Abordamos el concepto de felicidad desde la
perspectiva de Erasmo de Rotterdam, uno de los teólogos y pensadores más
importantes de finales de la Edad Media.
Este teólogo cristiano y prominente filósofo, destacó, entre otras virtudes, la importancia de la inocencia, la sencillez o la paz interior como pilares fundamentales de la verdadera felicidad, valores que considera esenciales para una vida plena
En concreto, su tratado “Elogio de la Locura”,
escrito en 1509, refleja las ideas humanistas que surgirían durante el
Renacimiento y tendrían un impacto significativo en la Reforma. Pero esta obra,
además de ser una sátira aguda de la corrupción y las disputas doctrinales en
la Iglesia Católica, también transmite el mensaje de que la “locura”,
entendida como ignorancia, es esencial para la felicidad humana.
Así pues, en consonancia con sus ideales, Erasmo
elogia la bendita inocencia y sugiere que aquellos que viven en la ignorancia, sin
preocupaciones mundanas, son verdaderamente felices. Este pensador nórdico
argumentaba que la búsqueda del conocimiento puede complicar nuestras vidas,
mientras que la ignorancia nos brindaría mayor satisfacción.
No en vano, considera que la religión, basada en la fe
y no en la razón, también es una forma de “locura” que conduce a una
conexión personal con lo divino. Así pues, en contraposición a la
intelectualización teológica de la Edad Media, Erasmo aboga por un retorno a la
fe sencilla y sincera, en la que cada individuo establece su propio vínculo con
Dios.
Erasmo no era partidario de que la felicidad se
encuentre en la acumulación de riquezas o en la búsqueda desenfrenada del
placer efímero. En lugar de eso, argumentaba que el verdadero bienestar reside
en vivir una vida moralmente recta y sencilla, en armonía con los principios
éticos y espirituales. Asimismo, desde su perspectiva, se considera que la
búsqueda obsesiva de poder y riqueza solo conduce a la insatisfacción y el
descontento.
En cambio, abogaba por la autoaceptación y la paz
interior como fundamentos de la felicidad. Creía que liberarse de las
expectativas externas y las preocupaciones mundanas nos permitiría alcanzar un
estado de tranquilidad y satisfacción interior.
En sus escritos, Erasmo también puso de relieve la
importancia de conocerse a uno mismo como camino hacia la felicidad. Es decir,
creía que la verdadera sabiduría proviene de la reflexión interior y el
conocimiento de uno mismo.
En sus propias palabras: “La persona logra la
felicidad cuando está dispuesta a ser lo que es”. Y es que, al
cultivar ese “autoconocimiento” y comprensión, uno puede encontrar una
mayor satisfacción y sentido en la vida, según el filósofo.
Pero, además, Erasmo no solo hace hincapié en la
importancia de la virtud como fuente de felicidad, sino que también, para él es
relevante cultivar relaciones positivas con los demás. A su vez, en lugar de
buscar la gratificación instantánea, Erasmo abogaba por una vida de
autodisciplina y autoconocimiento.
Las reflexiones de Erasmo sobre la felicidad continúan siendo relevantes en la actualidad, ya que nos recuerdan la importancia de buscar la felicidad en el interior, en lugar de depender de factores externos para nuestra satisfacción. Por tanto, su enfoque humanista invita a reflexionar sobre la vida misma y a buscar la verdadera felicidad en la inocencia, la sencillez y la humildad.
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