

En el PSOE han liado una gorda; más
o menos como en las convenciones de los partidos Demócrata y Republicano de los
EE.UU., solo que aquí no ha sido para elegir candidato (eso ya lo habían hecho),
sino para quitar el que habían elegido en las primarias. Entonces, para su elección,
se llamó a votar a toda la milicia socialista, sin embargo, para quitarle los
galones al general elegido, se olvidan de la tropa y solo lo decide el cónclave.
Poco les ha durado el candidato, no son como los del PP; en la derecha
tradicional, una vez elegido el jefe este ya es caudillo hasta que se muere, como le
ocurre a Rajoy, o hasta que decide retirarse, como hizo el señor Biel en el PAR.
En la izquierda, en cuanto eligen
a uno, ya está medio partido proclamando su alternativa a relevarlo ¡Cuánto antes
mejor! En el PSOE solo duró Felipe, que era (y parece que sigue siendo), mucho
Felipe y muy bien relacionado: (“tengo una oferta que hacerte que no la podrás
rechazar -dice que le dijo a Sánchez-, pero me engañó”). El nuevo o nueva
dirigente socialista lo tendrá muy difícil, casi imposible, para conseguir la victoria en unas elecciones
a corto o medio plazo, porque tiene a todas las guerrillas insubordinadas o deshechas.
No reconocerán ya al jefe del PSOE como Capitán General, y menos si como ha
dicho Pedro Sánchez, “me quitáis a mí para que gobierne el PP, absteniéndoros”.
Y si no se abstienen, como dicen algunos de los que le han quitado, ¿para qué esta guerra?
¡Ser o no ser, ésa es la duda!
¡Plaga de oportunistas! Lo más coherente del PSOE actual actual está en Cataluña.
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