¿Era posible una
independencia unilateral y con el estado español frontalmente en contra? Para
intentar mitigar la alarma entre los que la rechazaran, la ley de
transitoriedad comprometía al nuevo estado a respetar el derecho vigente hasta
entonces (es decir, las normas locales, autonómicas, estatales y de la UE) y
también a dar continuidad a los actos administrativos, ya fueran
"autorizaciones, licencias, concesiones, certificaciones, evaluaciones,
titulaciones, acreditaciones o permisos", y a los tratados internacionales
subscritos por España (al menos los que no fueran contradictorios con la
independencia). Se trataba de garantizar que la independencia no generaría
ninguna conmoción. "El criterio que preside y guía toda la regulación de
la ley es el de asegurar la máxima continuidad posible a la regulación
existente". El contenido de la Constitución Española -en cuanto a derechos
fundamentales- y también el del Estatut, formalmente derogados por la nueva
"norma suprema", habrían continuado siendo de obligado cumplimiento
hasta que se hubiera completado el proceso constituyente. La Declaración
Unilateral de Independencia, como todas las movilizaciones quiméricas, vive
ahora en el cementerio de las declaraciones olvidadas por el independentismo.
De 2017 ya solo se reivindica el referéndum y no como una herramienta
vinculante.
jueves, 4 de noviembre de 2021
Comentario. Cataluña: ¿Cómo tenía que ser el día después de la Declaración Unilateral de Independencia?
¿Y qué queda de ella? Según los partidos independentistas, las fronteras estarían
controladas por la Generalitat, la nacionalidad catalana reconocida en el exterior, un nuevo
Tribunal Supremo y pensiones garantizadas
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