Las manifestaciones de los tractores (que no huelga), ha derrumbado un mito que, en determinados ámbitos sociales, sobre todo de derechas, consiste en decir que esta movida no tiene motivaciones ideológicas que solo es reivindicativa tal y como lo dice el consejero de Agricultura, Ganadería y Alimentación del Gobierno de Aragón, Ángel Samper (Vox),
Personalmente no estoy en contra de ello; toda reivindicación
social tiene siempre, además de posibles motivaciones económicas, otras de tipo
ideológico disimuladas, aunque como los que representan a los tractoristas de
la foto se publicita sin complejos. La derecha sociológica española siempre
tuvo bastante complejo en manifestarse como tal, por eso se dice que “cuando
alguien dice que no es de derecha ni de izquierda, es de derecha”. Son
discípulos de don Francisco Franco que decía a la buena gente del pueblo
simpatizante con su régimen: “hacer como yo, no os metáis en política”
VOX ha venido, posiblemente para quedarse y como toda extrema
derecha europea ya no tiene complejos en manifestarse como tal. Con esto no
quiero decir que todos los que se manifiestan con las tractoradas, sean de
extrema derecha; incluso los hay que son de izquierdas, pero parece claro que
los sindicatos agrarios que representan el pensamiento más moderado, europeísta
(aunque sean críticos con la UE), de centro derecha o centro izquierda han
quedado desbordados por las plataformas impulsadas por la extrema derecha;
plataformas que no tienen nada de espontaneas, pues están muy bien organizadas
por un elenco político de concejales y consejeros de comunidades autónomas y
por lo tanto que ocupan importantes parcelas de poder institucional entre los
que se encuentran muchos del PP también cercanos a la extrema derecha
ideológica.
No son apolíticas, pues reivindican cambios en las políticas
agrarias comunitarias, aunque de momento parecen unitarias; pero de
consolidarse este movimiento no tardarán en aparecer fuertes contradicciones entre
ellos, pues aparte de su pluralidad ideológica están los fuertes intereses confrontados
y a veces antagónicos entre los pequeños agricultores y los medianos, los más
afectados y, además, en fuerte decadencia y camino de su extinción si no
cambial la situación (la media de edad de los agricultores en Aragón es de 60
años). Están también los intereses de los terratenientes tradicionales del sur
de España con mucha influencia y dinero; muchos tractoristas en estas comunidades
del sur son asalariados suyos, y algo que me asombra porque apenas se comenta:
las nuevas empresas agroalimentarias y de otra clase que se están haciendo con
las tierras que va abandonando el agricultor tradicional. Unas empresas que,
por ejemplo, se están adueñando de todo el Valle del Ebro y posiblemente se
adueñaran de toda la tierra cultivable de España. Para plantar lo que sea o
para poner marco granjas, placas y molinos de energía.
Estamos asistiendo a un cambio en la titularidad de la tierra
como no se dio desde el Bajo Imperio Romano, donde los campesinos de origen nativo
se endeudaron y la propiedad de la tierra pasó a manos de terratenientes hispano-romanos
(luego visigodos), mientras los campesinos se convirtieron en los “siervos
de la gleba”; fenómeno que dio paso en toda Europa al sistema feudal. Solo
se salvaron los montañeses de la cordillera cántabro-Pirenaica, de Asturias,
Norte de León y Castilla; País Vasco, Navarra y Cataluña; lo que se dio en
llamar, junto a la pequeña nobleza como infanzones o hidalgo con sus
privilegios de casta.
Los intereses del campo y de los que viven de la tierra no
son homogéneos, como no lo son los intereses de los trabajadores por cuenta ajena (asalariados), ni lo fueron nunca, pues no es lo mismo un médico de la seguridad social
que de la privada o una limpiadora; ni un trabajador manual de una pequeña
empresa que un funcionario, ni un funcionario de baja estopa que un ejecutivo; ni alguien que
tiene garantizado su puesto de trabajo con el trabajador que ya no va a poder
salir de la precariedad.
Vamos todos y todas en el mismo barco -se dice-, pero unos
van en primera y otros en la bodega, y los hay que van de galeotes condenados y
remando. Lo mejor es que se preparen los agricultores para lo que viene después
de las movilizaciones; aquellos sindicatos o plataformas mas formadas, con más
experiencia, mejores relaciones con la mayoría de los partidos europeos y más
sosiego estarán en mejores condiciones de negociar, sin que les pueda cegar un
momento de exaltación que suele durar lo que dura un suspiro. A lo peor a favor
de las grandes empresas agroalimentarias y de energía, que son las que tienen
la influencia y el dinero, y ya son, o casi, multinacionales. Estas y los
terratenientes tradicionales no van a salvar a la mayoría de los agricultores y ganaderos que se
está echando a la calle. Y conociendo lo débil que es la UE, y como cambian los
tiempos políticos pues eso.
Los tractores abultan mucho, pero sin querer menospreciar su
protagonismo y el ruido que hacen, en conjunto son muy pocos hoy en día en
España y los no agricultores los miran con simpatía, pero no les van a echar una
mano; que lo sepan también.
Claaaro, mejor estar en el pesebre de tu sindicato. Ya te vale !
ResponderEliminarEl estado, los estados, cumpliendo directrices, van contra sus ciudadanos. Autónomos y microempresas, que es lo que son los tractores que se ven en la tele tienen que ir desapareciendo.
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