No es que yo esté libre de padecer esta enfermedad, tendría
que ser un médico especialista, mejor psiquiatra, el que revisara mi mente o
tozuelo y confirmara si padezco o no esta
enfermedad, Por lo general uno solo no no tiene conciencia de sus manías, fobias,
complejos y perjuicios ¿Qué le rondará
por la cabeza a alguien que falsifica un título, aunque sea el de instalador
electricista industrial como el que me dieron a mí en la mili (pero legal, todavía
lo tengo en casa), y no se poner ni un enchufe ni lo que es un automatismo, que
además con el tiempo y la IA ha cambiado una barbaridad, y nunca me puse al día
porque yo lo que quería es ser político, pero sin título no doy la talla, pues
para ser político como dios manda y, según dicen por ahí hasta los antisistema, hay que tener el título de licenciado por arriba (entre ellos el de
ciencias políticas) y muchos másteres.
O sea, para ser funcionario hay que tener determinados
títulos y ganarse plaza por mérito académico, pero para ser político no debería
de hacer falta eso, digo yo. Para ser concejal/a o diputado/a hay que tener
carisma, o en España, por aquello de las listas cerradas y bloqueadas, que te
pongan en una y en puestos de salida, y para eso no se necesitan títulos; el
carisma viene de marca de origen y el que te pongan en una lista solo necesitas
que te lleves bien con el que manda en tu partido.
A mí me dieron el titulo o certificado de estudios
primarios de la escuela graduada de niños en el año 1964, pero el maestro de
entonces, don Arsenio Clemente Saura, nos dijo, de muy mal genio y con malos
modos, que ese curso había sido el peor que había tenido en su vida, pero nos iban a aprobar el certificado por aburrimiento y por imperativo legal pues el gobernador y jefe
provincial del Movimiento así lo había decidido. Vino el inspector general y
nos hizo unas preguntas ya amañadas y aun así contestamos mal casi todas, pero
nos dieron a todos el certificado de estudios primarios con diploma y todo.
Tambien acudieron las fuerzas vivas del pueblo, el
alcalde, concejales y funcionarios municipales; presidente de sindicatos, Frente
de Juventudes, etc. Nos “daron carambelos” y peladillas; como uno de
ellos era tío mío, me arreó un buen puñado en mi bolsillo; no hay nada como
tener buenos contactos.
Ya de más mayor comprendí lo que valía un título y
estaba dispuesto a sacarme el graduado escolar, pero tenía que estudiar francés
o inglés, además de matemáticas que nunca he comprendido para que sirven. Pero
mi sorpresa fue cuando me dijeron que tenía el graduado escolar por
homologación con el certificado de estudios primarios que me dieron cuando el
régimen franquista, como digo, sin saber por dónde va la tangente ni hacer la o
con un canuto ¡Alguna ventaja debería tener la democracia! Pero los nostálgicos
del franquismo no lo reconocerán nunca.
Tampoco entiendo a muchos progres y gente de
izquierdas que dicen que para ser político hay que tener contra más títulos mejor, me parece clasista esa opinión, impropia de gente de izquierdas o
progresista. Por cierto, Cervantes también falsificó el título de bachiller
según han demostrado expertos investigadores. Lo haría, seguramente, para ocupar
plaza de funcionario de su majestad y para que le
publicaran sus escritos, pues era difícil, en aquellos tiempos, que una
imprenta publicara los libros de alguien que no tenía el bachiller por lo
menos.
Esa costumbre de la España pícara ha ido a más y si lo
pagas con buenos ducados te entregan ahora el diploma de doctor en filosofía y
letras o el máster de cirujano barbero y sacamuelas de la misma manera que te
certifican que un pernil mojado en salmuera y curado con ventiladores es
mismamente jamón serrano de Teruel (vi una industria de estas hace unos años en el
barrio de San José de Zaragoza).
Si sirve de ejemplo, yo tengo el título de graduado escolar, de pensionista, de instalador electricista industrial (que no he utilizado nunca ni cuando he presentado currículo, y me funciona), no quiero más; lo que no entiendo es que haya políticos que dicen que quitarán las pensiones cuando gobiernen o, por lo menos, las rebajarán mucho ¿No se dan cuenta que no van a cobrar pensión cuando se jubilen? ¿Y para eso hace falta estudiar?
Así está el nivel de los políticos profesionales, con o sin título, y de los no profesionales como yo; por los suelos. Pero es lo que hay.
*La "titulitis" es un término coloquial y despectivo que se usa para describir la valoración excesiva de los títulos académicos como garantía de los conocimientos o habilidades de una persona. En otras palabras, es cuando se da más importancia a la posesión de títulos que a la experiencia real, las habilidades prácticas o la capacidad de una persona para realizar un trabajo.
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