miércoles, 20 de mayo de 2020

Historia y cultura. La cultura del agua en Samper de Calanda desde 1950 hasta la llegada del agua corriente a las viviendas (III).


AUTOR: Miguel Abós Bes

                                                                                                                        Colaboradores:
Ramón Insa Fandos
Luis Laín Nicolau


5.- LA ENTRADA DEL AGUA A LAS CASAS
            En la propia casa había que consumir agua y no había ningún grifo ni manguera que dieran el líquido elemento; en nuestro pueblo tampoco había pozos que permitieran sacarla con cadena, “carrucha” y caldero o con bomba, entonces, ¿cómo entraba el agua a las casas?
            Si el agua era para limpieza de suelos, para beber los animales, fregar la vajilla (en caso de no poder ir a la acequia), lavar la ropa, etc., se utilizaba agua de la acequia, que se recogía en cuezos, lebrillos o tinajas viejas. Las mujeres solían ir a buscar esa agua a las acequias más próximas a su domicilio, con galletas o cántaras viejas, haciendo varios viajes para llenar los recipientes o la suministraban los “aguadores” o los propios maridos con sus carros y cubas.
            Otra cosa era el agua para beber y guisar. Una parte importante se conseguía al recoger el agua de las canales cuando llovía. (Ya he comentado que era un trabajo poco grato, pues había que llevar impermeable o lo más común era ponerse un delantal o mantón por la cabeza y procurando mojarse lo menos posible). ¿Y si no llovía?, era imprescindible que hubiera agua de la manera que fuera. Si provenía de balsas o balsetes, se colaba con una tela antes de verterla en las tinajas, pues siempre aparecían pajas, hojas, ramitas, e, incluso, “cucharones” (renacuajos); sin embargo y, a pesar de todas las precauciones, en el fondo siempre quedaba un poso que convenía eliminar, ya que, en caso contrario, con el cambio de luna, aparecía turbidez. En épocas de sequía importante, se iba a buscar agua al río Ebro a su paso por Escatrón, incluso, me comentaba Miguel Yebra que, en caso extremo su padre se desplazó hasta Oliete. Nunca he oído hablar de traer agua de la Estanca de Alcañiz., pienso que por su ¿poca calidad?
            Las tormentas de verano eran espectaculares, no sólo por el aparato eléctrico, con truenos estruendosos, relámpagos y rayos, sino por el trasiego tremendo en el pueblo, tan pronto como paraba la lluvia.
             Los chicos salíamos a hacer “paradicas”, a lo largo de las calles; preparábamos dos o tres “embalses”, que luego íbamos soltando de arriba hacia abajo, escalonadamente y saltando, entre risas y chanzas, llegábamos hasta otra parte más baja donde te encontrabas con otros que habían hecho lo mismo.
            Los mayores enganchaban los carros con sus cubas y se dirigían a la “airica” en la Ralla de Santa Quiteria-Zanzanolla. Tenían que guardar turno para entrar con el carro en la balsa, arremangarse los pantalones y uno arriba y otro abajo, a través de un “envasador” algo oxidado y con un tomillo que hacía de filtro, llenaban las cubas. Ni que decir tiene, que las mulas podían hacer sus necesidades mientras duraba la operación.
Balsica de Puigmoreno

          Otros sitios que permitían recoger agua, que servía tanto para las casas como para los “mases” eran: El Balsete del Aljibe, la balsica de Puigmoreno, el Balsete de Los Guazaranes, etc... El llenado siempre permitía jugar y remojarse a los hermanos o primos que iban a por el preciado líquido.
            Para beber, se utilizaba el botijo, que mantenía el agua fresca y, además se evitaba ensuciar los vasos y tener que fregar más. Abundando en el tema de la vajilla, en muchas casas, la comida se servía en una fuente grande y cada uno metía su cuchara que apoyaba en un trozo de pan. La tartera o la fuente donde se echaba la comida, siempre, alguno de los comensales rebañaba y limpiaba bien con una miga de pan.
            Cuando se iba al campo para realizar las labores agrícolas, los carros portaban en uno de los laterales delanteros, el “cenacho” con botijo o boteja (especie de cántara con pitorro), eran unos recipientes de esparto con uno o dos huecos con tapas.
            Los trabajadores ferroviarios y algunos albañiles, utilizaban Buyoles, que eran recipientes cilíndricos o troncocónicos de madera con aros metálicos, que mantenían el agua fresca.

