lunes, 27 de septiembre de 2021

ArtiCulo. Pagar las bolsas de plástico en el mercado para no contaminar.


          Decía la genial Lola Flores, por allá el siglo pasado, que desprenderse de una peseta no era nada para un español o española, pero si todos se la daban a ella, le harían millonaria (por entonces éramos 30 millones los súbditos de la Piel de Toro y 30 millones de pesetas era mucho.
          Ahora el comercio ha conseguido lo que no pudo la Lola Flores y que tanta risa causo: ¡el que le demos unos céntimos de euros a los grandes almacenes por una bolsa de plástico cada vez que vamos a comprar, que antes la regalaban! Y, además, que estemos contentos por haber cumplido con la obligación de salvar al planeta (la tierra y los mares) de la contaminación de residuos no biodegradables. Es para que la gente pobre se lleve su bolsa a la compra, supongo, porque yo, que soy rico todavía, pago la bolsa de plástico pues no consigo acostumbrarme a ir con la capaceta o la canastilla a la compra; me han mal acostumbrado, soy una víctima irrecuperable del consumismo alienante pero ya no estoy en edad de curarme; eso sí, pago la bolsa y por lo menos tengo la conciencia tranquila.

          Cuando era joven todo el mundo iba a la compra con su bolsa, capazo, capaceta, canasta o un paño ropero en la que ponían de todo y que luego se ataban las 4 puntas de dos a dos. Los hombres para comprar no le hacían asco a este pañuelo o coger la canasta si era a por el pan, aunque los había que no se atrevían y cogían un saco para ello pues los otros útiles eran como muy femeninos y podían dudar de su hombría.
          Recuerdo a los abuelos (generalmente solteros o viudos), que todavía usaban la “banda” (faja), en la que ponían el pan y otros productos comprados en la tienda de ultramarinos. Les cabía todo, y eso que llevaban también el moquero, el tabaco, el chisquero y posiblemente la navaja.
          No sé qué intentan con eso de cobrar las bolsas (supongo que desgrava), pero en los grandes almacenes está casi todo en bandejas de plástico, cubiertas de plástico; hasta el ternasco, que el otro día compre bajos para hacer un guiso a la pastora; la verdura también y si no lo está, puedes coger bolsas de plástico para ponértelas tú, que te dejan coger lo que quieres, pero se “sirva usted”; así se ahorran dependientes, que no son tontos. Si llueve te dejan bolsas de plástico para que metas el paraguas y no ensucies el suelo con el goteo (¿las harán pagar también?).
          Casi todo lo que compro lleva plástico; el envase del detergente es de plástico, el del suavizante también, la botella de aceite lo mismo, el agua mineral, etc. He ido a la farmacia y las pastillas están encapsuladas en plástico, que naturalmente desecho y no me tomo el envoltorio. Las tiro ya en una de las cuatro bolsas de basura diferentes que tengo y ya me han dicho que tengo que diversificar más, incluso me quieren dar una tageta de plástico para abrir un contenedor especial en el barrio para tirar no se el que, debe ser algo con radioactividad porque las pilas y el aceite ya los tiro en su sitio; pero he visto a individuos que salen con los perros a pasearlos y les recogen las cacas con guantes de plástico, eso los que no son marranos. Fíjate, los que son marranos son más naturalistas y las dejan sin recoger, sin embargo, los pueden multar. Paradojas de la vida. A veces es que nos obligan a utilizar el plástico y luego no quieren que lo uses.
          Tendrán que hacer bolsas de papel para las cacas de los perros y pañales biodegradables. Antes los envases de polvos de talco eran de cartón, pero hace poco compre uno de ellos, que hacía años que no usaba (que soy muy dejado) y he podido comprobar que el envase está plastificado, ¿Por qué? Si casi es de usar y tirar.
          Me he plastificado la tarjeta dorada de Renfe para los pensionistas y me pregunto si será delito ecológico. Pero si no lo hago no me aguanta un año el llevarla por la cartera. También el papel moneda parece que está plastificado ¿o es fobia mía ya? Antes se degradaba y había que gastarlo enseguida. Ahora no sé si me he vuelto más tacaño o que, que noto que se desgasta menos. También las tarjetas de bancos y supermercados son de plásticos; las revisé y tenía casi tantas como cartas la baraja española; me las he quitado casi todas, solo me he dejado 1 del banco; la de la SS, la de la gasolinera, que descuenta; la Dorada de Renfe, la del transporte urbano, la del dentista, la de mi sindicato, una del Consejo Aragonés de las Personas Mayores que te hacen un descuento en los viajes y te dan bocadillo, la del club de Futbol de Samper y la del Corte Ingles, que no me la quieren anular. Menos mal que la del abono de las piscinas del pueblo no es de plástico, espero que siga así, y que las otras asociaciones del Samper y cofradías no hagan tarjetas de plástico porque costará mas el hacerlas que lo que pagamos por pertenecer a ellas, y no seremos ecologistas.
A ver si dejamos de consumir plásticos; aunque a mí, como decía uno de Samper, que trabajaba en Endesa, cuando le decía yo que la central térmica de Andorra contaminaba: ¡Pero si les va todo el humo a los de Castellón! -me contestaba-…, pues eso.

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