vida o por castración, pero solo en el plano físico; en los planos emocional y mental también opera la sexualidad que se conformaron en relación con la sexualidad que tuvieron en lo físico, y ahí no podemos eliminarla de la mente, aunque esterilicemos a una persona. Eso explicaría porque el castrar a un violador no suele tener éxito.
          El que en algunos hombres o mujeres predomine la sexualidad que parece no corresponderían a su sexo o género, no es una disfunción antinatural y mucho menos una enfermedad; la mayoría de los homosexuales y lesbianas que conozco están totalmente sanos y cuerdos pero tienen los dos polos muy compensados o incluso predomina el polo que parece diferente a su condición física establecida convencionalmente como masculina y femenina., aunque conforme se van haciendo mayores van perdiendo vitalidad, como es natural, pero su sexualidad suele durarles más; paradójicamente; los muy machos, por ejemplo, tienen el polo femenino excesivamente débil y pierden pronto la parte femenina y, en contra de lo que suele creerse, ahí se les acaba la sexualidad. generalmente muy jóvenes, porque no puede haber sexualidad si no están presentes los dos polos de la sexualidad, de la misma manera que una moneda deja de ser moneda si a la “cara” de la moneda le quitamos la “cruz” que es su contraparte, o la corriente eléctrica deja de ser corriente si anulamos unos de sus polos; el positivo o el negativo.  A las mujeres muy femeninas les pasa lo mismo; terminan por debilitarse su sexualidad antes que, a las lesbianas, pero siempre hay excepciones porque no es una ciencia exacta e interactúan muchos condicionantes.
          Eso en lo físico; en los planos emocional y mental pueden seguir creyendo (y a lo mejor lo son), muy machos (por lo general los hombres), Es decir; no se anula la sexualidad porque ya no exista en el plano físico o vegetativo; esta sigue operando en lo emocional, con las fantasías; en lo metal; con los recuerdos vividos, y ya en un plano superior, con la imaginación, que suele ser muy creativa.
          Espero que con esta explicación lo entendáis bien, aunque a mí me sigue quedando bastantes dudas.


1 comentario:

  1. Esta larga y dura entrada me ha dejado escocido, espero que en el confinamiento no te hayas reprimido

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