El escándalo que ha suscitado el que el gobierno haya conseguido este jueves sacar adelante en el Congreso de los Diputados la convalidación del real decreto de medidas urgentes para la modernización de la Administración Pública aunque por la mínima (170 votos a favor, 126 en contra y 52 abstenciones), gracias a la abstención de VOX y con el voto en contra de supuestos amigos del gobierno como ERC, demuestra dos cosas; la primera es que los medios de comunicación, los partidos políticos y la gente en general no saben todavía lo que es la política convencional dentro de un marco institucional democrático al que supuestamente pertenece España.
El segundo es que la mayoría de los
españoles y españolas no nos hemos enterado de que España es plural y diversa,
desde el punto territorial, ideológica y cultural, y que el Parlamento actual
es representativo de esa población. Cada vez que se aprueba una ley, los
perdedores se vuelven majaras y acusan a los ganadores de traidores, inmorales
e intentan quitarle legitimidad a lo aprobado, y lo peor; criminalizan a los
ganadores, consideran tontos del culo a los minoritarios que facilitan la
aprobación de una ley, o les califican de “tontos útiles”, cuando a lo mejor lo
que son es unos “listos útiles” que hacen o dicen lo que les pasa por las
narices (y quien sabe si lo que quiere su electorado). En las próximas
elecciones ya veremos quién es más listo; no voy a decir más coherente porque
en la política institucional eso no existe en democracia. El electorado
ilustrado suele penalizar la falta de coherencia de sus representados, pero el
electorado poco formado suele sucumbir a la demagogia.
Hace pocos días le preguntaron a Pablo Iglesias si se fiaba de Sánchez y contestó: en política no puede uno fiarse de nadie. Le criticaron por ser sincero.
Es así, no le demos más vueltas, y quienes
no se han enterado de como son las cosas en democracia (la dictadura no la
recomiendo), no “se van a comer una rosca”.
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