Confieso que no vi el debate
electoral; algo extraño para una persona aquejada del síndrome de la política
como yo. Pero tanto debate en los medios y en las conversaciones del bar ya ha
sobrepasado la dosis que necesito tomar y los efectos secundarios me están afectando.
Hace unos meses dije que no iría a votar paro me arrepiento porque sufro
dependencia, o sea, “mono”, y que haya elecciones y no vote resulta que favorece
a quienes menos queremos que gane. Así que voy a votar para joder al contrario.
Si se puede, que a lo mejor no. Somos así de cabrones, pero no solo yo; creo
que casi todo el mundo, aunque hay quien vota sin odio, con ilusión, con
convicción y hasta con fanatismo por los suyos. Yo voto por que soy fatalista, melancólico y
algo masoquista.
No vi el debate porque a esa
misma hora comenzaba en la “dos” una película de la serie “del Comisario Montalbano”,
una serie preciosa que me gusta volver a ver aunque la haya visto veinte veces.
Se de el caso de que esta que echaron el día del debate no la había visto o no
la recordaba que ya tengo el disco duro viejo; de todas maneras aunque no
hubieran puesto esta serie habría buscado una reposición de “La que se avecina”, una serie esperpéntica de la vida cotidiana de la
sociedad española, despreciada por las élites culturales sean estas carcas, conservadoras
o progresistas, a las que no les gusta verse reflejadas por la realidad; prefieren
inventarse su mundo y crean comedias malas de su mundo imaginario como hacen la
mayoría de los políticos que se presentan a las elecciones.
Para mi la política institucional
no está en la realidad; y sus obras no son ni comedia ni drama; solo
esperpento. En un futuro, alguien con talento, hará una buena serie de
televisión con todo lo que está pasando.
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