martes, 28 de enero de 2020

Comentario. Algunos van tan de listos que se creen que los demás somos tontos.


Arturo Pérez Reverte es uno de ellos. A dicho por su página en las redes sociales: "Viendo anoche los Goya, pensaba que a mí también me gustaría que el Estado subvencionara a los editores, a los libreros, a los escritores e incluso a los lectores. Y también, de paso, a la media docena de sobrinos que tengo trabajando en el extranjero".
Pues bien, Alatriste, dirigida en 2006 por Agustín Díaz Yanes obtuvo 1.000.000 de euros de ayudas a la amortización (término utilizado entonces). Díaz Yanes también ha adaptado otra historia del escritor, Oro, que obtuvo 710.512,47 de euros de ayudas públicas. El maestro de esgrima, adaptada por Pedro Olea también obtuvo subvención. Y La tabla de Flandes fue producida con la ayuda del European Script Fund, del Consejo de Europa. La Carta esférica, dirigida por Imanol Uribe, recibió dos tipos de subvenciones: 980.000 euros en ayudas a la amortización de largometrajes y 48.500 en ayudas a la minoración de intereses. Cachito recibió 50 millones de antiguas pesetas. Además, el escritor ha participado en varios guiones, como Gitano, película que obtuvo 355.000 euros.

Hay ayudas a la música, la lírica y la danza, y ayudas anuales al teatro y al circo. Por supuesto, a los museos. Todas esas ayudas no son un cheque en blanco y, además, generan una contribución a la economía española y a la creación de imagen y de marca de un país. Por ejemplo, el Museo del Prado presentaba esta semana un informe, según el cual, genera más de 745 millones de euros de beneficio para la economía española (16 veces su presupuesto), siendo hostelería, transporte y actividades culturales los sectores más beneficiados. El Prado genera, además, 9.570 puestos de trabajo directos, indirectos e inducidos, es decir, 18 por cada uno de sus empleados.
No solo los sectores de la cultura reciben ayudas estatales; también empresas de muchos ámbitos. El automóvil, por ejemplo, recibe subvenciones a través de distintos planes: Plan PIVE, Plan Renove o el Plan Movalt, ayudas para la movilidad alternativa. Este último programa está dotado con un presupuesto de 35 millones de euros dedicados a la compra de vehículos alternativos. Pero es que, hasta los partidos políticos, incluido Vox, que cuestionaba este tipo de ayudas. En 2019 se repartieron más de 120 millones entre todos ellos.
Las subvenciones en cine se conocen bien en otros países, como Estados Unidos, país que a veces se pone de modelo, que se otorgan a través de un sistema de incentivos fiscales; es decir, rebaja de impuestos, para las empresas audiovisuales que rueden en su territorio. Solo el estado de California otorga 330 millones de dólares, diez veces más que España. Según un informe realizado por el Observatorio Audiovisual Europeo los países con incentivos fiscales tienen una mayor industria del cine que los que no los tienen. Aunque esta es una asignatura pendiente para España, que solo devuelve el 15 %, lejos del 36 % de Francia, el 32 % de Irlanda, el 30 % de Holanda o el 25 % de Hungría. La excepción está en Canarias, que devuelve el 35 %. En Europa el modelo de incentivos fiscales se compagina con el de ayudas directas. En Alemania se dan 150 millones de euros. En Italia 400 y en Francia superan los 660 millones.
En España ningún actor o actriz recibe subvención. Son las productoras. Esas ayudas se conceden por criterios objetivos, no por cuestiones ideológicas como señalan algunos. Unos criterios basados en la solvencia económica de la productora, en los éxitos anteriores; pero nunca en la temática o el reparto.
Pérez Reverte, como muchos liberales que van criticando las subvenciones a los demás, llevan toda la vida mamando del “Papa Estado” y sus ayudas, porque si no hubiera sido así no habrían podido producir.

Que conste que a mi me gusta la literatura de Pérez Reverte. Es de los pocos autores actuales que leo.

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