domingo, 2 de diciembre de 2018

ArtiCulo. Hojas del árbol caídas.


El cierre afectará a casi 600 trabajadores directos, otros 3.500 indirectos, en Andorra, su comarca y todo el Bajo Aragón Histórico, la locomotora económica de una provincia de Teruel que recibe un nuevo castigo. 200 millones de euros de inversión son necesarios para que la central térmica adapte sus instalaciones a las nuevas normativas de emisiones y protección medioambiental. Y la multinacional italiana Enel, propietaria de Endesa desde el año 2003, ha decidido no acometer esa inversión.

Hace pocos días con motivo de un homenaje a afiliados a CC.OO., mayores de 80 años, aparecí por Andorra. La dirección del Sindicato de pensionistas de Teruel nos llevó de visita a conocer el museo que en esa localidad se ha hecho para que sirva de evidencia de cómo se trabajaba en las minas y, en general, en la empresa Endesa; aquella que en mis tiempos jóvenes llamábamos “La Calvo”. Además de una simpática “guía”, teníamos la suerte de contar, en directo, con el testimonio de los protagonistas que nos relataban su experiencia en los trabajos que allí se hacían.
Para mí, lo que contaban, era casi aterrador, claustrofóbico y peligroso; sobre todo para los que bajaban a la mina de verdad. En nuestra zona teníamos la suerte de que no existía el grisú, pero ahondar en la tierra a docenas de metros de la superficie, con diversas galerías y la cantidad de agua subterránea que tiene la comarca de Sierra de Arcos, donde constantemente se hinchaba la tierra con riesgo de arqueo o derrumbe de las galerías y no poder salir de ellas, era toda una odisea. Afortunadamente no faltaron los buenos ingenieros y trabajadores dispuestos a ganar un jornal mejor retribuido que lo que pagaban por otros tajos. Aun así, al principio, trabajar en la “Calvo”, incluso en la mina no era tan bien retribuido, salvo para profesionales cualificados y titulados.
No todo el mundo quería trabajar en la Calvo Sotelo; cuando hace unos años les preguntaba a algunos asalariados que emigraron lejos u otros que se mantuvieron en la comarca por cuenta propia, bien en la agricultura, bien en la industria o los servicios, y que ahora se quejan de las pensiones que disfrutan los antiguos trabajadores de Endesa, pude comprobar, por sus respuestas, que trabajar en “La Calvo”, aunque fuera en “vía y obras”, no era muy respetable. Se ganaba poco, y, además, no eran trabajos propios de gente de cierto nivel en el organigrama de clase en el que alguna gente del pueblo se suponía que estaba. Si había que irse a trabajar fuera debido sobre todo a la decadencia del mundo rural y la mecanización de la agricultura, que todavía sigue, había que hacerlo lejos de su pueblo, en donde nadie los viera currar en precario, pero con la esperanza de que se pudiera volver luego como un emigrante triunfador. A la empresa minera no, que era de pobres.
Pero las cosas cambian. Y la Calvo, luego Endesa, empresa pública y con un sindicalismo potente y en ascenso durante la Reforma Política que sustituyó al franquismo, consiguió unos convenios y unas condiciones económicas que para si hubieran querido los trabajadores de otros sectores, sobre todo de la pequeña o mediana empresa y de los autónomos. Claro, eso, porque la empresa minera deba para todo en un contexto de expansión del capitalismo industrial de hace unas décadas, y por qué el carbón era considerado por el Estado como un sector estratégico, no sometido a especulación. También se fueron mejorando de manera muy significativa las condiciones de salud laboral de los trabajadores y puestos de trabajo, tanto del interior como del exterior de la mina; aquí la iniciativa sindical fue decisiva, si bien hay que reconocer que en las empresas mineras particulares nunca llegaron a tenerlas al mismo nivel que las estatales.
Luego llegó la conversión de las empresas estatales llevándolas al sector privado; hace años se introdujo la idea entre la población de que la empresa pública no podía ser bien gestionada (por principio), burocrática, deficitaria, ruinosa. Decir lo contrario era situarse a contracorriente del pensamiento dominante, incluso de ser considerado extremado, izquierdista quien así pensara; a pesar de que la nacionalización de las grandes empresas estratégicas de la industria, de los servicios y del sector financiero, no solo fuera un modelo de los países del Este dominados por la URSS, si no que fue el modelo del liberalismo demócrata regeneracionista de Europa y de EE,UU. (que saco de la brutal crisis que sufrió este país), del catolicismo social y la democracia cristiana, y de la socialdemocracia europea, que llevaron a Occidente Norte a las mayores cotas de progreso y bienestar como nunca han existido en su historia.
Pero, nos lavaron el celebro, y aún estamos ahí, yendo hacia menos. Por si fuera poco, los gobiernos anteriores conservadores paralizaron las energías renovables a pesar de que España es un país privilegiado para ello y dependemos de la energía exterior. Endesa ya no es una Empresa Estatal; tampoco es ya de capital nacional, y no se si su tecnología tributa ya en España, porque hasta ahí no llega mi conocimiento, pero me parece que no. Es italiana, como otras empresas estratégicas que fueron privatizadas y que están en manos de sabe dios quien; algunas de la burguesía árabe y fundamentalista de Golfo Pérsico o de mafias que operan en paraísos fiscales.
Endesa, o como se llame ahora, no va a invertir en poner los medios y las perras para adecuar las instalaciones a la normativa no contaminante que le marca las leyes de la UE. Otros países sí; porque todavía sus gobiernos mandan. Los de España no, solo son correveidiles mientras no se demuestre lo contrario; todo puede quedarse en discursos grandilocuentes. Una pena. Afortunadamente parece que el nuevo gobierno está apostando por las energías renovables; a ver si es verdad y no dependemos tanto de la energía extranjera. A ver también si debido a la sensibilidad que se crea debido a las movilizaciones contra la despoblación se da un atisbo de industrialización de la zona. Es difícil porque además de dinero tiene que ir buena gestión de las autoridades y no gastarlo en proyectos absurdos, muy populistas pero ruinosos y poco efectivos a largo plazo. Debería también haber iniciativa empresarial en la zona, pero de esto ha habido y hay muy poca y no se le espera como no sea en el sector del turismo-hostelería o la industria agroalimentaria (ojalá). Tampoco la situación de crisis económica que todavía padecemos hace poco viables algunas iniciativas bien pensadas pero que fracasaron como las del sector de la construcción. También sería deseable que se controle la cosa y se evite la picaresca de falsos empresarios “de coge el dinero y corre”, que no han sido simplemente anecdóticas.
Y luego no nos quejemos si los trabajadores que se van al paro tienen buenas prejubilaciones y jubilaciones, que bien que cotizaron para ello y fueron previsores (muchos porque le obligaba la Seguridad Social y no les quedaba más remedio, que si hubiera sido por voluntad propia..., pero han tenido suerte). A lo peor es lo único que se saca. Bien para ellos que tienen derecho a no ir a la calle como los trabajadores de los antiguos pueblos mineros fantasma pues, por lo menos, aunque sea desde una perspectiva “economicista”, mantienen un nivel de consumo de la población en la comarca, durante años, que no existiría.  Pero esto solo es evitar el mal menor; el mayor es que se han expoliado una riqueza cuando era rentable y cuando cambia la dirección del viento de quienes tienen la protestad de cambiarla, “ahí te quedas pasmarote”. Somos hojas del árbol caídas.
Hojas del árbol caídas

