Artículo. El arte de la política que muchos que muchos/as, no entendemos.

 

A veces nos escandalizamos por la actitud de la gente por su irresponsabilidad, por su falta de raciocinio e indisciplina egoísta a la hora de enfrentarse a las normas de las autoridades sanitarias para evitar la propagación de los contagios producidos por el Covid (o la Covid), que no se si es un virus femenino, masculino o transgénero). Pero la mayoría del personal es racionalista. Lo ha demostrado cuando el gobierno, por razones harto sospechosas, quiere que quienes se pusieron la primera dosis con la “AstraZeneca”, que es la vacuna más barata, quieren que la segunda dosis se la pongan de otra.

La inmensa mayoría, incluida la gente joven, quiere que le pongan la segunda dosis con la misma vacuna que la primera, a pesar de los catastrofismos que le atribuyen a la susodicha vacuna barata; que si trombos, que, si salen antenas por las orejas, etc.

¿Por qué ese empeño en desprestigiar la” AstraZeneca” si es mucho más barata que las demás? Las autoridades sanitarias internacionales minimizan su riesgo, y en todo caso, con efectos secundarios similares a las otras. Yo barrunto buenas comisiones a cargo de las farmacéuticas careras, o “piensa mal y acertarás”. Si hay otras razones nuestro gobierno no lo dice y hace muy mal, y eso que yo soy defensor de este gobierno, pero no puedo entender ese empeño en que no se ponga la segunda dosis de las “AstraZeneca”; mientras no me den razones convincentes pensaré mal, aunque no acierte.

Otra cosa es lo de la luz. Se privatizaron las grandes compañías monopolistas y ahora son oligopolios, que es peor. Los jefes que las privatizaron (don Felipe y don José María), están fijos en plantilla sin ir a trabajar y con sueldos de ejecutivos (sabían lo que hacían), además las compañías cobran un porcentaje del recibo para amortizar, a la larga, lo que les costó la compra. Yo voy a lavar y a planchar por la noche, mientras veo una serie grabada de “la que se avecina”. Con la edad se duerme mal y matamos dos pájaros de un tiro. ¿Qué creían que iban a poder con nosotros?

Luego está lo de los indultos; se amnistió a franquistas confesos y rebeldes sin causa (a mí me dejaron sin efecto, con la amnistía, una denuncia por manifestarme en Tudela contra el polígono de tiro de las Bardenas Reales); se indultó a Tejero y a los golpistas malos a los que al final el Rey de las Españas los dejó tirados por tontos útiles; se han indultado a terroristas vascos y terroristas de Estado, a corruptos (muchos), por el PSOE y el PP. Lo de ahora de los indultos hacia los políticos catalanes es “peccata minuta”. Con Puyol no se atreven a “enchironarlo” porque caerían muchos patriotas españoles; ya lo dijo “el padrino catalán”; si agitan el árbol, caerán muchas hojas. Y ahí está el árbol, erguido, aunque sus pimpollos ingenuos e inmaduros del “Proces” están en la cárcel. Pero saldrán, porque no hay salida ni para el “proces” ni para los “antiproces”. La política es el arte de hacer la guerra por medios pacíficos, y de esto se saldrá como se ha salido del problema vasco, a no ser que se quiera balcanizar España, que todo puede ser. Yo espero no verlo.

Que abaraten las vacunas y no sea un negocio especulativo con las patentes, que venga la luz, pero barata, y que se cobre lo que se gasta, y que el Estado a quien le de monopolio y subvenciones que les imponga obligaciones que pueden hacerlo si no están comprados los políticos, o que se vuelvan a nacionalizar como hacían los fascistas de antes (los de ahora son tontos) y los comunistas, o hacen los países democráticos de Europa. 

Y que no nos quiten la pensión, claro.