Leer noticia en el Heraldo de Aragón...
La noticia ha
caído muy bien a juzgar por lo que publican los medios de comunicación; yo que
soy un aguafiestas y un poco cenizo me muestro cauto y algo escéptico, sobre
todo porque ya he visto naufragar muchos megaproyectos anunciados a bombo y
platillo que solo eran “humo” para coger subvenciones y echar a correr, o que
se quedaban en la construcción de un complejo de cartón piedra como los pueblos
del Oeste americano que se construían para rodar películas en Almería. Todavía
me acuerdo de aquel proyecto (creo que fue en Andorra), que cuando las
autoridades fueron a ver las instalaciones solo estaban las fachadas de los
edificios. Los dueños se habían esfumado. No hablo ya de los casinos en
Monegros que iban a rivalizar con Las Vegas del desierto norteamericano. Fuimos
el hazmerreír de toda Europa y parte del extranjero.
Luego no
entiendo el nuevo lenguaje este que se emplea para titular estos
proyectos: Centro logístico
agroalimentario del valle del Ebro (Clave) ¿Qué significa esto? Los entendidos
lo sabrán yo no. Parece jerga para iniciados como el que antes usaban los
médicos, la Iglesia o la masonería. Si preguntas dicen que no pueden dar más
explicaciones porque están “en fase de estudio” es decir “que se lo curran”,
pero ¿Son industrias de trasformación? ¿Más mega granjas de tocinos? ¿Almacenes
de producción con plantas de refrigeración y congelación? No se concreta nada,
quizá sea de todo un poco (aunque como está en fase de estudio, ya veremos que
sale cuando acabe el estudio). Algo sale en este atículo pincando este enlace que recordaremos en un futuro...
¿Y los puestos de trabajo? 5.000 se crearán, más de la mitad indirectos que eso es como no decir nada ni responsabilizarse de nada; a lo mejor habrá más profesores y maestras en los colegios de Villamayor porque habrá que atender a más chicos, y abrirán más bares en el pueblo, y tendrán que poner más comercios, o mejor uno o dos centros comerciales de los grandes (no se si hay alguno ya, que están como setas en Zaragoza y periferia). Una duda que tengo: ¿Si se les da subvenciones se les exigirá compromisos de permanencia? ¿O habrá competencia desleal por diferente trato de las instituciones y las administraciones públicas con empresas ya instaladas en la localidad y comarca?
Los de Vilamaor que son muy suyos, y ya vimos la guerra civil que montaron entre los que querían
ser de la Inmortal Ciudad de Zaragoza o independizarse, empiezan a decir en las
encuestas que salen en la radio y televisión que esto los puede llevar a la
pérdida de su esencia identitaria, muy preocupados por si se llena el pueblo de
moros, negros y bandas latinas (que no suelen ser musicales de merengue y
cha-cha-cha, precisamente).
Entiendo la
enorme presión que tienen nuestros políticos locales y autonómicos para evitar
la despoblación y conseguir puestos de trabajo; no comparto la idea de que,
nuestros políticos, son necesariamente corruptos; esa opinión subjetiva está producida por una enfermedad
neurasténica e hipocondriaca de los populismos de extrema derecha y de extrema
izquierda que no están nunca en el gobierno; cuando están se curan de la
enfermedad.
La mayoría de
nuestros políticos locales y autonómicos tienen buenas intenciones, pero no
deberían ser tan incautos y dejarse llevar por la obsesión de salir en la foto
para ganar elecciones, que hay mucho pillo por ahí, muy bien hechos y
asesorados; mucho pícaro con carrera conseguidas en buenas universidades.
Confío en El señor Azcón que es listo, más que el señor Lamban, aunque este
último estaba más cerca de mis ideales (no mucho tampoco).
En Aragón se
podría hacer un documental de varias horas de rodaje con las veces que nos han
engañado con ponernos empresas y megaproyectos fantasmas o que pusieron, pero
pronto se fueron sin devolver las subvenciones (y si te he visto, no me
acuerdo). Ya sabemos que, en Samper, cuando la posguerra hubo uno que engaño a
todo el pueblo (no recuerdo como le llamaban, pero sin duda alguien conoce esa
Historia que nadie quería recordar de quienes la sufrieron) Pero ahora estamos en el siglo XXI y elegimos para administrarnos a
gente muy bien formada. Que no se nos vuelvan a reír señor Azcón.
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