Desde que hay elecciones en España el equilibrio de fuerzas electorales entre la izquierda y la derecha se mantiene estable. Con pequeñas variaciones, medio millón de votos arriba medio millón abajo. La situación está estabilizada en términos de bloques ideológicos. No es previsible que vaya a cambiar mucho en el corto plazo. Las encuestas no reflejarán cambios importantes. Tampoco se observan a corto plazo otras políticas de alianza que las que hay establecidas ahora. Salvo que las derechas nacionalistas de Euskadi y Cataluña cambien de bando, algo que por ahora no parece posible.
Es muy difícil
saber si la legislatura durará o no. El primer gobierno de coalición entre PSOE
y Podemos arrancó con expectativas muy bajas. Mucha gente decía que no iba a
funcionar, que era un experimento destinado a fracasar y que nos encaminábamos
a una legislatura más bien breve. Sin embargo, la legislatura aguantó mucho. Hay demasiadas incertidumbres como para poder
hacer un juicio tajante de si va a ser una legislatura duradera o habrá pronto
elecciones, que es lo que yo creo.
Pero los
grupos que apoyan al gobierno no desean que este gobierno sea reemplazado por
la derecha del PP y VOX, y eso actúa como un pegamento que mantiene unidos a
los socios de coalición y sus aliados a pesar de sus diferencias.
Lo que se
llama polarización política es muy grande en los medios de comunicación y en
las “redes sociales”, aunque yo creo que esta más en las elites
partidistas y en las personas muy ideologizadas, que son una minoría social, que
en la calle, donde la gente suele ser de ideas mixtas o trasversales; no
obstante, en mucha gente ha calado la idea de la ilegitimidad de este gobierno,
al que se le llega a acusar de anticonstitucional por parte de las derechas,
pero, paradójicamente, otra mucha gente está reaccionando ante lo que creen una
oposición de corte fascista o de extrema derecha que les da miedo por las
experiencias históricas que se han tenido con estas ideologías.
Todo depende,
para ganar unas elecciones, de que uno u otro bloque logre movilizar a un
puñado de más que el otro. Las encuestas, de uno u otro bando, están muy
manipuladas o “cocinadas” por quienes las encargan, no aciertan
la mitad de las veces y tienen cada vez menos credibilidad.
Lo que le está
sucediendo al Partido Popular no es muy diferente de lo que les ha sucedido a
otros partidos conservadores en Europa que se contagian de los elementos más
tóxicos de los partidos de la extrema derecha quizá para no perder el electorado
más extremista a su derecha.
El PP, se
encuentra en una situación muy difícil de gestionar, que consiste en que el
principal partido de la oposición aparece como si fuera un partido de
ultraderecha, no siéndolo porque no lo es, pero utiliza un estilo de oposición
que no encaja con lo que es un partido de centro derecha europeísta.
El caso de Vox
es curioso porque, al contrario que otros partidos de extrema derecha europeos
que se forman en torno a enemigos externos como la emigración, que también en
Vox, pero, sobre todo, aquí en España la extrema derecha se construye en torno
a enemigos internos con un anticatalanismo muy profundo, en contra el modelo de
las autonomías (que las eliminaría si pudiera) y la fobia a los nuevos
movimientos sociales como el feminismo, el ecologismo, el movimiento LGBTQ y
otros cambios en las costumbres generacionales. En Europa occidental, por
ejemplo, en Francia, la extrema derecha acepta la secularización de la sociedad
y se define como laica y republicana.
La extrema
derecha en Occidente sigue creciendo. Es un fenómeno que viene aumentando y
crece. Durante estos últimos cuatro, cinco o seis años la tendencia está
acelerándose y los partidos de extrema derecha están consiguiendo no sólo más
votos, sino también mayor visibilidad. Su discurso está metiéndose, incluso, en
gente que, aunque no les vote está empezando a pensar de acuerdo con sus marcos
políticos ideológicos y haciéndoles razonar como si fueran de ultraderecha,
aunque no lo sean ¿Cuánto durará eso? habrá que ver cómo evoluciona, si sigue
creciendo, si se consolida o va hacia abajo. Los tiempos políticos ahora no
tienen que ver con los de hace unas décadas y todo cambia rápidamente. No se
puede pronosticar hacia dónde. La corrupción afecta poco al electorado del PP y
el PSOE, entre otras cosas porque los casos afectan a los dos y de manera muy
fuerte, y a sus cupulas dirigentes. Por eso se repelen y se auto realimentan
sin que pierdan mucho.
Algunos de los
mantras de la derecha como el de que el Partido Socialista es cómplice de ETA,
ya no tiene mucho efecto. Es un recurso gastado por tantas veces utilizado.
Llega un punto en que la gente queda insensibilizada ante este tipo de
mensajes. Además, ETA hace años que ha desaparecido. Por otro lado, la
integración de Bildu (un partido formado por la antigua HB y otros partidos
nacionalistas vascos más moderados que estaban en contra el terrorismo) en la
política institucional, ha sido gradual. Se ha ido comprobando que no produce
el tipo de peligros de los que muchos advertían. Tiene un comportamiento
institucional bastante normalizado, cada vez más integrado en el sistema,
aunque emplee todavía un lenguaje exclusivista antiespañol.
