Hoy quiero enmendarle la plana a otro lugar común y tópico; ese que dice que viajando se aprende tolerancia, cultura y demás. Lo han dicho filósofos insignes. Tambien se lo escuche decir a José Iranzo, “el Pastor de Andorra”, que, en una entrevista en los últimos años de su vida, se lo recomendaba a la gente joven. No creo que José Iranzo saliera mucho fuera de España, pero fue a los EE. UU. (donde creo que cantó una jota en ingles), a Cuba, a la antigua URSS y otros países del extrarradio, aunque la cultura y la tolerancia es posible que ya la tuviera de antes.
Yo solo he salido una vez al extranjero, a Francia. Unos amigos míos tienen un apartamento en El Pueyo de Jaca que está cerca de la frontera francesa y me dijeron, uno de los días en que les visité: -te vamos a llevar a Francia- (ahora ya no se necesita pasaporte ni hay carabineros ni gendarmes ni nada), pero me volví rápidamente en cuanto pasé dos metros, pues, aunque soy de ideología cosmopolita e internacionalista planetario, me da no se que con los franceses desde la Guerra Patriótica de la Independencia donde me hicieron correr por “el Ataque” y no les tengo mucha simpatía. Además, ya he vivido en Cataluña y he estado en Galicia y Gipuzkoa, que como sabemos son países, como mínimo, forasteros.
Recuerdo que fui a Galicia con mi padre (+) y en una taberna de Vigo, al lado de nuestra mesa teníamos a cuatro paisanos jugando a las cartas (no creo que fuera guiñote, porque eso solo lo sabemos jugar aquí). Mi padre, un tanto asombrado, se dirigió a mi y me dijo: mira, esos de esa mesa hablan “chapurriau”. No eran de por aquí; hablaban “ibero-romance occidental” de Galicia (no el oriental de La Franxa i de las comarques catalanes i valencianes) aunque se dice que los gallegos son celtas, pero también lo son los irlandeses y hablan inglés germánico, eso si, son católicos, los irlandeses, e indisciplinados y libertarios apolíticos como los aragoneses; a los irlandeses no los han podido amaestrar los flemáticos, antipáticos y aburridos ingleses, pero les han metido la lengua. Dicen que los irlandeses se nos parecen, aunque nunca he estado en Irlanda ni pienso estar, que hace mucho frio y soy muy friolero, pero leo la Wikipedia y estoy muy enterado.
No se porque hay que viajar para conocer países y adquirir cultura, tolerancia y conocimiento; conozco gente que está siempre viajando y no tienen nada de eso, o creo que no la tienen, que es todo muy intrínseco, individual y subjetivo. A uno que acababa de venir de Escocia le dije que cual era la capital de Escocia y me dijo, todo convencido, que Londres; tampoco yo estaba muy seguro, pero fui al buscador del ordenador y me salió “Edimburgo”, o sea; que yo sin ir a Escocia, en un momento, supe cual era su capital y el que había ido allí pensaba que estaba visitando Londres.
Ahora con el ordenador se puede conocer todo, y que digan lo que quieran quienes hablan mal de las nuevas tecnologías, que siempre pasó igual, desde que el Duque de Híjar no quería comprar una aventadora porque tenía suficientes jornaleros sin jornal que le aventaban la parva gratis, o desde la invención de la imprenta que aumentaron enormemente la publicación de libros, folletos y panfletos subversivos, malos muchos de ellos, y decían que volvía los sesos agua como le pasó a don Quijote de la Mancha. Los reaccionarios siempre oponiéndose al progreso. A mi me gusta hasta la televisión con los programas “basura” y de alcahuetería (que a esta edad ya no me pueden aborregar mas de lo que estoy), pero cada vez la veo menos desde que me he “enganchado” al ordenador; así que estoy totalmente alienado mentalmente, pero disfruto como nunca, y esto es como decía un primo mío del vino, que entendía mucho: el mejor vino es el que más te gusta.
Y hablando de países raros, la Comunidad de Madrid si que es rara, aunque está en el centro de España y todos los ríos desembocan allí; ahora han creado una academia para enseñar español que va a regentar Toni Cantó. Me pregunto porque allí, si es donde mejor se habla y entiende el español o castellano porque es el más castizo, o sea, el “román paladino”; como no sea para enseñar a que vuelvan a pronunciar los madrileños la “elle”, que ya se está perdiendo hasta en Aragón. Puede que “Cantó” se meta en berenjenales y quiera emprenderla con lo del “lenguaje inclusivo feminista” que hasta yo que lo soy me pone nervioso; eso de el teniente, la tenienta; la señora Ayuso o la señora Ayusa… aunque en nuestro pueblo siempre hemos dicho: el tio Cascante y la tia Cascanta; el tio Figote y la tia Figota; el medico y la medica; el perito y la perita; el practicante y la practicanta, y llamábamos en femenino a los árboles frutales; la manzanera, la presquillera, la almendrera, la noguera, la mengranera o la cerecera, que Samper siempre fue muy avanzado en la cuestión social. Pero para esas cosas ya está La Real Academia de la Lengua. En relación con esto le decía yo el otro día a unos compañeros muy de las izquierdas, que si conseguimos la III República ¿como llamaremos a la academia? Porque Real ya no podrá ser, pero la mayoría de los académicos que son muy realistas se opondrían al cambio de nombre y se iba a montar la de “Dios es Cristo”. Otra vez la guerra civil, total por un nombre.
Hace unos días fui a Toledo que es más costerudo que Samper y no podía andar; al final me senté en la terraza de un bar que es lo que hace todo el mundo, ¿para eso es necesario ir a Toledo? Con un buen documental de la televisión en tu casa te ilustras más.
De todas maneras, no me molestan
los que viajan al extranjero. Pero yo, si salgo del perímetro del Valle del
Ebro, ya me creo que estoy en otro planeta.
Madrid te podrá parecer un "país" raro por distintas razones, pero eso de que todos los ríos desembocan allí es bastante surrealista. Lo que tienen es un río pequeñito, eso sí, muy bien cuidado, que da gusto verlo. Pero, por si alguno no se había enterado, aquel grupo de la movida ya nos dejó claro a toda España que allí no hay playa, vaya vaya.
ResponderEliminarOtro tema es el de la "academia" de español. Estoy de acuerdo contigo: por qué allí, si estaría mucho mejor en Gerona o en Palma o en San Sebastián donde los niños no se pueden escolarizar en español (¡vaya país, España; este sí que es raro, raro). Pero, claro, no se trata de una academia, se trata de fomentar una industria, un negocio, que se deberían tomar muy en serio todas las comunidades autónomas. Promover que los estudiantes de español vengan a Madrid, Salamanca o Zaragoza, en lugar de ir a Méjico o Buenos Aires, es intentar captar un chorro de millones a base de alojamientos, derechos de matrícula, libros y materiales didácticos, excursiones turísticas, etc. Y si se hace bien, el retorno en términos de futuros viajes turísticos y de prestigio exterior es indudable. Pensemos que el idioma español se estudia en muchos países como primera lengua extranjera, que hay mucho interés por ella (claro, somos un mercado demás de 20 países y casi 600 millones de hablantes). Así que ahí hay un buen filón que explotar.
A mi tampoco me molestan los que viajan ni los forasteros, pero procuro santiguarme si cruzo de la villa a la parroquia
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