Una de las extravagancias propias de la “Reforma Política”, quizá inevitable, dadas las peculiaridades e idiosincrasia de nuestra “piel de toro” es que tengamos dos festivos en medio de una semana: la dedicada a la Purísima Concepción y otra a la Constitución; la primera religiosa en un país aconfesional pero donde las festividades de la mitología religiosa católica están muy arraigadas; la otra laica, con poco arraigo popular en España pero donde se va consolidando la onomástica, porque somos demócratas de toda la vida y sentimos las fiestas seculares con la misma pasión intrínseca que las católicas.
Lo festivo, en España, tiene mucha solvencia y dignidad; a la gente sea creyente o no; creyente practicante, beata o no; agnóstica, atea o librepensadora, le molan los festivos; no importa que sean la Semana Santa o los carnavales (que también son santos aunque de la mitología pagana); el Corpus o la Cinco Marzada; la fe por los festivos es trasversal, no tiene ideologías mal que les pese a los ideólogos religiosos, laicos o anticlericales; la fe en los festivos va a misa y se tornan tradicionales aunque su implantación sea de hace cuatro días. Si son añejos mucho mejor, como el buen vino, aunque las impusiera la Santa Inquisición. Hace tiempo, un amigo mío ateo confeso, clamaba contra las fuerzas vivas del Reino de España por haber quitado de festivo el día de San José; lo consideraba no una herejía porque es irreligioso, pero si un desafuero, un atentado a la tradición y supongo que a los santos, a las vírgenes y a su pasión fiestera, porque otra no tiene.
Los padres de la Patria
no se atrevieron a eliminar una de estas dos celebridades: la Purísima o la
Constitución, que yo llamo (con todos mis respetos), la semana de la “Purisma
Constitución”. Ya es diciembre un mes lleno de festivos con la Noche Buena, la Navidad y la Noche Vieja, por lo que algunos sectores de la patronal hubieran
querido que se eliminara alguno de estos días (o la Purísima o la Constitución),
como querrían eliminar el Jueves Santo, pero se han encontrado con otros
sectores de la patronal, sobre todo de la hostelería, que se opuso radicalmente
a que se eliminaran festivos; aún querían más, sobre todo ahora que pagan igual
las horas extras que las ordinarias o no las pagan. Tampoco los políticos están por la labor pues es enormemente impopular e irreverente el quitar festivos.
Donde vamos a ir a parar con tanta fiesta que solo trabaja la hostelería por que el comercio no termina de arrancar en festivos, la agricultura y la ganadería, que trabajaban también, ya casi no hay porque cade vez hay menos fruta u olivas que coger por que la traen de Marruecos, Argentina, China o el país de los judíos (quien lo iba a decir), ni se siega a falç ya, y pronto ni con cosechadora, y los pastores cada vez hay menos o guardan fiesta los domingos (o los sábados), como manda Dios y Alá (que son el mismo pero no se hablan). El trasporte ya vemos que no se ve en festivos por la carretera. Yo no lo sé (donde iremos a parar), ni me importa, porque soy pensionista y hago los puentes que me da la gana; tengo el puente más largo que el que han hecho los chinos en el delta del Rio Perla (que no sé cómo se dice en Mandarín), pues los chinos hacen los puentes larguísimos, y no como el Pabellón Puente de la Expo en Zaragoza que además de corto no sirve para pasar el Ebro, que no se que puente es ese. por ejemplo: como cuando el Royo del Rabal no podía pasar el Puente de Piedra de Zaragoza, solo que entonces era la “arbolera” quien se lo impedía y con que le diera la mano una niña arrabalera lo solucionaba, y eso que bajaba más agua que ahora.
Nunca terminamos de hacer bien las cosas. Los chinos, que tampoco son tan listos como parecen, hacen puentes de quilómetros y quilómetros para que la gente llegue antes que yendo en barca al
trabajo y trabajen más, pues tampoco les pagan las horas extra ni guardan fiesta porque allí no es pecado el no santificar las fiestas, son así de brutos y herejes; la mezcla diabólica
de confucionismo, taoísmo, capitalismo de estado y marxismo-lelinismo
pensamiento Mao Tse Tung, ha hecho estragos en China.
Felices fiestas de la Purísima y de la Constitución, y excomunión para los que trabajen esos días.
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