viernes, 13 de agosto de 2021

Charrada. Los malos y buenos políticos que nos gobiernan.

 

Las reuniones de amigos, de familiares o en las terrazas de los bares a pesar del aumento de separación entre mesas, te permiten ser partícipe de conversaciones con las que los satisfactorios usuarios veraniegos se conceden para llenar buenos ratos de asueto veraniego. Con frecuencia, y casi siempre para mal, salta la política en la conversación a pesar de que casi todo el mundo somos apolíticos (eso es lo que dice la mayoría).

Cuando el asunto de la política sale a colación, se acaba más pronto que tarde y con el consenso de todos, con la propuesta de síntesis del debate apenas empezado con eso de: "a fin de cuentas, los políticos, son todos iguales, mentirosos y chorizos". Uno no ha sido nunca partidario de asignaciones contundentes de cualidades, mucho menos de las de connotaciones peyorativas. Tengo una idea bastante superior a la media ciudadana, de las cualidades mentales y de gestión de los políticos. De sus atributos morales, sería otra cosa. Pero que no son tontos, estoy convencido. Ni ellos ni quienes le votan. Lo que pasa es que los políticos y políticas, defienden grupos sociales, corporativos, lobbies, etc., diferentes, y a los que no defienden los nuestros, o creemos que no los defienden, les llamamos sinvergüenzas, cabrones, tontos del culo, malos gestores y demás. Decimos que no nos representan, y a lo mejor tenemos razón, porque si no nos representan y les votamos es que estamos idiotas, “alienados o enajenados”. Por lo general nuestros políticos son representativos. Como decía no se quien: si hemos elegido un tonto para que nos gobierne, es que estamos bien representados. Lo mismo podría decirse de los políticos corruptos; si hay muchos diputados y gobernadores corruptos en España es porque estamos bien representados. No nos quejemos.

De todas maneras, repito, yo creo que ni los partidos ni los políticos son tan malos como los ven quienes son del equipo contrario, ni los partidos con los que simpatizamos están dotados de tantas buenas virtudes como creemos. Los políticos no son malos ni buenos; pues eso de lo bueno y de lo malo es un concepto relativo que cada cual lo valoramos según nuestra escala de valores y no puede ser que la mayoría de la ciudadanía piense que la mayoría de los elegidos sean malos, porque no es coherente con la realidad.

Yo creo que los/as electores votan a quienes defienden sus intereses; no estamos ya en la España caciquil y subdesarrollada del siglo XIX y principios del XX. Los ciudadanos y las ciudadanas pueden ser egoístas e insolidarios, que lo son con frecuencia; el hambre en el mundo lo dejan en un segundo plano o les importa poco, o nada. Lo que importa a la mayoría son sus intereses personales e inmediatos; somos gremiales y corporativos, y obramos en consecuencia; “el cuerpo electoral” no es idiota ni está enajenado; es practico, posibilista, oportunista y pragmático. Ya sé que decir que los políticos españoles no son tontos o mediocres y que quienes votan contrario a lo que votamos “nosotros” no están manipulados o enajenados, es políticamente incorrecto; no encuentro a nadie que esté de acuerdo con esta tesis mía tan original, ni entre los míos, pero es lo que pienso. Por eso es original aunque parezca un poco idiota.

Que conste que no entiendo de política pues soy de los pocos que casi siempre vota a partidos minoritarios y políticos que pierden las elecciones. Pero respeto a quienes las ganan (que, indudablemente, son más listos que yo porque aciertan -y porque no me queda otra.). Eso es la democracia, que es el régimen político más imperfecto de todos. Yo preferiría uno más eficaz como el chino, por ejemplo, pero a ver quién es el guapo que lo implanta sin elecciones con lo poco serios que somos.

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