domingo, 8 de marzo de 2020

Comentario. La fe se tambalea en la Iglesia por el coronavirus.


          O no; de situaciones más difíciles ha salido. Pero lo tiene chungo. Lo más llamativo ha sido el cierre de las piscinas en Lourdes para los enfermos; precisamente era el agua de Lourdes la que curaba las enfermedades, pero no parece que pueda con el virus este. También han retirado los “besamanos y besa pies” en imágenes como en el Pilar de Zaragoza o el agua bendita de las pilas; se elimina de la misa el darse la mano o besarse. La Iglesia acepta las formalidades racionalistas de las autoridades y protocolos de la ciencia médica.

          No se si es consciente, la Iglesia, de lo que esto supone para la credibilidad en su cualidad milagrera, aunque parece que tanto el clero como el mundo de los fieles lo acepta con total conformidad, salvo alguna cofradía andaluza que ya ha dicho que no harán caso a las ordenanzas sobre los besos a determinadas imágenes, lo que les puede acarrear fuertes multas. Yo creo que la Iglesia hace bien, aunque en esto de la eficacia de sus milagros no se si no saldrá tocada; puede que haya un antes y un después del coronavirus, pero la apuesta de la Iglesia por la racionalidad, a la larga, le va a beneficiar, más que perjudicar.
          Yo no voy mucho a misa y pierdo la memoria; a ver si me acuerdo de que cuando se dé “la paz” en la liturgia, no le de la mano a otro feligrés o me ponga a besar. Ahora que me había acostumbrado me voy a tener que desacostumbrar.

NOTA DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL:

El secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Argüello, ha apuntado la "conveniencia" de retirar el agua bendita de las pilas a la entrada de los templos, de no estrechar la mano como signo de paz en las misas o de sustituir el besapiés de imágenes religiosas en Cuaresma por una inclinación del cuerpo, pero ha subrayado la importancia de mantener los templos abiertos como lugar de "esperanza".

"Queremos tener en cuenta el criterio de las autoridades sanitarias. Algunas de estas pautas compartidas irán apareciendo en unas diócesis u otras, como la conveniencia de retirar el agua bendecida de las pilas a la entrada de las iglesias, que el momento del signo de paz en vez de estrechar la mano o darse un abrazo pueda ser un gesto más reverencial o que en la devoción a imágenes tome protagonismo la inclinación del cuerpo, ha subrayado Argüello.
Así lo ha indicado este viernes 6 de marzo durante la rueda de prensa final de la Asamblea Plenaria de los obispos, que se ha celebrado esta semana en Madrid. También ha recomendado a los sacerdotes que cuando vayan a celebrar misa se laven las manos "antes y después de distribuir la Comunión".
Si bien, ha subrayado la importancia de "mantener los templos abiertos" durante esta epidemia de coronavirus, porque en ellos se ofrece "un lugar de confianza y esperanza" en medio de "situaciones de preocupación y angustia" no sólo frente al virus en sí mismo sino también frente al "virus de los miedos y faltas noticias".
Precisamente, ha recordado que cuando en Europa se extendió la peste negra en el siglo XIV surgieron devociones e imágenes porque la gente "desbordada por la enfermedad pasaba su angustia a la Virgen de las Angustias o su dolor a la Virgen de los Dolores".
Esto no quiere decir, según ha precisado, que no se deban hacer "todos los esfuerzos científicos" para frenar el virus porque sea la devoción a las imágenes la que va a curar a los enfermos, pero ha precisado que "la confianza ciega en la ciencia no tiene la última palabra".

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