Tiempo de recogimiento.
De amor y esperanza,
De tambor, bombo y sentimiento.
Unidos al fervor de unos pueblos
Que, año tras año,
Con ilusión y anhelo,
Consiguen entusiasmar
A niños, grandes y abuelos
Claro y sereno,
Traspasa el alma
Cual si fueras el Nazareno.
Jueves Santo, medianoche,
Caminan hacia la plaza
Tambor y bombo,
Y las cornetas les acompañan.
A la señal de las doce
La plaza estalla:
Sonidos de tigre herido
O la tierra falla.
Cuyos repiques llegan al alma.
Jesús ha muerto,
La tierra clama.
Sus procesiones
De luto y silencio
Rota solo por los tambores,
Y la oración del penitente.
Virgen María, ¡que triste estás!
No llores, madre,
Pues este pueblo
Contigo está.
Pueblo grande,
Pueblo labriego que acoges
Como si fuera del mismo seno
A todo aquel que viene a visitarte
Con fe y anhelo.
Con la llegada de éstos, tus hijos
Que un día tuvieron que emigrar
A otras tierras, a trabajar,
Hoy los recibimos
Con nuestros brazos, de par en par.
Como las grandes tribus
Se reunían en Israel,
Hoy vienen todos unidos
A esta tierra, a este, mi pueblo.
Esto es, Samper.
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