Se cuenta por Samper una
historieta atribuida a uno del pueblo –no recuerdo quien-, pero seguramente que
la habréis oído con frecuencia. Resulta que un paisano joven, casi un niño,
quedó huérfano de madre y durante un tiempo iba a comer a casa de una tía suya.
Como quiera que la tía le fuera a preparar el almuerzo y no conocía sus
preferencias, le preguntó cuál era su deseo; si le freía un huevo o un chorizo.
El joven muy compungido y lastimoso, como para no ofender, respondió: “¡ay!, todavía me acuerdo de mi pobrecica
madre que me hacía las dos cosas juntas”.
Al huevo con chorizo, si por mi
fuera, le añadiría otro huevo más y si es con jamón de Teruel o panceta, mejor.
Todavía no he encontrado nada, de lo que de común comen los mortales que no me
guste. Es cierto que unas cosas más que otras. No soy amigo del marisco,
aunque no lo desprecio, pero lo cambio contento por una tortilla de patatas
(para mi uno de los manjares más rico que existe). Tampoco me ilusiona la nueva
cocina de los agridulces, aunque el melón con jamón ha terminado gustándome.
De las bebidas diría lo mismo, y
si bebo cada vez menos es porque, cada vez menos, tolero el alcohol. El cava es
mi bebida favorita desde que conocí el buen cava y no esos sucedáneos de
espumosos que se bebían cuando yo era joven por estos lares.
Los arroces todos me gustan;
hasta el arroz a la cubana y el arroz con leche; aunque mejor el campero con
conejo y caracoles o el caldoso con bogavante. Por supuesto la paella, que a
poco bien hecha que esté (no todo el mundo la hace bien, yo no sé), no hay a
quien no le guste. Con conejo de caza, y con liebre también, que no le gusta a
la mayoría por que no la han probado o no la saben hacer. Hay personas que no
les gusta algo y si indagas en si las ha probado, resulta que no las ha comido
nunca o no lo comen por prejuicios gastronómicos o por empacho. A un pariente
mío no le enseñaras judías o farinetas que echaba a correr; estuvo treinta años de su infancia y juventud comiendo judías viudas para comer y farinetas para cenar y les había cogido
aprensión.
Los cocidos todos también: el
madrileño, con sus variantes manchegas o aragonesa con ternasco, la ollas fuertes
de Galicia, Asturias o León; la escudella de Cataluña con bola y pasta gorda (galets) que
también se hacía en toda la zona oriental, desde Ribagorza hasta el Maestrazgo.
La sopa, en singular, me chiflan,
tanto si es de cocido con carnes rojas o suave de ave (presa creo que
llamaban), como de pescado; la “sopas”, en plural, “hervidas”, de pan, más
suave en Aragón que en Castilla y León, donde le ponen mucho picante. Me gusta
hasta la “escullada”, que tomo a
menudo con cuchara pero que se comía con un canto de pan turrado al fuego que
hacía las veces de cuchara. “Si tuviera
aceite, cucharica y sal, comería sopas si tuviera pan” –se decía-; había gente que ni para sopas escullada tenía.
Las patatas que dicen ahora que
son malas para la salud, comiéndolas en su justa medida son de lo más rico; si
fuera un producto escaso serían consideradas como un manjar selecto como el que
más. Asadas al horno, con alcachofas y costilla de cerdo, a la riojana, con
bacalao, en caldereta, con estofado, a lo pobre, bravas, arrugadas, fritas…, menos
crudas que no se recomiendan, de cualquier manera son buenas.
Los escabeches, tanto de pescado
como de carnes; El pollo en todas sus formas, el ternasco con patatas a lo
pobre o a la brasa…, los embutidos y curados incluido el queso y los lácteos de
todas clases; si, ya sé que las carnes y los lácteos producen cáncer, que dicen
los miembros de la Organización Mundial de la Salud, por eso no comen ellos estas
marranadas; pero “más cornás da la jambre”.
Del pescado no sé qué decir; me
gusta mucho la sardina y el bacalao en todas sus formas, pero el resto… “no soy muy pescatero”; sin embargo
cuando me lo dan hecho suele gustarme, pero no para todos los días. Mi médico
me ha dicho que deje las carnes y coma más pescado. A la fuerza ahorcan.
Y las legumbres; mucha gente
joven no sabe lo que son. Solo porque las han visto en los supermercados y se
creen que es comida para perros o gatos. Hay que comer una vez a la semana:
judías, lentejas o garbanzos, según la OMS; yo por llevarle la contraria las como
algún día más. Las mejores aquellas judías de ayuno, a la paja o ceniza y solo
con una cabeza de ajos, un poco de aceite virgen de oliva, sal y vinagre (al
gusto), pero hay que se le hacen muy aburridas y lo mismo que a las lentejas y
garbanzos les echan oreja, morcilla, callos, tocino, chorizo…, a mí las
legumbres no me gustan con mucha carne, porque, como decía un cocinero gallego
sobre la fabada asturiana: “es que la
fabada no son alubias con algo de carne,
sino algo de alubias con mucha carne.”
Las ensaladas; en la ribera del
Ebro ha sido muy tradicional pero la gente joven ni la prueba; yo la tomo todos
los días ahora que se puede tomar todo el año hasta fuera de temporada: lechuga
y otras hojas; tomate, pepino, cebolla, ajos, zafanoria (que decían los viejos). Conozco (y conocí, no es algo nuevo) gente que no come en
todo el año nada de verdura, fruta fresca o ensaladas si no es “en casa d´otre y por bien quedar” como oí decir a un abuelo de este tema cuando era chico; se ve
que son refractarios a las recomendaciones de la OMS, pero esta vez no tienen
razón y además pierden la oportunidad de disfrutar de una serie de alimentos
muy saludables y con una gran variedad de gustos.
“Beturracio” hay que comer mucho. Las verduras que más me gustan
son las acelgas, la alcachofa, también los “espinaes”,
la col, la col de piña (coliflor), el cardo y hasta los nabos que mucha gente
de mi generación y anteriores no quieren ver ni en pintura porque les recuerda
las épocas de escasez y la pobreza. Por supuesto la borraja; el mejor caldo que
existe para la salud es el de la borraja, aunque te digan eso de: “tienes menos sustancia que el caldo borrajas”,
toma caldo de borrajas. Si tomas caldo de borraja y mucho “beturracio”, tanto
crudo como cocido, te morirás, sí, pero con mejor calidad de vida, a condición
de que lo acompañes también, un poco, con todo lo demás.
De la nueva cocina, muy
interesante, no comento nada, porque no entiendo. Me como lo que me ponen y ya
está. Siempre es una sorpresa para los que ya somos mayores u ortodoxos de la
cocina tradicional.
¡Güen provecho qu´esa cuenta m´echo!
Estupendo articulo en contenido y en estilo!
ResponderEliminarAaah... y he aprendido otro modismo regional...Veturracio.
A ver si nos regalas mas artículos de producción "Chuel".
A disfrutar de las borrajas ... y tus otras recomendaciones.