Desde VOX (me ha sorprendido que hagan jornadas de exaltación
a Goya), hasta el otro extremo de la izquierda ensalzan su figura, naturalmente
para “arrimar el ascua a su sardina” ideológica. Durante la etapa
franquista se hizo una película en donde salía Goya como un insigne patriota defensor
del rancio y reaccionario antiguo régimen absolutista de los borbones. Otras
veces se arenga su figura como revolucionario liberal jacobino. Ni una cosa ni
otra. Sus litografías taurinas se usan para ensalzar su amor a la fiesta
nacional o para demostrar que lo que reflejaban era el horror de la tortura y
muerte de los toros y caballos de los picadores.
Francisco de Goya no era aragonés por los ocho costados, aunque
nació en un pueblo aragonés estepario del Campo de Belchite al que fue poco
porque, como buen burgués, era un “urbanita”, seguramente pijo al que no
le deberían gustar mucho las moscas y las incomodidades del mundo rural que
entonces la calidad de vida era, de verdad, muy diferentes al de las ciudades,
sobre todo de Zaragoza o Madrid. Su abuelo era vasco que vino a trabajar a
Aragón. Era un híbrido, aunque se dice que uno no es de donde nace sino de
donde pace, y el nació y se crio en Aragón que somos un crisol de culturas
desde los iberos y los celtas por lo menos. No somos una raza pura como los
vascos, los madrileños o los catalanes.
Aunque digan que no, era afrancesado y simpatizante de la
revolución francesa, Eso no le impidió codearse con lo mas granado de la
aristocracia a la que le sacaba el dinero y con la que tenía amantes al más
puro estilo cortesano. Su anticlericalismo no le impidió realizar obras en
iglesias con santos, vírgenes y ángeles y aceptar mecenazgos de eclesiásticos.
Con su mujer tuvo 19 hijos, pero solo le sobrevivió uno según leo en la
Wikipedia; muy feminista no era pues trataba a su mujer como a una coneja, aunque
eso era muy habitual en aquella época.
Era amigo de Fernando VII (el “pelotas” de Napoleón y “Pepe
Botella” cuando venía al caso). Cuando volvió y restauró el antiguo régimen
absolutista riéndose de sus heroicos súbditos, sobre todo de los ilustrados
liberales que le hicieron firmar la Constitución de Cádiz, escapo, el pintor,
de España por miedo a que su amigo o mecenas de otros tiempos le cortara el
cuello, como así habría sido, debido a sus simpatías liberales.
Parece ser que se estremeció con los horrores de la guerra,
los asesinatos en masa, violaciones, destrucción de propiedades y patrimonio
material e histórico que realizó el ejército imperial francés. Es normal;
Napoleón era un pirado neurótico que fue utilizado por el ala moderada de la
Francia revolucionaria para frenar a los exaltados jacobinos. Y casi los lleva
al desastre. Pero no; la Francia moderna con la burguesía que tomó el poder sobrevivió
a Napoleón y a los jacobinos, y hoy tienen el cava, el vino, el queso y la
cocina casi mejor que la española, que ha sobrevivido también (en España), a
pesar de los absolutistas, la Falange y los intransigentes revolucionarios del
XIX y el XX. Un poco, gracias a Goya también, aunque era un poco excéntrico,
malgenio, oportunista, maquiavélico, heterodoxo, hereje, follador y difícil de
encuadrar como les ocurre a todos los genios.
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