Trifulca en el parlamento turco |
Dicen
también que somos la vergüenza de Europa y de todos los países democráticos.
Quienes dicen esto ¿se lo creen de verdad? Porque si se lo creen demuestran estar bastante desinformados. Desconocen las sesiones de países como India, tanto de
su parlamento nacional como los de los estados, chillones donde los haya; de
países tan serios como el británico y el japones, donde a veces se ha “llegado
a las manos” y ha tenido que ir a urgencias algún parlamentario. Desconocen
también la historia de los parlamentos de las naciones iberoamericanas y del
propio parlamentarismo español, las pocas veces que ha habido democracia de
verdad (en la Restauración Borbónica del siglo XIX era todo paz y buena armonía),
pero aquello no era una democracia como todo el mundo sabe y denunciaba don
Joaquín Costa. Las Cortes franquistas eran tranquilas, se hablaba muy bien y nadie desentonaba, pero eso no era democracia.
Cierto
que antes se hacía con más clase; con un lenguaje más sofisticado y aristocrático,
como los parlamentos de estamentos de la Edad Media; ahora es todo muy
barriobajero y es curioso que la derecha política sea la que más ha perdido el
estilo clásico de clase y la que más ha adoptado el barriobajero. No deja de
ser sorprendente; o se ha modernizado mucho la derecha o está en decadencia. Yo
creo que ambas cosas. Pero al parlamento se va a confrontar; a reñir, aunque no
sea en el sentido literal de la palabra, y a “darse de hostias”. ¿No decimos que
cobran mucho los parlamentarios? Pues que se ganen el sueldo. Y los periodistas
que no se escandalicen. En toda nación hay distintas ideas y distintos
intereses; algunos incluso son antagónicos, irreconciliables. La mayoría son
conciliables y lo ideal sería conciliarlos; pero quienes pueden o creen perder
poder, influencia o dinero se defienden con agresividad verbal y mal genio, y
aquellas ideas o movimientos sociales que emergen con fuerza en la sociedad
quieren ocupar su espacio. Y lo que en principio es conciliable, por
dogmatismo, torpeza política o insolidaridad se convierte en posturas
irreconciliables. Otras lo son y es normal entender que se defiendan con
“uñas y dientes”.
Lo
ideal sería que los diputados y diputadas, sus señorías, se insultaran con
finura y buen estilo, pero son representativos de la sociedad que los ha
elegido. No nos quejemos; a mí me representan; a lo mejor a los que no votan
no, pero esos son abstencionistas, apolíticos, apátridas o conformistas. La
política no está hecha para estos.
De todos modos,creo que los políticos deben dar ejemplo y no solamante replicar los comportamientos de la sociedad que representan.
ResponderEliminarAdemás,aún en este momento,la sociedad civil no muestra el nivel de crispación que ellos despliegan en el Parlamento.
Afortunadamante para la convivencia....