6.- LOS DEPOSITOS DE AGUA
Tinaja

          Ya he mencionado que, en una mayoría de viviendas el agua se recogía en tinajas de barro, algunas enormes, con capacidades de hasta 200 litros, y procedentes, de manera prioritaria, de alfareros de Calanda. Cuando se rajaban o perdían agua por alguna causa, se avisaba al “cuenquero” que se encargaba de poner unas “gafas” (pequeños alambres en forma de U con las patillas de escaso medio centímetro), con un original “taladro” marcaba unos hoyetes para su inserción y por, ultimo cubría con una especie de pegamento verdoso que había que dejar secar antes de volver a usar. Un que recuerdo era Enrique Moreno “cuenquero”; también reparaba tambores y bombos (Entrañable personaje en la Semana Santa).
Cántaro

            A mediados de los años cincuenta, se empezaron a generalizar los depósitos para el agua. Solían estar en el cuarto bajo y con capacidades variables, dependiendo del espacio disponible. (En mi casa  sería de unos ¿3x2x2 m? (12.000 litros), pero los había mucho más grandes). Eran de hormigón y cemento fino por el interior. El agua entraba por una canal que recogía una o dos vertientes del tejado, y atravesaba los filtros, habitualmente cuatro o cinco, con piedras de tamaños en disminución; en unos compartimentos pasaba el agua por debajo y en el siguiente rebosaba por arriba; éstos se debían de limpiar cada año, sacando las piedras y lavándolas. Igualmente, cuando el agua del depósito se agotaba, se procedía a limpiar el interior frotando con cepillos las paredes y el fondo. La retirada del agua se realizaba mediante un grifo colocado a ras del suelo y con una pila que permitiera colocar una “galleta”, un botijo o un cántaro. Supuso una solución que ahorraba bastantes esfuerzos, aunque las tinajas nunca se desecharon... por si acaso.
Lebrillo,grapas

7.- LOS AGUADORES
            La llegada del agua a las casas tenía lugar utilizando distintos medios, los que disponían de carro y mulas o burras y cubas se proveían individualmente, o bien las madres o las hijas, acarreando con cántaros y pozales desde la acequia; aumentaban los viajes, si era época de la siega o de la trilla, ya que los hombres madrugaban mucho y/o estaban en el monte acarreando la mies.
            En muchos casas, se contrataban los servicios de una persona que se dedicaba a la tarea de aprovisionar de agua, esta persona se denominaba “aguador” y se encargaba de traerla bien de la acequia o de boca con cubas lógicamente distintas, además ayudaba a descargar en los recipientes que se le indicaba. A veces, y en calles estrechas, se interrumpía el paso de otros carros y había que acelerar.
Depósito

                        En nuestra vivienda y por la profesión de mi padre, el agua “buena” procedía del tanque al lado de la estación, que llegaba allí en vagones-cisterna para llenado de las calderas de las máquinas de tren de vapor y para el consumo de los trabajadores de vía y obras como para que los viajeros dispusieran de agua en las esperas del tren. El agua procedía de manantiales de la Archentera.
            Recuerdo al tío Emeterio Gracia como uno de los más dedicados a ese trabajo. También el tío Esportonero, tío Gargallo (pejo).
            Se utilizaban los argados de mimbre para llevar cuatro cántaros a lomos de una caballería.

