La muerte del patriarca de la Iglesia Católica, Apostólica, Romana, Francisco, ha hecho surgir multitud de comentarios, la mayoría muy favorables a su gobierno y hacia su persona.
Eso es normal pues cuando alguien muere todo son parabienes incluso de quienes lo detestaron o dijeron cosas terribles y tenebrosas de él, como el presidente Javier Milei de Argentina, que en la televisión y ante una perpleja presentadora dijo que “voy a decir la verdad; el Papa Francisco es el representante del maligno en la Tierra”, Ahora, tras su muerte se ha comportado más comedido. No así el telepredicador, Federico Jiménez Losantos que no se ha cortado un pelo al decir que fue un criminal montonero, fascista peronista, terrorista y marxista leninista; todo junto. Dice que se equivocó el Espíritu Santo, que es quien elige a los papas, cuando todos sabemos que eso es imposible; el espíritu Santo no se puede equivocar, ni tampoco el Papa cuando dicta doctrina. Así está estipulado en sus estatutos.
A mí no me caía mal, hasta me caía bien su antecesor que era de extrema derecha y se cargó el Concilio Vaticano II, pero llegó a empatizar con Fidel Castro, lo que demuestra que ambos (buenistas no lo eran), pero tenían fe, eran muy inteligentes, carismáticos y grandes estadistas. Francisco, según los cristianos de mi sindicato, era de izquierdas. Bueno, la iglesia no es mi partido, pero me siguen manteniendo como simpatizante porque, aunque me he querido borrar, no me dejan, porque dicen que el bautismo que me dieron de crio imprime carácter; es como cuando te abrían cartillica de ahorros en la Caja de crio y ya era para toda la vida. Además, por si acaso, que nunca se sabe lo que pueda haber por ahí fuera o no me dejen salir en las procesiones de Semana Santa.
Pues bien; que elijan a quien quieran, pero podrían hacer primarias para elegir al nuevo, que iría a votar; pero no, casi todos los cardenales que tienen derecho al voto fueron elegidos “a dedo” por el difunto (vaya democracia la del Vaticano); son todos hombres de mi generación y no hay ninguna mujer, o sea; que elegirán a un carcamal que nos querrá mandar al infierno a todos los que no pensemos como él.
O a lo mejor no; igual nos sale liberal en teología, permisivo en costumbres, tolerante en ideas y feminista, y no solo tendrán a las monjas de criadas sin sueldo, que permitirán también que puedan ser sacerdotas. Y que se puedan casar los sacerdotes/as, si es así hasta yo me meteré cura, que de laico y descreído me he quedado a vestir santos.
Un jesuita como él me dijo cuando salió de Papa, que el Jorge Marío Bergoglio se había portado muy mal con los curas y obispos de la “teología de la Liberación” porque los dejo, en Argentina, a los pies del fascista Videla (con el cual concilió), a lo mejor fue porque no le quedó otro remedio o por el tradicional pragmatismo de la Iglesia que igual le pone una vela a Dios que otra al diablo. Algunos curas progres desaparecieron posiblemente en el Infierno, lo que no dice mucho a favor de la coherencia supuestamente izquierdosa del Papa Francisco, pero en estos sus años de pontificado los partidarios de esta corriente teológica libertaria, secularizados o no, no le han criticado nada; es casi de origen divino la disciplina de los miembros de la Iglesia Católica (ya la querrían así la de otras ONG terrenales que no hacen más que enmierdase por las RRSS).
Bueno, espero que al menos no salga un Papa que le
guste a Federico o a Milei. Si es así, que se vengan por Samper por el Día de
los hijaranos o de las judías y le recen una novena a Santa Quiteria, que quita
la rabia. Yo aceptaré al que salga, que en otros espíritus no creo, pero si en
el Espíritu Santo, y ese no se equivoca nunca.
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