Esta entrada, la publiqué el día 6 de agosto de 2018 y el anterior, en el que pongo un enlace, del día 2 de agosto de 2014. Los traigo aquí este 29 de julio de 2023. Feliz fin de fiesta y que el próximo año vayamos a mejor.
No soy partidario de representar a los santos y mitos de
otras épocas para analizar el presente. Estos vivieron el suyo y sus
circunstancias que fueron muy diferentes a las de ahora, pero siempre queda el
regusto de pensar que opinarían si revivieran y tornaran a la actualidad. ¿Se
morirían del espanto? ¿Volverían corriendo y despavoridos a la tumba?
¿Quizá quedarían maravillados por los avances que ha tenido
la sociedad en todos los aspectos de la vida de la humanidad, sobre todo la de
los países desarrollados?
Sin duda los más inteligentes se quedarían reflexionando y
estudiando los fenómenos actuales adaptándose a la nueva realidad; es decir,
disfrutando.
Los integristas y dogmáticos quedarían amargados pensando
que habían caído en el infierno o que estamos a las puertas del Apocalipsis.
¿Se uniría Domingo de Guzmán a las peñas? ¿Celebraría la misa
baturra intentando comprender los cambios del Vaticano II (y eso que solo se ha
cambiado la mitad), él que era de la Iglesia medieval donde no se había
introducido todavía el folclore popular del vulgar romanticismo burgués?
Esta tontada de cavilación se me ha ocurrido viendo la
preciosa fotografía de Antonio Zapater en la capilla del santo patrón del
Pueblo, santo Domingo de Guzmán, que se encuentra junto al edificio que dicen
que fue de la Orden de Predicadores; llamada también de los dominicos, por el
tal Domingo fundada. Lo que es normal hoy en día, en el siglo XIII sería digno
de ser “cremado en la foguera”; la foto con las majas y el alcalde socialista por
lo menos (obra dicha foto de Satanás -dirán-, aunque solo es de uno de sus
discípulos: “MAJANO”, donde aparecen retratadas también personas de singular beldad,
carisma y buen rollo, algo imprescindible en estos días.
De todas maneras, como me gusta analizar las biografías de
los santos y pecadores pasados de acuerdo al contexto histórico en el que
vivieron (producto, sin duda, de mi deformación sincrética y dialéctica), creo
que Domingo de Guzmán fue de lo más avanzado y humanitario de su tiempo, que
era una época de enorme brutalidad, entonces normal, pero que hoy nos
sublevaría.
Así que a disfrutar la fiesta; de momento Domingo de Guzmán,
si le pareciera que alguna cosa iba mal diría algo, digo yo, desde esas sus
alturas celestiales y espirituales. Tengo la impresión, por lo tanto, que la
cosa discurre por los cauces del libre albedrío, de la moral natural y de la
constitucional. Ya cantaremos el pobre de mi cuando se acaben las fiestas, que
para eso hay más días que longanizas, o sea, choricés.
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