viernes, 8 de enero de 2021

Artículo. La verdad verdadera es la que está debajo de la corbetera.

 


En Gran Casa y el Corte Ingles todo el mundo va con mascarilla, pero a determinadas horas los espacios están totalmente masificados y nadie guarda las distancias de seguridad; se atropella el personal, mientras que en los pequeños establecimientos sí. Se guarda rigurosamente las medidas de seguridad. En los bares del barrio donde voy a tomar café la gente (salvo algún caso aislado), siguen las normas. El mayor número de contagios se siguen dando en las residencias.

El sistema residencial ya era precario antes de la pandemia, ahora lo es totalmente, pero como quien se muere son mayores que ya están amortizados por el sistema económico e, incluso, por sus familiares, apenas causa escándalo ¿Qué pasaría si los miles de mayores que se están muriendo en las residencias fueran niños, adolescentes o personas de mediana edad? Antes los mayores eran los reyes de la familia; ahora se cuestiona, incluso, que cobren buena pensión. Naturalmente las residencias más precarizadas son donde se dan mayores casos de fallecimientos por Covid. Los políticos de elite de Aragón llevan a sus familiares a "la Romareda", que es pública, está en Zaragoza, es muy buena y barata. Siempre ha habido clases.

Yo diría que después de las residencias son los centros comerciales donde se dan mayor número de contagios, pero es una intuición sin ningún conocimiento científico como la mayoría de las opiniones que se oyen de los paisanos, que nos hemos convertido todos en expertos en pandemia. Oigo a científicos expertos profesionales opinar por la televisión y cada uno o una de esos expertos dicen algo diferente y contradictorio. A veces pienso que tienen afán de protagonismo o les pagan por salir en pantalla. Cuando varios científicos o médicos discrepan en sus opiniones, estas no pueden considerarse científicas, solo son teorías. Así que creo lo que quiero creer que para eso yo también tengo opinión.

Un compañero mío antivacunas que se dice “librepensador y de izquierdas” me dice que estoy enajenado por las multinacionales farmacéuticas que nos tienen idiotizados y que "no hay más ciego que el que no quiere ver", que este gobierno (el central) es asesino porque engaña a la gente. Yo le digo que el que está enajenado es él y le digo que se quite las gafas de color que se ha comprado en los chinos, que no están homologadas científicamente. Me contesta: tu sí que estás viendo con las gafas que te venden los chinos (también me las compro en los chinos que son más baratas), que son -los chinos, insiste- los que han tirado el virus para apoderarse de Occidente. Si es antisistema, y de izquierdas, que más le dará que se apoderen los comunistas chinos de Occidente -me pregunto-, pero tampoco los quiere.

Alemania y Portugal que presumían de tener pocos contagios ahora están a la cabeza, e igual le pasa a Madrid que de la cola ha vuelto a subir entre los primeros, y Aragón que estaba a la cabeza en España ahora está por la cola, aunque también empeora. Hay quienes dicen que tiran polvos como aquellos de pica-pica. De manera discriminada, pero ¿quién? ¿Por qué no vacunan en las autonomías ahora que tienen las vacunas? Misterio. Misterio o que tenemos poca paciencia. Yo (que también soy algo paranoico y paracospiranóico.), creo que hay boicoteo predeterminado a algunas decisiones del gobierno, a las autoridades europeas y a la propia Organización Mundial de la Salud. No me extraña, si hay políticos con título universitario y periodistas que cree en las teorías conspirativas; es decir que los EE.UU. (no los de Trump), la UE, China, Israel, la OMS, la ONU, las multinacionales de la farmacia, los dueños de las redes de Internet, el Papa actual, la socialdemocracia traidora y la masonería internacional, se llevan la más de bien, forman un poder unitario y a la sombra -aunque lo disimulan para engañarnos a todos-, y persiguen el mismo objetivo: matar a un montón de la población, que estamos muchos y ya no hay ni habrá trabajo para todos (y todas); hacerse millonarios con las vacunas, que se repartirán  las perras entre ellos; meternos un chip en el cerebro para saber dónde vivimos y controlar nuestros movimientos.

Putin, el presidente de Rusia también está entre los cospiranóicos y grita ¡Dios, Patria y Muerte! contra los malvados del mundo mundial que les tiran los polvos pica-pica para acabar con el ejército rojo que ahora es algo amarillo, porque bendicen a las tropas los popes de la iglesia ortodoxa (si Lenin levantara la cabeza). Pero no dice quiénes son, que igual son del inframundo o extraterrestres. Dice que los conoce ¡Pues que lo diga! Que ya se parece a Pujol.

Pero, a mí, ¿qué me puede importar, a mi edad, que sepan donde vivo o que me controlen? Morir que me dejen de los últimos, con tal que me paguen la pensión, y para eso necesitan saber dónde vivo pues el banco y la Seguridad Social necesitan conocer mi domicilio y si me pongo un aparatico de esos que nos venden para que nos controlen a los que vivimos solos pues que viva el Gran Hermano y los illuminati. Pobrecicos los que no tienen nada y los tienen descontrolados en el Tercer Mundo y en los campos de refugiados olvidados de Dios y del demonio. Y si me meten un chip, a lo mejor me solucionan la demencia senil. Con tal de que no me hagan monárquico o renazca alimaña en la próxima reencarnación, que me hagan lo que quieran.

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