Agricultores que venden su cosecha a precios "de ruina",
grandes distribuidores que "especulan" para inflar sus beneficios y
la sensación de que la agricultura es "moneda de cambio" en los
tratados internacionales. Son algunos de los elementos que han hecho que los
productores del campo español hayan salido a protestar en hasta once
comunidades autónomas esta semana, con la negociación de la nueva Política
Agraria Común (PAC) en la Unión Europea de fondo.
Los agricultores se quejan del escaso margen de ingresos con los que a
veces no cubren costes, de la desregularización del sector o de la competencia
desleal que sufren con respecto a la fruta y verdura importada. Y sí, también
les preocupa la desprotección frente al cambio climático, que recaerá
directamente en su forma de vivir.
Durante los últimos días, buena parte de los focos se han girado hacia
Extremadura, una tierra que pide paso mediático. Este miércoles, hubo cargas
policiales en una manifestación de productores en Don Benito (Badajoz). Unas
horas antes, el presidente Guillermo Fernández Vara había vinculado la subida
del Salario Mínimo Interprofesional con el aumento del paro agrario extremeño.
La relación directa entre ambos no está clara. De hecho, las organizaciones
agrarias consultadas le dedican un espacio relativo: los problemas del campo
español no se explican por causas puntuales, sino estructurales: "Hay que
valorar los costes de producción en un conjunto. Maquinaria, impuestos, condiciones
sociolaborales, etc., pero no solo, el problema es general", explica
Miguel Blanco, secretario general de la Coordinadora de Organizaciones de
Agricultores y Ganaderos (COAG), que sí se queja de que el Gobierno haya tomado
esta medida "sin consultar al sector y sin medidas compensatorias".
También se quejan de las malas prácticas que "bajan los precios
artificialmente", ejemplificando con dos: la "venta a pérdidas"
de los supermercados como estrategia comercial y las "subastas a
ciegas". Para ejemplificar la primera, recurre al ejemplo de un
supermercado que pone el aceite a dos euros como producto gancho y el resto de
supermercados, para equipararse, lo que hacen es "presionar al
agricultor": "Les dicen que o lo ponen a este precio o no se lo compran",
explica Huertas. También denuncia la opacidad de las subastas a ciegas:
"Se saca una licitación y se les dice a las empresas que quieren comprar
100.000 toneladas de aceite y que quien haga la oferta más baja se que queda
con ella"
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