jueves, 23 de mayo de 2024

Charrada. De nombres, apellidos y motes va la cosa

 La prince, en un bar famoso de Zaragoza comiendo un bocata

Llega la princesa Leonor a Zaragoza a recoger las medallas que le hemos dado: la de las Cortes, la del Aragón, la de Hija adoptiva, el bastón de mando, la pulsera de la Virgen del Pilar y no sé si también el pincho de oro de la Asociación de Bares de Zaragoza, que como a su abuelo, parece que le gustan las tapas del casco viejo y del ensanche. Y nos dice que se siente una maña más.

Eso de que a los aragoneses nos llamen maños quienes no son aragoneses, da empaque, relevancia; satisface nuestro ego regional y exalta nuestra identidad colectiva como pueblo que ahora está muy de moda y a los aragoneses, al contrario que a los catalanes, a los vascos y a los andaluces (los de Madrid son los españoles por antonomasia y casticismo), no nos conocen más que en Oloron, en Francia, donde fui hace poco porque allí fueron unos cuantos miles de antifranquistas aragoneses de los que perdieron la guerra y los encerraron en campos de concentración como a perros sarnosos, porque los franceses, ya sabemos que son muy liberales y acogedores.

A los franceses les llamamos galos cuando queremos ser familiares con ellos, salvo en Aragón que a veces les llamamos por mote: “gabachos”, por lo bien que nos trataron cuando entraron con los ejércitos napoleónicos a liberarnos de la Santa Inquisición pero que como los maños somos tan desagradecidos no quisimos que nos liberaran, y ni a rezarle a la Virgen del Pilar dejamos que entraran.

A los portugueses les llamamos lusos, a los americanos de EE. UU., yankis, o sea, que las naciones importantes tienen su apellido y la aragonesa somos nación desde Alfonso I el Batallador o antes, cuando el emperador César Augusto, que fue el que nos dio el apodo que nos dicen MAÑOS; que nada menos en romano paladino quiere decir MAGNO.

Como lo de gabachos a los franceses, los aragoneses también tenemos apodos, no sé si degradantes, despectivos u ostentosos; los aragoneses somos mismamente baturros que dicen sinónimo de campesino iletrado o cazurro (nunca pijo); en todo caso lo de baturro también nos gusta a la mayoría y no sé porque, debe ser que los aragoneses somos muy de reclamar nuestra identidad y ya que nuestra lengua histórica está prácticamente perdida y la mayoría nos empeñamos en hablar castellano (algunos, todavía con acento baturro), o catalán, que aún lo entiendo todavía menos, o “chapuriau”, como les gusta decir a algunos de ellos (que es como un baturro del catalán), pues tener el apellido (MAÑO) y el mote (BATURRO), es muy gratificante.

O sea; que, si la princesa se siente una maña más y le gusta recorrer los bares de Zaragoza, yo me siento cada vez más identificado con ella, aunque dudo que se sienta más maña que yo y le guste recorrer los bares de Zaragoza más que yo, por lo menos los de tapas; los de copas no sé, que a esos ya no voy desde que soy obrero pensionado por inutilidad y cotizante de clases pasivas. Es decir; hay sintonía.

Punchar aqui para leer todo el artículo en el Heraldo de Aragón...

No hay comentarios:

Publicar un comentario