Leo en este mismo
diario la historia de Víctor Mur, un chaval que con tan solo 24 años tiene en Samper de Calanda,
localidad con algo más de 700 habitantes, su propio circuito de carreras. La
historia de Víctor, su tío y su padre es un claro ejemplo de lo que se llama
técnicamente «decrecimiento inteligente», que consiste básicamente en ordenar
el decrecimiento y que tiene cuatro pilares básicos. Uno de ellos, la
imaginación, es el que llevó a estos dos hermanos a construir este circuito de
carreras gestionando espacios en desuso, que no solo ha creado empleo, sino que
atrae clientes y genera economía en una de las provincias de España, Teruel,
con una mayor tasa de despoblación. Solo por delante Soria.
Víctor nació en Premià de Dalt, Barcelona,
pero siendo niño se trasladó a Samper, el pueblo de su abuelo, junto a su
familia. Atrás dejaban un municipio de casi once mil habitantes y una empresa
de electricidad para hacer realidad un sueño en un municipio de 720 habitantes:
construir un circuito de carreras. La aventura comenzó en 2007 y en 2011 el
circuito abrió sus puertas y hoy Víctor y su padre imparten clases a todo aquel
que quiera aprender a derrapar, conocer los límites de su coche o mejorar su
capacidad de reacción ante imprevisto en al carretera y todo ello con un único
objetivo: crear una cultura del motor que tiene que entenderse como una
disciplina donde la educación es primordial. Víctor en la actualidad cuenta
con 182.000 seguidores en redes sociales, es el creador del método drift y,
al igual que su padre y su tío, sigue soñando y, si bien el circuito ocupa
ahora 22 hectáreas de terreno y dispone de tres pistas, Víctor sabe que el
proyecto se hará más y más grande, y Samper de Calanda será una referencia en
el mundo del motor.
¿Sirve una bufandita para
curar el asma? No. Pero consuela y evita un catarro mayor que enfurezca más al
asma que es caprichosa y no avisa. ¿Salvan Víctor, su padre y su tío a Teruel
de la despoblación? No, pero su proyecto es un balcón abierto de probabilidades
hechas realidad que a otros pueden hacerles imaginar nuevos sueños que tomarán
vida lejos de las grandes ciudades, los centros de datos y el ruido. Solo el
Cabezo del Calvario y sus cañones y barrancos con su Pozo de Turmera.
Ángela Labordeta


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