miércoles, 10 de septiembre de 2025

Historia y cultura. Pueblo Viejo de Belchite

 En el término municipal de Belchite hay numerosos yacimientos que evidencian una ocupación antigua. Durante la expansión romana, tuvo importancia militar en campañas hacia el Ebro.

Entre el 714 y 1116, fue habitada por población autóctona de religión musulmana, que fue vuelta a cristianizar pero que dejaron su huella en el urbanismo y técnicas constructivas. En este año, 1116, fue conquistada por el rey cristiano aragonés Alfonso I el Batallador y entregada a Don Galindo Sánchez, quien fundó una cofradía con funciones defensivas.

En el siglo XV pasó al señorío del duque de Híjar y en 1489 se creó el condado de Belchite. Desde entonces, su escudo muestra una B dorada coronada sobre fondo rojo, aún visible en las ruinas. En el siglo XVI se construyó la iglesia de San Martín de Tours, con reformas en el XVIII. El actual santuario del Pueyo, de estilo barroco, fue levantado entre los siglos XVII y XVIII. En 1721 se cedió al arzobispo de Zaragoza para fundar un seminario. En 1781 se inauguró un convento de Dominicas, que también sirvió como escuela para niños pobres. En el siglo XIX, Belchite vivió guerras y reconstrucciones. En 1809 fue escenario de una batalla entre aragoneses y franceses. En 1838 fue tomada por los carlistas, y en 1866 se restauró el seminario menor. La revolución de 1868 causó graves daños. El convento de San Agustín, ya abandonado desde la desamortización, fue incendiado. En 1882 se construyeron la capilla de San Antón y el hospital para personas sin recursos.

Durante el golpe de estado franquista y la posterior Guerra Civil (1936-1939), Belchite volvió a ser campo de batalla. Aunque la violencia ha sido ampliamente documentada, el valor patrimonial actual del Pueblo Viejo deriva de esta etapa devastadora. Tras la guerra comenzó su progresivo abandono, culminado en la década de 1960. En 2002 fue declarado Sitio Histórico y Bien de Interés Cultural (BIC), en reconocimiento a su valor arquitectónico y simbólico como testimonio del horror y dolor provocado por la violencia de las guerras.

A pesar de estar reconocido Bien de Interés Cultural y Sitio Histórico, este patrimonio peligra si no se acometen pronto obras de mantenimiento. Ya se ha dejado perder mucho,


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