No doy crédito. Cómo estará el periodismo que no gastaron ni cinco minutos en comprobarlo, en contrastarlo con expertos y fiarse a pies juntilla de un "informe" de un folio (literalmente un folio a dos caras) que anuncia la catástrofe para la vida de millones de personas.
Habrá que aclarar que los
bancos privados no son instituciones académicas y que todo lo que dicen sus
estudios está encaminado única y exclusivamente a vender un producto bancario.
En este caso, y como es evidente, la intención del folleto es meter miedo a los
jóvenes para que se hagan planes privados de pensiones. De hecho, es habitual
que cada dos o tres años un banco saque un "informe" alertando de que
el sistema de pensiones en España es insostenible. Llevan haciendo y diciendo
lo mismo al menos 50 años.
No pude confirmar los datos
del "informe" del BBVA porque el estudio no existe, lo que existe es
un folleto de un folio que plantea hipótesis regresivas y ya está. Cuando abro
el documento descubro que tiene dos páginas y que no es un resumen sino lo que
ellos llaman estudio, algo que ninguna universidad del mundo llamaría. Lo que
hace el folleto es plantear una hipótesis burda: toma la foto fija de los
salarios en España y hace una proyección a 40 años como si en 40 años nada,
absolutamente nada, cambiase: ni la sociedad, ni los sistemas productivos, ni
la tecnología, ni los impuestos, ni los salarios, ni una coma de las leyes, ni
la demografía. Toman la ley actual, la proyectan a 2065 y se quedan tan anchos.
Para concluir que la única
solución para que los jóvenes cobren buenas pensiones dentro de 40 años es
trabajar más años o hacerse un seguro privado de pensiones, el argumento es el
siguiente: como trabajan de forma precaria, sus malos salarios tiran a la baja
su base de cotización, por lo que tendrán que trabajar más años para tener una
buena pensión si en 40 años nada cambia y si (y esto es lo mejor) "a ello
se añaden los efectos de posibles reformas que reduzcan la generosidad del
sistema", leo en el informe del BBVA de 2023 al que el panfleto hace
referencia. Ambos dan por sentado que los sistemas de pensiones van a ser
peores porque sí, en una adivinación del futuro con el mismo rigor científico
que un agur leyendo el vuelo de las aves.
Hablando ahora en serio, el
problema no son las pensiones de los jóvenes sino su precariedad laboral y
vital y es ahí donde deberían aplicarse medidas y estrategias para mejorar sus
condiciones y, sobre todo, sus salarios. En un país con una tasa de desempleo
joven altísima, sería mucho más lógico reducir la edad de jubilación para dar
más oportunidades a los jóvenes de encontrar un buen empleo que exigirles más
sacrificios.
Reducir la edad de
jubilación a los 65 o 63 años ampliaría la tasa de reposición, abriendo la
posibilidad a que personas más jóvenes accedan a empleos cualificados con
mejores salarios. Y que nadie se escandalice, podría hacerse porque España
tiene una de las edades de jubilación más altas del mundo.
Empecemos por el país
vecino, Francia, donde se jubilan a los 62 años. El intento de Macron de subir
la edad de jubilación a los 64 se dio de bruces con una movilización social tal
que le derrotó estrepitosamente en las urnas el año pasado.
Echemos un vistazo a la
edad de jubilación en el mundo: de los 180 países estudiados por el
International Social Security Association (ISSA), vemos que la edad de
jubilación más habitual son los 60 años (60 países la tienen). El segundo
límite de edad más común para el retiro laboral son los 65 años (establecidos
en 48 países del mundo). En 27 países las personas se jubilan con menos de 60
años y en otros 28 el rango de edad de jubilación oscila entre 60 y 65 años.
Es decir, de los 180
países, 163 tienen edades de jubilación de 65 años o menos. Entre ellos, China,
uno de los dos mercados laborales más grandes del mundo, que este año ha
aumentado la edad de jubilación a los 63 años.
Solo hay nueve países en el
mundo con la edad de jubilación a los 67 años (el caso de España) y otros seis
países con una edad superior.
Y háganse un favor: cuando
una alerta catastrofista venga de un banco privado, como mínimo, pónganlo en
duda.
Marga Ferré
Es miembro del Parlamento
Europeo
Presidenta de Transform
Europe
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