miércoles, 23 de marzo de 2016

Presentación. La iglesia por dentro, antes de pintarla y despues de pintada.

Observar los colores antes de remozarla y los de ahora. Como no tengo conocimientos de arquitectura ni de pintura no me atrevo a opinar.
Pinchar en las fotos para ampliarlas.


7 comentarios:

  1. yo tampoco tengo conocimientos de arquitectura, pero agradezco a las fotos antigua y nueva... demasiado nueva para mi gusto, aunque supongo que eso se arreglará con el tiempo.

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    1. He comunicado otras veces que se pueden introducir comentarios anónimos o con “alias”, además, no me gusta censurar las opiniones de los lectores de mi blog, pero cuando son muy críticas hacia alguna persona individual y reconocible, creo que el comentario no debe ser anónimo. Por eso he decidido suprimirlo provisionalmente. Si el comunicante se muestra con su nombre de pila y apellido, lo volveré a publicar.

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    2. No, Chuel, has hecho muy bien en quitarlo. Es mejor no ver, no oir y no hablar, dejar pasar todo y no comprometerse. El pecado no es hacer chapuzas o ser mal profesional, el pecado es decir que lo son en voz alta, y el pecador el que lo dice.
      Seguimos con el fútbol, las meriendas y las tonterías, y la licenciatura en Historia del Arte que siga durmiendo el sueño de los justos. Conformismo, pase lo que pase, eso es lo correcto.

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  3. Sigo viéndola muy mediterránea. El gris era más nuestro, pero las líneas que perfilaban los nervios de las bóvedas la oscurecían y ahora tiene más luz, hay mayor contraste y se ve más limpia. Lo que sigue sin encontrar sitio es el zócalo del Altar Mayor. Si las piedras artificiales eran horribles esto lo mejora, pero poco. Me han gustado los pedamos del presbiterio. Y puestos a opinar, pues ahora el suelo desentona.

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  4. K color es aparte del blanco

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