La
Organización Mundial de la Salud (OMS) a
confirmado que los esfuerzos con la pandemia de la muerte no están
dando sus frutos, según ha confirmado en rueda de prensa la
directora de dicha organización.
La misma
ha afirmado que “los últimos datos aseguran que la tasa
de mortalidad sigue estando cercana al cien por cien”. Solo
se han salvado dos pero fue en la antigüedad; un tal Jesucristo, que
era Dios, a lo mejor porque solo tomaba pan, vino y peces que le
pescaban sus apóstoles, pues era medio vegetariano, y Lázaro, que
era pariente del mencionado Jesucristo y lo resucitó a pesar de que
comía carne (tocino no, que era judío).
Parece
ser que la culpa la tienen las carnes rojas y entreveradas, entre los
que sobresalen los curados catalanes (los peores), el ibérico de
Extremadura, la vacas gallegas y asturianas; el gorrino aragonés
(denominación de origen) y la Rasa aragonesa. En general, son
mortales: los chorizos españoles (incluida la chistorra), sin
olvidar la panceta, longanizas, torreznos, morcillas, etc., y también las
tortillas y los fritos (adiós a los almuerzos joteros); igualmente
las hamburguesas, incluso las de Hamburgo o peor aún las de los
macdonads que llevan trilita y grasas del petroleo; los chuletones
vacunos de texas y los perritos calientes de Arizona.
Para la
OMS, el dato “ha supuesto un jarro de agua fría; parece que se
confirman las previsiones de un escritor antiguo cuando afirmaba en
sus pasquines aquello de: “Se
muere el Rey, se muere el Papa y de morir -redios-, nadie se escapa,
etcétera...
¿Hasta
cuándo va a durar esto?”, se ha preguntado en voz alta y con los
ojos arrasados en lágrimas, la directora general de la OMS, Margaret
Chan.
¡Y la
gente aun se ríe y lo celebra!
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