domingo, 2 de enero de 2022

Recopilación. Porque quiero lo mejor para mi pueblo.

 Presento este escrito dentro de la serie (ver etiquetas), de: Recopilación de escritos de publicaciones samperinas). El artículo fue escrito por Miguel Abos Bes y publicado por el Boletín Unitario de la Villa de Samper de Calanda, nº 11, enero de 1972.

He tenido ocasión de conocer este número de boletín que no tenía, como muchos otros, pues soy un manirroto y conservo pocos y algunos en mal estado. El escrito en cuestión trata de la desaparición o el estado ruinoso de edificios de nuestro patrimonio local. Ni me acordaba de él, pero he sentido una gran alegría pues de lo que si me acordaba es de que hubo algunos intentos de demolición del arco de San José, felizmente abortado, y que cuando yo lo explicaba en tiempos más recientes la incredulidad de la gente me negaba que eso fuera cierto. Tambien recordaba como los vecinos del barrio contribuyeron en la medida de sus posibilidades a evitar que el deterioro del portal fuera a más.

Hoy afortunadamente los que no han desaparecido se han “reformado”, a veces, más que restaurado y aunque a algunos no nos gusta este tipo restauraciones (incompresiblemente autorizadas por los arquitectos oficiales), yo que soy muy posibilista lo prefiero a que hubieran desaparecido; además siempre podrá enmendarse, con el tiempo, lo que no se hizo adecuadamente. 

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 ESCRITO:

           Todas las ciudades y pueblos tienen rincones típicos que siempre llaman la atención del visitante por su originalidad, por su belleza, por su armonía. Son estos lugares, el exponente de cultura, de recio abolengo, de desarrollo, de la población y de los que dan esa pincelada característica del lugar. También es cierto que muchos, siempre los antiguos, son sacrificados en aras del progreso, aunque no sin encontrar una nutrida oposición; surgen verdaderas batallas dialécticas, pero ganan muchas veces los nuevos proyectos. Pero dejemos todo esto a un lado y vayamos a lo nuestro, a nuestro pueblo para el que todos deseamos siempre lo mejor.

          Tambien Samper se ha visto privado de algunos bellos rincones, como: “el caño de la zaica nueva”; el empedrado y el muro de la cuesta de “sabina”; la famosa caja de ahorros de la “placica”; la acera de D. Ignacio; etc. (¡Cuantos y cuantos recuerdos! ¡Cuantas y cuantas hazañas extraordinarias hemos soñado de chiquillos en estos lugares!). Pero aún tenemos magníficos sitios, aunque, por desgracia, bastantes descuidados y medio en ruinas.

          Merece destacarse, entre otros, los siguientes: el arco de San José, la capilla de Santo Domingo, el Descanso, Zanzanolla. Hace algún tiempo se hablaba de la demolición de los dos primeros, mas aquellos rumores ya desaparecieron, gracias a Dios.

          El estado actual de los cuatro lugares citados es deplorable: el Descanso, ruinoso, sin tejas; Zanzanolla, cubierta de barro y ponzoña; la capilla de Santo domingo, con grietas de consideración, y el arco de San José en muy mal estado.

Ya en el barrio de San José la alarma ha sido echada y los vecinos al unísono han ofrecido su trabajo, su herramienta y su sacrificio para la pronta restauración. ¡así son los samperinos! De los otros lugares no tengo ninguna referencia, pero en los versos siguientes apunto la solución:

A los del barrio de San José

quiero una copla cantar

pues creo que se merecen

y además les gustará:

Vaya mi aplauso a vosotros

por la desinteresada oferta

pues con eso nos demostráis

que al pueblo le abráis la puerta:

si la grava y el cemento

sus perras les va a costar

no preocuparos mañicos

que el ayuntamiento las pagará;

pues gastos de esa manera

pocos hay ya que contar

y si os poneis de acuerdo

enseguida se comenzará.

Pronto los de Sto, Domingo

seguro van a empezar

a dar vueltas a la cabeza

y a sacar algún plan.

¡Buenos vecinos hay,

que nunca ganar se dejan!

y si aquellos ya pican,

estos ya entejan.

Zanzanolla y el Descanso

Solo me quedan ya,

Pero vecinos no tienen,

¿Quién los arreglará?

Que quede a la S. de Montes

El derecho a reparar

Algo que es muy suyo

Pues en el monte está.



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                                                                                              Miguel Abós Bes

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