miércoles, 1 de octubre de 2025

Historia y Cultura. Francisco Suárez

 El Ruedo Ibérico

El 25 de septiembre de 1617 murió el granadino Francisco Suárez, conocido como “Doctor Eximius”, teólogo, filósofo y jurista jesuita. Una de las principales figuras del movimiento de la Escuela de Salamanca, fue considerado uno de los mayores escolásticos, junto a Francisco de Vitoria, del pensamiento de la llamada primera globalización.

También fue uno de los primeros occidentales modernos en tratar el contrato social. Su trabajo se considera un punto de inflexión en la historia que marca la transición de la escolástica a la filosofía moderna. Según Christopher Shields y Daniel Schwartz, «figuras tan distintas entre sí en el lugar, el tiempo y la orientación filosófica como Leibniz, Grocio, Pufendorf, Schopenhauer y Heidegger encontraron razones para citarlo como fuente de inspiración e influencia».

Enseñó en prestigiosas universidades como Segovia, Valladolid, Roma, Alcalá de Henares, Salamanca y Coímbra. Su vastísima obra fue objeto de estudio en universidades europeas durante siglos. Su “Disputaciones Metafísicas” es su gran obra filosófica capital, considerada una enciclopedia de la escolástica y una investigación sistemática de la metafísica. Fue un texto fundamental en muchas universidades europeas. El impacto de Francisco Suárez fue enorme, influyendo tanto en la filosofía moderna, especialmente en pensadores como Descartes y Leibniz, como en el pensamiento político de la Ilustración.

Su tratado "De Legibus ac Deo Legislatore" (Sobre las Leyes y Dios Legislador, 1612) es clave. Desarrolló ideas avanzadas para su época sobre el derecho de gentes (antecedente del derecho internacional), la ley natural y la soberanía popular (la autoridad es dada por Dios al pueblo, no directamente al rey), que tuvieron gran influencia en las ideas de la emancipación en Hispanoamérica. Ahí se encuentra ya la idea del contrato social, y realiza un análisis más avanzado que sus precursores del concepto de soberanía: el poder es dado por Dios a toda la comunidad política y no solamente a determinadas personas, con lo que esboza el principio de la democracia contra cesaristas, legistas, maquiavelistas y luteranistas.

Defendió que el monarca detenta el poder con límites y en función del bien común. Justificando la resistencia civil e incluso el derecho a destronar o deponer al tirano (aquel que usa el poder para su propio fin y no para el bien común).

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