domingo, 29 de abril de 2018

ArtiCulo. Abuso o violación.


          Hace unos años, un viejo anarquista que había participado en la guerra civil como voluntario en una brigada de milicianos de la República me contaba que, en su unidad, unos soldados violaron a una o varias mujeres al entrar en un pueblo ganado al enemigo. Los soldados fueron juzgados (no sé por qué procedimiento, no creo que fuera muy garantista en aquellas condiciones) y condenados a muerte por fusilamiento. Los soldados lloraban (¡como mujeres!) y suplicaban el perdón que no les fue concedido.  Al final se les fusiló, pero con balas de fogueo.

          Se fue compasivo con ellos, aunque ellos no lo fueron con sus víctimas a las que despreciaron como objetos o animales, pero no sé si habrían tenido tanta suerte si la influencia de las mujeres libertarias y libres de aquella época hubiera sido mayor, que no lo era, incluso en las brigadas anarquistas. Bien es verdad que ya entonces también empezaba a ser influyente entre los sectores democráticos y de izquierdas el rechazo a la pena de muerte, incluso en caso de guerra; pero por aquella época todavía era un sentimiento o idea minoritaria en ambientes izquierdistas*.
           Y es que las ideas y los sentimientos avanzan, retroceden y se modifican según estas avancen o no. La sociedad es cambiante y las ideas, la moral y esas cosas no son igual ahora que hace cincuenta años, y no lo será ahora como dentro de cincuenta (esperemos que en positivo). Seguramente cuando aprobaron la diferencia penal entre abuso sexual y violación no hubo mucho rechazo social (a lo mejor me equivoco), y luego los árbitros, en este caso los jueces, interpretan la ley según sus perjuicios éticos, ideología o sentimientos de clase; eso es inevitable. El poder judicial es un estamento del Estado; el más conservador casi siempre, en todos los Estados; antes emanaba del poder real, ahora es supuestamente independiente, pero, al menos en España, emana de los principales partidos turnistas, porque como decía el recientemente fallecido señor García Trevijano, somos no una democracia al uso sino una partidocracia. Oligarquía que diría Costa.
          Hoy escandaliza que no se considere violación un abuso sexual continuado de un grupo de hombres a una joven (haya penetración o no), aprovechando el jolgorio, “la marcha” y la permisividad que da la fiesta en la que la mujer, igual que el hombre, se ha incorporado o debería incorporar, con pleno derecho y libertad sin que eso sea una invitación al macho a abusar de ellas. Pero los elementos rezagados de la sociedad no lo entienden por las buenas; habrá que hacérselo entender por las malas; aunque sea con balas de fogueo. Lo que escandaliza es que el poder judicial esté entre los elementos más rezagados de la sociedad. Que estén con los poderes facticos, se entiende, porque en definitiva es la mano que les da de comer, pero que lo estén también en lo moral, que sean machistas anacrónicos rezagados de la media de la sociedad a la que juzgan, estos señores de levita y toga ganada en oposición, es preocupante.
          Dicen que interpretan lo que dice la ley; pero no les criticarían tanto si hubieran resuelto el dilema condenando a los procesados por violación y no por abuso, porque es evidente que el abuso es agresión sexual; han querido fusilar con balas de fogueo en una época en la que cada vez tienen más influencia las mujeres libertarias incluso en ambientes conservadores.
          *(Me decía también, quien me lo contó, que fueron condenados a ir a “primera línea de fuego”, aunque tampoco esto se llevó a cabo pues al ser casi reclutas de quinta “les dieron pena” a los jefes.)

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