Juan Ramón
Calero no fue un miembro del PP de bajo nivel. Fue todo un peso pesado de
Génova y un dirigente político nacional de altura. Calero que ingresó en
octubre de 1979 en Alianza Popular fue de 1984 a 1986 el secretario general
adjunto de Ap. Más tarde dio el gran salto en su currículum político ya que
tras ser diputado por Murcia en 1982, 1986 y 1989, fue portavoz del Grupo
Parlamentario del PP en el Congreso de los Diputados entre 1987 y 1989. Luego
renunció a su escaño en Madrid para ser, entre 1991 y 1995, el portavoz
parlamentario del PP de Murcia. Historia viva del Partido Popular, Calero
conoce bien el espíritu del consenso pero también los graves enfrentamientos
sectarios y la deslealtad de la oposición.
Pone a caldo
la estrategia del PP nacional y de Casado
Por todo
ello, lo que el pasado domingo escribió en La Voz de Murcia tiene un
significado importante y desvela que no toda la derecha respaldaría la actitud
demagógica y de acoso a Pedro Sánchez del líder del PP, Pablo Casado. En su
artículo titulado “La oposición en tiempos de crisis” y bajo el
subtítulo en forma de pregunta “¿De verdad podremos responsabilizar a Pedro
Sánchez del origen y consecuencias de la epidemia de coronavirus?”,
con tan solo una introducción y cuatro contundentes argumentos, Calero desmonta
y pone a caldo la estrategia y la actitud de Pablo Casado en estos días. Un
artículo que además de su influencia nacional también va contra la postura
frentista e insolidaria del presidente murciano Fernando López Miras, tierra de
Calero.
Comienza el
ex portavoz del PP en el Congreso afirmando que “En España, nunca ha
habido unanimidad sobre cómo debe ejercerse la oposición. Ni en tiempos
normales, ni ahora, en tiempos de crisis… el deber de lealtad exige a la
oposición respetar algunas reglas: se ha de aceptar el resultado de las urnas”.
La primera en la boca de Casado.
Oposición con
“sartas de ocurrencias llamativas”
Y prosigue
recomendando que en estos momentos “las críticas de la oposición deberían
ser moderadas y constructivas, sin incurrir en insultos ni descalificaciones
personales y ofreciendo siempre alternativas razonables y posibles, que no sean
una simple sarta de ocurrencias llamativas”. Otro golpe pero ahora a la
mandíbula del actual presidente del PP.
Antes de
entrar en los cuatro argumentos finaliza Calero con una alusión directa a Pablo
Casado y su política frentista: “En España, hay mucha gente que considera
que, si los suyos no están en el poder, para derribar al Gobierno de turno,
todo está permitido. Incluyendo banalidades, memeces, mentiras y crispación
social”.
Y ahora
vienen como una cascada de golpes al estómago e hígado de Pablo Casado sus
cuatro argumentos bajo el epígrafe de “¿Cómo habría que ejercer la oposición
en estos tiempos de epidemia?”.
1-Cuidado con
lo que se dice y con lo que
se critica, no vaya a ser que las palabras y las críticas se vuelvan contra el
que las pronuncia. Si tienes el tejado de vidrio, no tires piedras al tejado
ajeno.
2-Desde
enero, las noticias de
China venían para todos. Y las competencias de Sanidad están descentralizadas.
Les corresponde a las comunidades autónomas proveer a sus respectivos sistemas
de salud de los medios necesarios para luchar contra el coronavirus. ¿De verdad
solo ha pecado de falta de previsión Pedro Sánchez?
3-¿Quién
apoyó los recortes presupuestarios a la Sanidad? ¿Quién intentó privatizar parte del sistema sanitario
público de Madrid o de Valencia?
4-Cuando se
estudia la carrera de Derecho como Dios manda, y no en cursos acelerados en universidades
periféricas, se aprende lo que es la fuerza mayor. La Jurisprudencia del
Supremo define la fuerza mayor como «acontecimiento que, aun cuando se hubiese
previsto, habría sido inevitable». Y el Código Civil dice: «Nadie responderá de
aquellos sucesos que no hubieran podido preverse o que, previstos, fueran
inevitables» (artículo 1105). El Derecho es sentido común. ¿De verdad podremos
responsabilizar a Pedro Sánchez del origen y consecuencias de la epidemia de
coronavirus?
Y concluye
con una reflexión final con fina ironía: “La oposición debería medir sus
fuerzas. Y darse cuenta de que el horno no está para bollos. Ni los españoles
para ocurrencias, mentiras o gracietas. Soy consciente de que no se me hará
caso. Me da igual. Tampoco escribo para ellos.”
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