8.- LAS AVENIDAS EN EL RIO MARTIN Y LAS INUNDACIONES EN EL PUEBLO.
            El agua era siempre bien recibida, pero, cuando llovía de manera torrencial causaba daños y destrozos, no sólo en las huertas, sino también en los secanos. Las fuertes tormentas o los temporales permitían que las balsas y balsetes se llenaran o medio llenaran, sin embargo al correr las vales se desprendían piedras de los ribazos y se producían barranqueras, que luego había que reparar; no me puedo olvidar de los ya maltrechos caminos, pues aumentaba la dificultad de movimientos de los carros y máquinas de segar. Hay que reconocer que la más perjudicada era la huerta, pues con las riadas se inundaban muchos campos y al aumentar el nivel del río, desde Pompeya hasta La Mena entraba abundante barro y grava. Para mí, era un espectáculo ver si el agua del río cubría o no la Peña del Pozo Mariel, además de ser un indicativo de daños.
            La construcción de “cuchillos” para desviar el curso del rio en las avenidas, la tala de alamedas y también “el cambio climático” ha hecho que sean escasas las afecciones por las avenidas del río Martín. Ahora bien, el abandono por parte de la Confederación Hidrográfica del Ebro en la limpieza de las riberas es causa del desinterés por crear zonas de esparcimiento e, incluso, podrían ocurrir inundaciones importantes.
            Dentro de la población, la zona más vulnerable era el Barrio Bajo, pues las alcantarillas de la carretera se cegaban alguna vez y causaban inundaciones en las cuadras de esas casas lo que obligaba a sacar con urgencia tanto las caballerías como los cerdos y otros animales. Se ampliaron esas alcantarillas y el cuidado posterior ha evitado dificultades.
            Igualmente era un asunto de gran importancia la limpieza de las alcantarillas en la carretera desde la “herrería” de Baquero hasta el Hortal.

9.- FUENTES, BALSAS, BALSETES Y POZOS EN SAMPER DE CALANDA

9.1.- FUENTES Y LAGUNAS
• Santa Quiteria
• Zanzanolla
• Fuente de Punton
• Lagunas de Valdellego (2)
• Marga
• Profeta
• Fuente paloma
• Tollas del reguero (tortugas autóctonas)
• La Costanilla

9.2.- BALSAS Y BALSETES
• Balsa de L’Airica
• Balsa del Plano de la Ortosa
• Balsa de las Corcelladas
• Balsa de los Ganados
• Balsa de la Pila Plana
• Balsa de Cuartana
• Balsicas de Cuatro Cuernos
• Balsica de Alcañiz
• Balsete de los Carpinteros
• Balsete del Mas Nuevo
• Balsete de Fotea
• Balsete de la Marga
• Balsete Viejo
• Balsete de Magallón
• Balsete de Tripeta
• Balsete de las Peñas
• Balsete del Servoso
• Balsete de la Mollata
• Balsete del Aljibe
• Balsete de Guazaranes
• Balsete de Carabazuelas
• Balsete de la Pelegrina
• Balsetes del Corral de Val de Cantarillo
• Balsete del Reguero
• Balsete de Codalbo (Mases)
• Balsete de Joaquinico
• Balsete de Falo
• Balsete de Inocencio (Atalaya)
• Balsete del Aguardientero
• Balsete de los Lobos
• Balsete de Muerdemachos
• Balsete de Rainica (Sardon)
• Balsete de Capa Negra
• Balsete Figote (Mas de Marco)
• Balsete de Navarro
• Balsete de Pataco (Sasico)
• Balsete Mengranera
• Balsete Mases de la Mengranera
• Balsete de Galicia
• Balsete del Rincon Cerrado

9.3.- POZOS
• Pozos de los Carpinteros
• Pozo de la Loma
• Pozo Val de la Figuera
• Pozos de la Marga (3)
• Pozo del Saso (Julian Calvo)
• Pozo de Simon (Peñoso)
• Pozo del Aljibe
• Pozo de Manolico Falo (Gemelos)
• Pozo de Cebadero
• Pozo del Corral del Pelao
• Pozo de la Mora
• Pozo de Galicia
• Pozo del Corral de Rozas
• Pozo del Masio (Val de Calvadores)
• Pozo del Corral de las Planas
• Pozo del Mas de Guardia

9.4.-OTROS PUNTOS DE INTERES RELATIVOS AL AGUA
• Pila el Melon (Servoso)
• Pila el Zapato
• Pila del Jinebro
• Pilica de los Frailes

2 comentarios:

  1. Buenas tardes Miguel y compañía, enhorabuena y gracias por el serial, sin duda muy instructivo para las nuevas generaciones. Os propongo uno similar para la llegada del regadío a la ribera del Martín, azudes, caños y paradas; pasando por el abandono progresivo de labores de mantenimiento, concentraciones fallidas comenzando en los ochenta y llegando hasta la última, que de primera mano la puedes explicar y sino siempre te puede echar una mano Alejandro. Lo dicho, muy agradecido y un saludo

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    1. No me gusta contestar anónimos, y pareces quieres meter el dedo en la llaga del tema regadios en que jugaste un papel ¿tan positivo?.

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