domingo, 21 de abril de 2024

Comentario. Homenajes a don Francisco José de Goya y Lucientes

 Se vuelven a celebrar aniversarios y homenajes a Goya, “nuestro pintor más universal” según se dice.

Desde VOX (me ha sorprendido que hagan jornadas de exaltación a Goya), hasta el otro extremo de la izquierda ensalzan su figura, naturalmente para “arrimar el ascua a su sardina” ideológica. Durante la etapa franquista se hizo una película en donde salía Goya como un insigne patriota defensor del rancio y reaccionario antiguo régimen absolutista de los borbones. Otras veces se arenga su figura como revolucionario liberal jacobino. Ni una cosa ni otra. Sus litografías taurinas se usan para ensalzar su amor a la fiesta nacional o para demostrar que lo que reflejaban era el horror de la tortura y muerte de los toros y caballos de los picadores.

Francisco de Goya no era aragonés por los ocho costados, aunque nació en un pueblo aragonés estepario del Campo de Belchite al que fue poco porque, como buen burgués, era un “urbanita”, seguramente pijo al que no le deberían gustar mucho las moscas y las incomodidades del mundo rural que entonces la calidad de vida era, de verdad, muy diferentes al de las ciudades, sobre todo de Zaragoza o Madrid. Su abuelo era vasco que vino a trabajar a Aragón. Era un híbrido, aunque se dice que uno no es de donde nace sino de donde pace, y el nació y se crio en Aragón que somos un crisol de culturas desde los iberos y los celtas por lo menos. No somos una raza pura como los vascos, los madrileños o los catalanes.

Aunque digan que no, era afrancesado y simpatizante de la revolución francesa, Eso no le impidió codearse con lo mas granado de la aristocracia a la que le sacaba el dinero y con la que tenía amantes al más puro estilo cortesano. Su anticlericalismo no le impidió realizar obras en iglesias con santos, vírgenes y ángeles y aceptar mecenazgos de eclesiásticos. Con su mujer tuvo 19 hijos, pero solo le sobrevivió uno según leo en la Wikipedia; muy feminista no era pues trataba a su mujer como a una coneja, aunque eso era muy habitual en aquella época.

Era amigo de Fernando VII (el “pelotas” de Napoleón y “Pepe Botella” cuando venía al caso). Cuando volvió y restauró el antiguo régimen absolutista riéndose de sus heroicos súbditos, sobre todo de los ilustrados liberales que le hicieron firmar la Constitución de Cádiz, escapo, el pintor, de España por miedo a que su amigo o mecenas de otros tiempos le cortara el cuello, como así habría sido, debido a sus simpatías liberales.

Parece ser que se estremeció con los horrores de la guerra, los asesinatos en masa, violaciones, destrucción de propiedades y patrimonio material e histórico que realizó el ejército imperial francés. Es normal; Napoleón era un pirado neurótico que fue utilizado por el ala moderada de la Francia revolucionaria para frenar a los exaltados jacobinos. Y casi los lleva al desastre. Pero no; la Francia moderna con la burguesía que tomó el poder sobrevivió a Napoleón y a los jacobinos, y hoy tienen el cava, el vino, el queso y la cocina casi mejor que la española, que ha sobrevivido también (en España), a pesar de los absolutistas, la Falange y los intransigentes revolucionarios del XIX y el XX. Un poco, gracias a Goya también, aunque era un poco excéntrico, malgenio, oportunista, maquiavélico, heterodoxo, hereje, follador y difícil de encuadrar como les ocurre a todos los genios.

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