Pinchar foto. |
Por Alejandro Abadía París.
Encontrar fotografías antiguas es
apasionante por la cantidad de información que traen. Hace ya años nos apareció una del Calvario, lleva la
fecha del año 1900 a máquina antigua de escribir, lo que la convertiría en la instantánea más
antigua que había encontrado de Samper. Y creo que es posterior por la altura
de los cipreses, la indumentaria de los ermitaños y algunos detalles más, como
por ejemplo el reverso de la foto y las
dimensiones.
A finales del siglo XIX la Unión Postal Universal reglamentó las dimensiones de las tarjetas postales (9 mm x14 mm), que es lo que tiene
ésta, pero no fue hasta 1906 cuando dividió la parte del reverso en dos: el
lado izquierdo para escribir el texto y el derecho para poner la dirección y el sello,
datos que se corresponden perfectamente con nuestra tarjeta... Es decir que nos
iríamos a fechas posteriores a 1906. ¿Estamos ante una tarjeta postal?
Si bien es cierto que una buena parte
de las fotografías antiguas nos aparecen en los reversos frases como “Carte
postale”, “Tarjeta postal”…, esto obedecía a que el laboratorio o no disponía de otro papel que el utilizado
para las tarjetas y revelaba con él o tenía mayor cantidad y lo aprovechaba. La
distinción entre una foto particular y una tarjeta postal está
Reverso de foto |
en
el motivo de la foto (imágenes
familiares o de monumentos), en las dimensiones; en que los reversos encajen
con la normativa de 1906, aunque en una
buena parte todo coincide porque el revelador utilizaba el mismo papel y,
sobretodo, en que se repitan, es decir: que se hayan comercializado en serie.
La foto del Calvario si se
pudiera demostrar que es una tarjeta
postal – tiene todas las pruebas salvo que es pieza única conocida hasta ahora-
, no dejaría ser significativo el hecho de que en Samper se emitiera tarjetas postales en esa época, porque algo
nos diría de nuestra vocación turística y de
que ya había algo que merecía la pena enseñar. Y surge la pregunta:
¿Qué tipo de pasos y objetos semanasantistas se guardaban en el Calvario para
potenciarlos, como un reclamo turístico?
En esta imagen el edificio se nos
muestra intacto; los cipreses pelados, siguiendo la vieja tradición que tantas
burlas hemos venido recibiendo con los dicterios de: “Los de Samper: los que
pelan los cipreses”; recordándonos que los atripeceros no se deben podar. Que han de crecer por si mismo
vestidos desde los pies como un monje; que él sólo se genera. Aunque no
entendían nuestros vecinos que a los cipreses se les arrancaba las ramas por
los tamborineros, en los noches de Semana Santa, para manifestar que habían subido en
procesión. (Lo peor es que hoy día que no hay tambores con cuerdas nuestra
gente los poda sin saber porqué, dejándolos con “palo”. Es el resultado de una
cultura nunca aprendida.
No sé si la familia que aparece
difuminada en la foto es la del “tío Porrón”,
protagonista de un dicho samperino mas. Creo que no, porque los árboles están muy crecidos para lo
que cuenta la tradición de que él los
plantó y los cuidó.
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