Llevamos cierto tiempo observando cómo el Papa Francisco entra y sale de la UCI, una situación bastante grave dadas su edad y su enfermedad, pero lo que me llama la atención es que grupos de monjas, frailes y de creyentes ordinarios estén rezando por su recuperación, y otros rezan porque Dios sea magnánimo y se lo lleve cuanto antes, no para aliviar su sufrimiento, si no para que se elija a otro Papa menos buenista que el actual. Es decir, integrista, como Dios manda.
A mí me cae bien el Santo
Padre este, porque es católico de verdad, o sea, internacionalista como yo, que
es lo que quiere decir católico, y no como anterior, que era muy inteligente,
pero polaco rebotado del comunismo soviético y conservador. Francisco habla
como los jesuitas, que es de donde viene, con tono un poco afeminado o
amanerado que es como suelen hablar los jesuitas y no como el que tuve en el
cuartel cuando hacía la mili, que era de Fuerza Nueva y hablaba bronco y se
echaba las manos a “salvase sean las partes” cuando se cabreaba o echaba
mano a la supuesta pistola que llevaba debajo de la sotana. La verdad es yo no
debería hablar de los curas ni bien ni mal, pues no soy de ese partido que es
la Iglesia y solo hay que hablar mal de un partido, secta u organización cuando nos gobierna o es el nuestro, pero yo soy feligrés sin remedio
porque no me quisieron borrar ni aun sin pagar cuota.
Una vez hable con un
obispo con el que me llevaba bien para que me quitara de la Iglesia Católica
Romana y poder apuntarme a la anglicana, que es de teología liberal y cada uno
interpreta la biblia como quiere uno y no como quiere el Patriarca Mayor de su
Iglesia, pero me dijo que eso no se podía hacer, que el bautismo católico “imprime
carácter” y es para toda la vida. “Ya si eso, cuando me muera”
-me contestó-. Si voy al infierno ya me borraran, pero si no voy al infierno,
para toda la eternidad; mientras tanto mi amigo el chino, el del bar de debajo
de mi casa, que es buena persona, pero maoísta porque lo apunto su padre al
partido comunista (y eso también “imprime carácter”), no puede hacerse
cristiano porque lo declararían hereje y le quitarían la subvención que les da
el Estado chino y dicen que también el español por los acuerdos y protocolos
entre las dos naciones.
Tambien me enteré y
me dijeron, que si me borraba de católico podrían no dejarme salir a tocar el
tambor en las procesiones, cosa que no hacemos en los sindicatos que se pueden
meter cualquiera en nuestras procesiones porque no pedimos el carné, y mejor
así, porque cada vez, concurre menos gente a las procesiones laicas y llamamos hasta
a los fachas que nos miran desde los balcones o las aceras a que se manifiesten
con nosotros para hacer bulto. Que es una vergüenza que vayan 200.000 personas
a la ofrenda de flores a la Virgen cuando sabemos que el 80% de la población
aragonesa es agnóstica o atea, pero todas creen en la Virgen (en la del Pilar),
en las otras no.
No se escandalicen,
pero yo creo en Lucifer aunque tampoco es santo de mi devoción, es el arcángel
o querubín que controlaba nuestra evolución con una IA muy desarrollada; es el que nos dio, a la especie
humana, la lucidez, la autoconciencia que todavía no tienen los mamíferos y
menos otras especies más ,rezagadas y el conocimiento del bien y del mal, y
desde entonces nos separamos del resto del reino animal y empezamos a
desarrollar el intelecto, pero a Jehová, que estaba por encima de Lucifer en el
organigrama y jerarquía de los poderes cósmicos y celestiales, no le pareció
bien que nos espabilaran tan pronto y, “de aquellos polvos vienen
estos lodos”; si fuéramos todavía una especie del reino animal con
muy poco desarrollo intelectual como los perros y los gatos, o los orangutanes, ni tendríamos conciencia de nuestra propia
existencia, ni de la muerte o de si somos feos o guapos; no nos angustiaríamos, es decir, estaríamos en el
paraíso terrenal, así crecemos en inteligencia pero no sabemos que pintamos
aquí ni aunque hayamos inventado la inteligencia artificial que eso ni es
inteligencia ni es nada; no sabemos quiénes somos, porque estamos aquí en la
Tierra (que además es un globo y eso no hay quien lo entienda), y adónde vamos
¡que angunía, que horror! Nos la jugó bien Lucifer, es decir, el demonio, y Dios
nos lo hace pagar a nosotros que no tenemos ninguna culpa.
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