Charrada. La Endemoniada o energúmena de Samper de Calanda.

Aparece en la página 1, “Historia”, de la Wikipedia de Samper de Calanda, en el apartado de “Hemeroteca” (el punto 1.4.6.1 “Exorcismos”)

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Pobre chica, solo de leerla se me pone la piel de gallina; el autor llama a los malos espíritus “señores” y se pregunta si salieron cantando el “Himno de Riego” o la Boyna, que no se que canción es. “Si emplearon dinamita o nitroglicerina” o “si se los sacaron por una pata o por el rabo” de la zagala (vaya grosería). Creo que a su espíritu (espectro), todavía vagando por el Purgatorio, lo vi este año en la casa de Halloween del pueblo, pues una joven de parecidas características me tiró una cabeza a la cara (no se si la suya) y me dijo varias veces tonto y que me conocía. Quiero aprovechar para decirle si me está oyendo y todavía no ha encontrado “La Luz de la Paz eterna” (y merecida), que no tengo nada que ver con esas prácticas espeluznantes que se realizaban hasta hace pocos años, y que todavía se hacen por mentes supersticiosas.
Por último, el periodista quiere conocer las artes del exorcismo para aplicarlas a algún periódico de la competencia, supongo que de ideas contrarias (y decimos que ahora hay mala leche).

NOTA

          Leemos con terror en un periódico de Barcelona las siguientes líneas, que han sido escritas en serio, y al parecer sin que al autor se le escape el alma por entre los dientes.

          Según tenemos entendido, anteayer fue exorcizada en le catedral de la Seo,

          Previa autorización del señor cardenal arzobispo, una joven energúmena o poseída de los demonios.

          El acto verificóse, con arreglo a lo que prescribe el ritual romano, en la capilla del Santo Cristo, y fue llevado a cabo por el regente de la parroquia ante el numeroso   concurso de amigos y parientes de la “endemoniada".

          Esta es natural de Samper de Calanda y hace diez y seis años, según se nos ha dicho, que padece ese género de obsesiones.

          Si el espasmo de que nos hallamos poseídos al simple relato de este terrible suceso nos permitiese extendernos en consideraciones sobre las circunstancias bajo las cuales se verificó, preguntaríamos al colega que tuvo el indisputable valor y la indiscutible fortuna de relatarlo sin caerse muerto de espanto, cuántos y cuáles fueron los demonios que se sacaron del cuerpo de la joven energúmena.

          Preguntaríamos, tanta es nuestra ansiedad, si esos señores malos

espíritus fueron sacados por una pata u por el rabo: si opusieron tenaz resistencia o fueron dóciles y sumisos: si hubo necesidad de emplear saca-trapos, el cistotomo o el forceps: si cantaron la Boyna o el Himno de Riego y, si por último tuvo que apelarse a la dinamita, a la nitroglicerina o al picrato de potasa.

          Datos son éstos, a más no poder interesantísimos, que quisiéramos tener en detalle para utilizarlos el día que fuese necesario en algún periódico poseído que conocemos y al que quisiéramos librar de tan rabioso demonio como le retoza en el cuerpo.

          A este fin ofrecemos regalar un As de oros a cualquiera de nuestros colegas, (si no nos lo ha de fallar, se entiende.) si logra darnos, después de haberse informado convenientemente, las anheladas noticias de que con honda pena carecemos.