El cierre afectará
a casi 600 trabajadores directos, otros 3.500 indirectos, en Andorra, su
comarca y todo el Bajo Aragón Histórico, la locomotora económica de una
provincia de Teruel que recibe un nuevo castigo. 200 millones de euros de
inversión son necesarios para que la central térmica adapte sus instalaciones a
las nuevas normativas de emisiones y protección medioambiental. Y la
multinacional italiana Enel, propietaria de Endesa desde el año 2003, ha
decidido no acometer esa inversión.
Hace pocos días
con motivo de un homenaje a afiliados a CC.OO., mayores de 80 años, aparecí por
Andorra. La dirección del Sindicato de pensionistas de Teruel nos llevó de
visita a conocer el museo que en esa localidad se ha hecho para que sirva de evidencia
de cómo se trabajaba en las minas y, en general, en la empresa Endesa; aquella
que en mis tiempos jóvenes llamábamos “La Calvo”. Además de una simpática “guía”,
teníamos la suerte de contar, en directo, con el testimonio de los
protagonistas que nos relataban su experiencia en los trabajos que allí se hacían.
Para mí, lo que
contaban, era casi aterrador, claustrofóbico y peligroso; sobre todo para los
que bajaban a la mina de verdad. En nuestra zona teníamos la suerte de que no
existía el grisú, pero ahondar en la tierra a docenas de metros de la superficie,
con diversas galerías y la cantidad de agua subterránea que tiene la comarca de
Sierra de Arcos, donde constantemente se hinchaba la tierra con riesgo de arqueo
o derrumbe de las galerías y no poder salir de ellas, era toda una odisea.
Afortunadamente no faltaron los buenos ingenieros y trabajadores dispuestos a
ganar un jornal mejor retribuido que lo que pagaban por otros tajos. Aun así,
al principio, trabajar en la “Calvo”, incluso en la mina no era tan bien retribuido,
salvo para profesionales cualificados y titulados.
No todo el mundo
quería trabajar en la Calvo Sotelo; cuando hace unos años les preguntaba a
algunos asalariados que emigraron lejos u otros que se mantuvieron en la comarca por
cuenta propia, bien en la agricultura, bien en la industria o los servicios, y
que ahora se quejan de las pensiones que disfrutan los antiguos trabajadores de Endesa, pude comprobar, por sus
respuestas, que trabajar en “La Calvo”, aunque fuera en “vía y obras”, no era
muy respetable. Se ganaba poco, y, además, no eran trabajos propios de gente de
cierto nivel en el organigrama de clase en el que alguna gente del pueblo se
suponía que estaba. Si había que irse a trabajar fuera debido sobre todo a la
decadencia del mundo rural y la mecanización de la agricultura, que todavía
sigue, había que hacerlo lejos de su pueblo, en donde nadie los viera currar en
precario, pero con la esperanza de que se pudiera volver luego como un
emigrante triunfador. A la empresa minera no, que era de pobres.
Pero las cosas
cambian. Y la Calvo, luego Endesa, empresa pública y con un sindicalismo
potente y en ascenso durante la Reforma Política que sustituyó al franquismo,
consiguió unos convenios y unas condiciones económicas que para si hubieran
querido los trabajadores de otros sectores, sobre todo de la pequeña o mediana
empresa y de los autónomos. Claro, eso, porque la empresa minera deba para todo
en un contexto de expansión del capitalismo industrial de hace unas décadas, y por
qué el carbón era considerado por el Estado como un sector estratégico, no
sometido a especulación. También se fueron mejorando de manera muy
significativa las condiciones de salud laboral de los trabajadores y puestos de
trabajo, tanto del interior como del exterior de la mina; aquí la iniciativa
sindical fue decisiva, si bien hay que reconocer que en las empresas mineras
particulares nunca llegaron a tenerlas al mismo nivel que las estatales.
Luego llegó la
conversión de las empresas estatales llevándolas al sector privado; hace años
se introdujo la idea entre la población de que la empresa pública no podía ser
bien gestionada (por principio), burocrática, deficitaria, ruinosa. Decir lo
contrario era situarse a contracorriente del pensamiento dominante, incluso de
ser considerado extremado, izquierdista quien así pensara; a pesar de que la
nacionalización de las grandes empresas estratégicas de la industria, de los
servicios y del sector financiero, no solo fuera un modelo de los países del
Este dominados por la URSS, si no que fue el modelo del liberalismo demócrata regeneracionista
de Europa y de EE,UU. (que saco de la brutal crisis que sufrió este país), del
catolicismo social y la democracia cristiana, y de la socialdemocracia europea,
que llevaron a Occidente Norte a las mayores cotas de progreso y bienestar como
nunca han existido en su historia.