Blanca nube de la aurora,
teñida de ópalo y grana,
naciente luz te colora,
refulgente precursora
de la cándida mañana.

Mas ¡ay! que se disipó
tu pureza virginal,
tu encanto el aire llevó
cual la ventana ideal
que el amor te prometió.
Hojas del árbol caídas
juguetes del viento son:
las ilusiones perdidas
son hojas ¡ay! desprendidas
del árbol del corazón.
¡El corazón sin amor!
Triste páramo cubierto
con la lava del dolor,
oscuro inmenso desierto
donde no nace una flor.
Distante un bosque sombrío,
el sol cayendo en la mar,
en la playa un aduar,
y a lo lejos un navío
viento en popa navegar;
óptico vidrio presenta
en fantástica ilusión,
y al ojo encantado ostenta
gratas visiones, que aumenta
rica la imaginación.
Tú eres, mujer, un fanal
transparente de hermosura:
¡ay de ti! si por tu mal
rompe el hombre en su locura
tu misterioso cristal.
Mas ¡ay! dichosa tú, Elvira,
en tu misma desventura,
que aún deleites te procura
cuando tu pecho suspira,
tu misteriosa locura:
que es la razón un tormento,
y vale más delirar
sin juicio, que el sentimiento
cuerdamente analizar,
fijo en él el pensamiento.

José de Espronceda



1 comentario:

  1. Guillermo Lázaro3 dic 2018, 16:41:00

    Un análisis brillante de la situación.
    Enhorabuena Manuel.

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