En cuanto a la
amnistía no lo va a dejar de agitar la derecha; es un recurso demasiado goloso
para su discurso. La tramitación va a ser larga y por lo tanto va a estar sobre
el tablero durante muchos meses. Es un tema que la derecha no puede
desaprovechar. Le da mucho juego para vender esta historia de que el Gobierno
es presa de unos socios que ellos llaman delincuentes o golpistas y por lo
tanto facilita mucho esta acusación de un gobierno ilegítimo que pone en
peligro los fundamentos del sistema político español. Así que nos esperan
muchos meses de machaque inmisericorde a cuenta de la amnistía.
La extrema
derecha de Vox cada vez está más normalizada y solo da miedo a los más
ideologizados de las izquierdas e intelectuales orgánicos; sin embargo, la
sociedad actual no tiene nada qué ver con la de los años 30 del siglo pasado. Entonces
se daban los siguientes fenómenos que hoy no existen:
1). La
población rural era entonces del 80% en España y la mentalidad urbana apenas
había penetrado en ella. Hoy casi todo el mundo vive en las ciudades, pero,
además, quienes viven en los pueblos ya no son rústicos, son de mentalidad
burguesa o moderna.
2). La mayoría
de la población era analfabeta, sobre todo las mujeres, Hoy no solo todo el
mundo sabe leer y escribir y las cuatro reglas elementales, es que, sobre todo
la juventud y la media edad tienen estudios medios y superiores, aunque se
intente desprestigiar a las nuevas generaciones de incultas o iletradas, la
verdad es que nunca fueron tan cultas (sobre todo tantas). Yo sé que esto no le
gustará leerlo a mucha gente pedante que me lea, pero es la verdad, y la verdad
va a misa,
2). Las nuevas
generaciones viven mejor que la de sus padres y mucho mejor que la de sus
abuelos (salvo sectores marginales o bajo el umbral de la pobreza) que son
relativamente importantes pero minoritarios. Las generaciones jóvenes no
cambiarían su situación por la de sus padres y abuelos, pero temen a la
incertidumbre económica y laboral que en las últimas décadas no existía. Van a
vivir peor a pesar de que están más preparados, Ese es un fenómeno que propició
la aparición de Podemos que recogió mucho voto juvenil progresista decepcionado ahora en parte, y la extrema derecha que recluta a ese sector de la juventud
inadaptada a los cambios sociales, es decir que se vuelve reaccionaria a esos cambios.
Pero para la mayoría de la juventud la permisividad social que viven los jóvenes ahora es cien
veces mayor que en tiempos pasados y el autoritarismo en la familia, en la
escuela y en la calle a bajado tanto que no tiene precedente. Casi no existe autoridad, el problema se les presenta cuando van a trabajar, que ahí la empresa es cada vez más autoritaria; Para los autónomos las exigencias de los consumidores y proveedores son imposibles de cumplir, no están preparados para esto y les produce una esquizofrenia y enfermedades psicológicas que antes no existían.
Podemos y Sumar
están en una situación lamentable para este sector a la izquierda del PSOE. No
hay espacio para tanto capitán o capitana. Algunos caerán, o todos. El cainismo
y el sectarismo es una tradición en este segmento de la política, aunque que
pareciera que Podemos vino con unas virtudes novedosas. Pero le duró poco. Las
relaciones entre Sumar y Podemos han sido muy malas y no ha habido voluntad
suficiente por ninguna de las dos partes para llegar a un acuerdo de
convivencia. Pero al margen de cuál sea el reparto de culpas, creo que el
resultado final es extremadamente dañino para las izquierdas en general y
acerca más a las derechas a una mayoría absoluta si ahora hubiera elecciones
generales u otras que haya en futuro; ya debieran haber aprendido de las autonómicas
y municipales, pero no.
Mi pronóstico,
si es que puede hacerse, es que se vuelve al bipartidismo, aunque con una
incierta resistencia de la derecha e izquierdas extremas y una mayoría de los
partidos nacionalistas, sobre todo en Euskadi y Cataluña (ya veremos en Galicia
donde el BNG parece que va en aumento entre la juventud).
Y una cosa,
las elecciones autonómicas, municipales y las europeas no se harán en “clave nacional”.
Por más que la mayoría de los partidos, quieren que así sea. Muchos electores
votan de diferente manera según las elecciones sean locales, autonómicas,
generales o europeas; la mayoría no, pero una minoría significativa sí que lo
hace, y esto vuelve loco a los partidos que creen que todas las elecciones se
votan con los mismos sentimientos y parámetros, y cada vez hay más gente que
vota en cada convocatoria como le viene en gana y cada vez más. O no vota, porque la desafección
va aumentando, pero ¿a quién afectará la desafección y por lo tanto se abstendrían
más sus votantes?
En principio
parece que perjudicará más a las izquierdas, pero hasta que no haya elecciones
no lo sabremos. Todo apunta a que será así, por eso las derechas piden
elecciones todos los días y las izquierdas no. Pero como cambia todo tanto y
tan rápido, ya veremos.
No tardaremos
en saberlo.

Buen artículo, se agradece que lo escribas. Luego, a pie de calle se simplifica todo. Hoy en el bar de mi cuñado he escuchado que a Sánchez le votan algunos de los que tiene en nómina: funcionarios, jubilados, oenegeros y chiriguiteros, ni un sólo de los autónomos y escasos trabajadores por cuenta ajena. Ahí lo dejo que me estoy comiendo un bocadillo de mortadela.
ResponderEliminarBuen provecho qu´esa cuenta m´echo
Eliminar