jueves, 14 de noviembre de 2019

Ocio y folclore. El mito de la tenacidad aragonesa.


Chiste gráfico de la época
A ZARAGOZA O AL CHARCO.
La expresión “proviene de un antiguo cuento baturro en el que se escenifica la proverbial tozudez que se atribuye a los aragoneses”, según explica José Luis García Remiro, autor de “A buen entendedor...”. Felipe Pérez y González ya relataba por 1883 en “La Ilustración Española y Americana” que un día San Pedro, aburrido por no tener que abrir las puertas del cielo a nadie, pidió a Dios volver al mundo para ver qué pasaba allí abajo “que ni un mortal viene a vernos en tantos años y tantos”. Con el beneplácito divino, San Pedro bajó a la Tierra de un salto y apenas hubo llegado, camino de Zaragoza, se encontró con un baturro al que preguntó a dónde se dirigía.


-“A Zaragoza”, respondió el maño.

-“Si Dios quiere”, replicó San Pedro.
Pero el aragonés insistió sin corregirse: “Que quiera o no, voy a Zaragoza”, según la versión del relato del brigadier don Romualdo Nogués, que firmaba como “Un soldado viejo, natural de Borja” en” El Averiguador Universal” (1882).
Malhumorado el Pescador y con las plenas atribuciones que de Dios tenía, convirtió al aragonés en rana y lo arrojó violentamente a un charco vecino. Y allí lo tuvo algunos años, obligándole a sufrir las inclemencias del tiempo, las pedradas de los chicuelos y otras mil calamidades, prosigue la narración de Pascual Millán en la página 155 del libro “Caireles de oro. Toros e historia” (1899).
Cuando, terminada su misión, San Pedro se disponía a subir a los cielos, regresó al camino de Zaragoza para devolver al baturro a su ser y le volvió a preguntar sobre a dónde se dirigía.
-“Ya lo sabes, a Zaragoza·, dijo firmemente, más firmemente que la vez primera, el interpelado.
-“Si Dios quiere, hombre, si Dios quiere”, insistió San Pedro dulcemente.
-“Qué Dios ni qué... suplicaciones; ya te lo hi dicho: ¡A Zaragoza o al charco!”
“Y viendo el Apóstol que era inútil dominar aquel carácter, dejó al zaragozano seguir tranquilamente su camino”, finalizaba Pascual Millán.



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