Samper de Calanda es sinónimo de tambor y a la familia Franco, natural de esta localidad del Bajo Aragón, la tradición de tocar en Semana Santa le viene «de muy lejos». Esmeralda Franco empezó a tocar el tambor con tan solo dos años, cuando se introduce a los pequeños en el retumbar del instrumento sobre su cuerpo. «Siempre empezamos a tocar a esa edad. Lo hizo mi bisabuelo, después mi padre y mi hija Alexandra no ha sido menos», cuenta con cariño. «Los de Samper nacemos con un tambor debajo del brazo», presume...
Su padre, un referente
Esmeralda siente admiración por su padre, quien en 2011 recibió el
Tambor de Oro en Calanda y es un referente para toda la comarca del Bajo
Aragón. Si hay algo que no falta en la familia Franco son anécdotas.
«Para él han sido muchos años, pero siempre cuenta que sus primeros
recuerdos de esta afición los tiene gracias a su abuelo», afirma. Explica que
Miguel se quedó huérfano desde muy pequeño, «y fueron mis bisabuelos los que se
encargaron de educarle y es de ellos de donde viene toda nuestra pasión por el
tambor y el bombo», afirma. No duda que «de haber seguido con vida, mi abuelo
también hubiera vivido con el tambor debajo del brazo», apunta.
Esmeralda, que empezó a tocar el tambor con uno heredado de su padre y que todavía conserva en la casa del pueblo junto a otros, señala que uno de los recuerdos más bonitos que tiene fue cuando a sus 18 años salió con un grupo exclusivamente de doce mujeres. «Íbamos solas por primera vez», cuenta. «Aquello supuso un antes y un después en las procesiones de Samper» porque desde ese momento «son las chicas las que mejor tocan», bromea.
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