El mensaje
cristiano, no solo de Navidad, también para todo el año y siempre, es
eminentemente pacifista. Al contrario que otras religiones o en los
antecedentes judíos del Antiguo Testamento, donde Dios y las propias potencias cósmicas
o celestiales eran muy belicosas, el portador de la “Buena Nueva”, Nuestro
Señor Jesucristo, la representa un “Mesías” que se autoproclama él mismo como
prototipo ideal en el cual nos tenemos que identificar e intentar ser copia fidedigna
de su figura para ser objeto de la salvación, o sea; limpiarse de pecado (que
es como en la mitología y la cosmovisión judeocristiana se le denomina al karma
de otras religiones). Una pretensión harto difícil ya que el tal Jesús es Dios
mismo según la mayoría de las corrientes, cultos e iglesias cristianas, o alto querubín,
según otras. Los humanos, sin embargo, somos solo tristes y humildes mortales.
No llegaremos
nunca al prototipo (se supone que a las mujeres les costará más porque el
prototipo es masculino, aunque la santa Teresa de Ávila lo intentó), pero quienes
se proponen serlo por voluntad, fe y buenas obras, puede adquirir la “gracia” de conseguirlo. Bueno, no hay unanimidad teológica en el mundo cristiano en esto de cómo
se consigue la gracia santificante o salvación de la condena a las penas del
Infierno; algunas son muy simples y otras, como la católica, tremendamente difíciles
de entender y complejas, aunque luego todo se resuelva fácilmente con la
absolución que te da un sacerdote que tiene el título de doctorado adquirido en
las escuelas clericales. Pero te tienes que llevar bien con él.
Nos desprendemos del
pecado original, que se hereda por la “raza” (según San Agustín) y que se
incorpora a nuestras vidas, o sea, que lo llevamos en los genes, que diríamos
ahora, y también nos limpiamos de los pecados, los que adquirimos en nuestra
vida en la Tierra con posteridad y que lo son por nuestra pecaminosa y real voluntad (libre
albedrío). Bien es verdad que, el pecado original, se decidió en la Iglesia
Católica, el que se borre con el simple bautismo, algo que no parece muy justo,
pues, ¿a ver qué pasa con la buena gente que no ha tenido la suerte de
bautizarse? Esto es como las pensiones, que habiendo trabajado lo mismo,
alguien cobra menos, que no tiene gracia.
Pero quería
escribir sobre el pacifismo cristiano que está en los orígenes de esta religión.
Hoy sabemos, por la historia, que el desarrollo y la evolución del cristianismo
ha estado preñado de guerras atroces entre cristianos, tortura y muerte a
disidentes, etc. El cristianismo primitivo se fue tornando cada vez más
sectario, dogmático y fundamentalista entre ellos, pero fue a partir de la
decadencia del Imperio Romano, donde la Iglesia tuvo que enfrentarse también al
paganismo romano residual, pues quería resurgir y no solo se conservaba en el
campo entre gente iletrada pues tenía fuertes raíces en algunas élites del
imperio (y no era menos sectario y fundamentalista que las comunidades
cristianas). Yo creo que mucho peor y brutal que el cristianismo, por su
decadencia, aunque hoy se tiende a dulcificarlo y exaltarlo.
Al final, pero
solo al final del Imperio Romano, se impuso la Iglesia Católica (que
representaba valores más misericordes y humanos que el antiguo régimen
imperial) al paganismo y a las otras iglesias disidentes como el arrianismo
(corriente que había sido mayoritaria en la Iglesia Católica durante dos o más
siglos) y otras a las que se les reprimió manu militari gracias a la ligazón Iglesia-estado, que supo crear, con los nuevos feudos Medievales.
Hoy se mantiene el
relato pacifista, sobre todo cuando vienen las Navidades, por influencia de las
órdenes mendicantes como los franciscanos, gente muy piadosa, pero si analizamos
la realidad aquí, en España, veremos que actualmente son los actores más católicos
de la sociedad, los más belicosos. La izquierda española en su mayoría, era también
muy belicosa, pero ha ido evolucionando hacia el pacifismo (“buenismo” lo llama la
derecha), salvo algunos colectivos minoritarios que mezclan una especie de
anarquismo exaltado con el carlismo ultramontano, como HB o las CUP; sin embargo, la
derecha española sigue anclada en el belicismo grosero y bruto, y aunque
parezca extraño, militan en corrientes políticas neoconservadoras antagónicas,
como son los nacionalismos exclusivistas, excluyentes e integristas y no se
quieren entre sí; eso, que son de la misma comunión religiosa y modelo
económico, como los nacionalistas españolistas, catalanistas y vascongados.
La antigua
Convergencia de Cataluña, sobre todo, y la Esquerra actual, El PP, VOX y el
menos fundamentalista Ciudadanos (pero muy radical contra el “Proces”), son católicos
militantes y gozan del apoyo y la simpatía de sus respectivos obispos y curas
en su territorio. Lo mismo se puede decir del nacionalismo vasco. A la mayoría
de los dirigentes de esos partidos les pones una pistola al cinto y no
desentonarían nada. O una camisa azul (amarilla y aliada a la extrema derecha
europea en el caso catalán). Cataluña tiene un presindent de extrema derecha
(otro exiliado, que también) y otro espresident que debería estar en busca y captura,
lo mismo, y si gana la derecha españolista en las próximas elecciones tendremos
al PP y Ciudadanos con su vanguardia que es VOX con ganas de ir a las trincheras
con la bayoneta calada. Puede ser" la leche" lo que se nos viene encima.
Y Sánchez, de
cristiano de verdad; siendo coherente con el mensaje evangélico, aunque no sé si
cree en Dios, pero a mí me da que sí, porque si no mandaría a todos a hacer
puñetas, empezando a muchos de su propio partido que están horrorizados de
poder perder las elecciones y las prebendas de las que gozan por culpa del
“buenismo” de su jefe como le ha pasado a doña Susana de Andalucía. Por si
fuera poco, el señor Sánchez quiere mantener el IPC de las pensiones por
“cutio”, como estaba antes y subir más aún las mínimas; el salario mínimo y las
nóminas de los jornaleros, además de la de los funcionarios (que ha empezado
antes por ellos, no sé por qué). Se le revelan los empresarios (los catalanes
no, que la ven venir y quieren diálogo), quiere también hacer que funcione la
Ley de la Dependencia, dar de comer al hambriento, asistir a los enfermos, dar
posada al peregrino emigrante, atender al cautivo de las guerras y dictaduras; enterrar
a los muertos rebajando los funerales, que se están poniéndose por las nubes;
en fin, todas las obras de misericordia. Lo que no sé yo es si podrá hacer el milagro de multiplicar los panes, los peces y el vino de las tinajas, como
hacía Jesucristo, y contentar a todos, que eso lo veo difícil.
No sé si votaré a
Sánchez, pero desde la indiferencia inicial, cada vez me gusta más este hombre.
Será que es manso, pero ya lo dijo el Señor: “Bien aventurados los mansos, porque ellos poseerán la Tierra”. De
momento la cosa la tiene difícil, puede morir en el fuego cruzado que se
disparen entre los tirios y los troyanos. Pero ahí tenemos a Jesucristo que era
manso y resucitó al tercer día. Y lo matamos cada año en Semana Santa y vuelve
a resucitar.
Feliz Navidad y próspero
año nuevo.
Interesante disertación que va de los primeros tiempos del cristianismo al resurgimiento de la extrema derecha (o mejor diferenciación, siempre ha estado en el PP) y muchos catalanes mirándose el ombligo...
ResponderEliminarFeliz Navidad y próspero año nuevo.