Autor: Luis Laín
Nicolau
El mundo ya
estaba revuelto a principios de 2020 y, para colmo, solo le faltaba la pandemia
Covid-19 y los cucharones de algunos políticos para revolver esa mezcla, como
el que utilizó Taro Aso, ministro japonés de Finanzas, cuando declaró hace
pocos días que las personas mayores deben “darse prisa y morir” para aliviar
los gastos del Estado en su atención médica; menudo “pajarito”. Lo he buscado
en internet y parece ser uno de los políticos más ricos de Japón. En 2008,
mientras ejercía como primer ministro, calificó de "chochos" a los
pensionistas que deben cuidar mejor de su salud. "Veo a gente de 67 ó 68
años constantemente ir al médico", soltó en una reunión de economistas.
"¿Por qué tengo que pagar por las personas que sólo comen y beben y no
hacen ningún esfuerzo?”… lo curioso es que Taro Aso tiene 73 años.
Hoy en día los
medios de comunicación nos hablan de la falta de recursos y el exceso de
población con la previsible imposibilidad de aguantar el crecimiento de la
población y el consumo alimentario. Todo eso me ha recordado las teorías de
Malthus y las he repasado porque “mi neurona” algunas veces me juega malas
pasadas.
Malthus alcanzó
la notoriedad académica de forma inmediata en 1798, con su “Ensayo sobre el
principio de la población”, en el que planteaba que el aumento de la población
seguía un ritmo geométrico mientras el crecimiento de los recursos para la
subsistencia crecía a un ritmo aritmético. Como consecuencia, el crecimiento de
la población y de la riqueza tiene un techo natural y que la naturaleza tenderá
a forzar la limitación de la población a través de acontecimientos naturales,
como son el crimen, las epidemias, las guerras y los vicios. También vio la
pobreza como un control natural al crecimiento de la población, creyendo que
personas con pocos medios tendrían menos hijos.
El asunto es que
las dos ideas fundamentales de Malthus resultaron ser equivocadas.
Primero, se han
visto resultados exactamente opuestos en términos de reproducción de los más
pobres. Por razones estrictamente darwinianas, resulta que los más pobres
tienen más hijos que los más ricos.
Segundo, su análisis
geométrico/aritmética sobre el control de la población también resultó ser
equivocada en la realidad por no tener en cuenta el desarrollo humano de los
medios de producción, la división y especialización del trabajo. En cuanto a la
agricultura, Malthus ignoró las mejoras en su productividad, la introducción de
la ciencia en la agricultura, mejoras en los métodos agrícolas, su mecanización
y la introducción de variedades de trigo y otras variedades de alto
rendimiento, es decir, no predijo la revolución verde.
A mi entender,
lo más peliagudo y espinoso es cuando Malthus dice que “la naturaleza tenderá a
forzar la limitación de la población a través de acontecimientos naturales”.
Argumentó que había demasiadas personas pobres “improductivas” en el mundo, por
lo que las guerras, las plagas y enfermedades regulares eran necesarias e
inevitables para hacer que las economías fueran más productivas.
Se oye decir que
el Covid-19 forma parte de una conspiración internacional para reducir la
población mundial y “tocar a más” en el consumo alimentario… o en su dominio.
¿Es posible que
estemos en manos de unos políticos que piensen como Taro Aso y que todos ellos
estén dominados por los “Illuminati”?
¿Existen de
verdad los “Illuminati”?
Me niego a
creerlo, pero…
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