sábado, 1 de febrero de 2020

Enlaces amigos. Los agricultores españoles estallan hartos de los bajos precios y la especulación.


Agricultores que venden su cosecha a precios "de ruina", grandes distribuidores que "especulan" para inflar sus beneficios y la sensación de que la agricultura es "moneda de cambio" en los tratados internacionales. Son algunos de los elementos que han hecho que los productores del campo español hayan salido a protestar en hasta once comunidades autónomas esta semana, con la negociación de la nueva Política Agraria Común (PAC) en la Unión Europea de fondo.
Los agricultores se quejan del escaso margen de ingresos con los que a veces no cubren costes, de la desregularización del sector o de la competencia desleal que sufren con respecto a la fruta y verdura importada. Y sí, también les preocupa la desprotección frente al cambio climático, que recaerá directamente en su forma de vivir.
Durante los últimos días, buena parte de los focos se han girado hacia Extremadura, una tierra que pide paso mediático. Este miércoles, hubo cargas policiales en una manifestación de productores en Don Benito (Badajoz). Unas horas antes, el presidente Guillermo Fernández Vara había vinculado la subida del Salario Mínimo Interprofesional con el aumento del paro agrario extremeño. La relación directa entre ambos no está clara. De hecho, las organizaciones agrarias consultadas le dedican un espacio relativo: los problemas del campo español no se explican por causas puntuales, sino estructurales: "Hay que valorar los costes de producción en un conjunto. Maquinaria, impuestos, condiciones sociolaborales, etc., pero no solo, el problema es general", explica Miguel Blanco, secretario general de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), que sí se queja de que el Gobierno haya tomado esta medida "sin consultar al sector y sin medidas compensatorias".
También se quejan de las malas prácticas que "bajan los precios artificialmente", ejemplificando con dos: la "venta a pérdidas" de los supermercados como estrategia comercial y las "subastas a ciegas". Para ejemplificar la primera, recurre al ejemplo de un supermercado que pone el aceite a dos euros como producto gancho y el resto de supermercados, para equipararse, lo que hacen es "presionar al agricultor": "Les dicen que o lo ponen a este precio o no se lo compran", explica Huertas. También denuncia la opacidad de las subastas a ciegas: "Se saca una licitación y se les dice a las empresas que quieren comprar 100.000 toneladas de aceite y que quien haga la oferta más baja se que queda con ella"

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