Pero, nos lavaron
el celebro, y aún estamos ahí, yendo hacia menos. Por si fuera poco, los gobiernos
anteriores conservadores paralizaron las energías renovables a pesar de que España es un país
privilegiado para ello y dependemos de la energía exterior. Endesa ya no es una
Empresa Estatal; tampoco es ya de capital nacional, y no se si su tecnología tributa
ya en España, porque hasta ahí no llega mi conocimiento, pero me parece que no.
Es italiana, como otras empresas estratégicas que fueron privatizadas y que están
en manos de sabe dios quien; algunas de la burguesía árabe y fundamentalista de
Golfo Pérsico o de mafias que operan en paraísos fiscales.
Endesa, o como se
llame ahora, no va a invertir en poner los medios y las perras para adecuar las
instalaciones a la normativa no contaminante que le marca las leyes de la UE.
Otros países sí; porque todavía sus gobiernos mandan. Los de España no, solo son correveidiles mientras no se demuestre lo contrario; todo puede
quedarse en discursos grandilocuentes. Una pena. Afortunadamente parece que el
nuevo gobierno está apostando por las energías renovables; a ver si es verdad y
no dependemos tanto de la energía extranjera. A ver también si debido a la
sensibilidad que se crea debido a las movilizaciones contra la despoblación se
da un atisbo de industrialización de la zona. Es difícil porque además de
dinero tiene que ir buena gestión de las autoridades y no gastarlo en proyectos
absurdos, muy populistas pero ruinosos y poco efectivos a largo plazo. Debería también
haber iniciativa empresarial en la zona, pero de esto ha habido y hay muy poca
y no se le espera como no sea en el sector del turismo-hostelería o la
industria agroalimentaria (ojalá). Tampoco la situación de crisis económica que
todavía padecemos hace poco viables algunas iniciativas bien pensadas pero que
fracasaron como las del sector de la construcción. También sería deseable que
se controle la cosa y se evite la picaresca de falsos empresarios “de coge el
dinero y corre”, que no han sido simplemente anecdóticas.
Y luego no nos
quejemos si los trabajadores que se van al paro tienen buenas prejubilaciones y
jubilaciones, que bien que cotizaron para ello y fueron previsores (muchos porque le obligaba la Seguridad Social y no les quedaba más remedio, que si hubiera sido por voluntad propia..., pero han tenido suerte). A lo peor es lo único que se saca. Bien para ellos que tienen
derecho a no ir a la calle como los trabajadores de los antiguos pueblos
mineros fantasma pues, por lo menos, aunque sea desde una perspectiva
“economicista”, mantienen un nivel de consumo de la población en la comarca, durante años, que no existiría. Pero esto solo es evitar el mal menor; el
mayor es que se han expoliado una riqueza cuando era rentable y cuando cambia
la dirección del viento de quienes tienen la protestad de cambiarla, “ahí te
quedas pasmarote”. Somos hojas del árbol caídas.
Hojas del árbol caídas
Blanca nube de la aurora,
teñida de ópalo y grana,
naciente luz te colora,
refulgente precursora
de la cándida mañana.
Mas ¡ay! que se disipó
tu pureza virginal,
tu encanto el aire llevó
cual la ventana ideal
que el amor te prometió.
Hojas del árbol caídas
juguetes del viento son:
las ilusiones perdidas
son hojas ¡ay! desprendidas
del árbol del corazón.
¡El corazón sin amor!
Triste páramo cubierto
con la lava del dolor,
oscuro inmenso desierto
donde no nace una flor.
Distante un bosque sombrío,
el sol cayendo en la mar,
en la playa un aduar,
y a lo lejos un navío
viento en popa navegar;
óptico vidrio presenta
en fantástica ilusión,
y al ojo encantado ostenta
gratas visiones, que aumenta
rica la imaginación.
Tú eres, mujer, un fanal
transparente de hermosura:
¡ay de ti! si por tu mal
rompe el hombre en su locura
tu misterioso cristal.
Mas ¡ay! dichosa tú, Elvira,
en tu misma desventura,
que aún deleites te procura
cuando tu pecho suspira,
tu misteriosa locura:
que es la razón un tormento,
y vale más delirar
sin juicio, que el sentimiento
cuerdamente analizar,
fijo en él el pensamiento.
José de Espronceda
Un análisis brillante de la situación.
ResponderEliminarEnhorabuena Manuel.