Los tiempos en las elecciones, no solo en España o en Europa, sino en el mundo mundial parece que son cada vez más cortos e imprevisibles. Es imposible sacar conclusiones certeras futuribles o extrapolarlas. Todo está cambiante y a gran rapidez, menos en las dictaduras que esas se hacen eternas hasta que caen, porque caen, que no quepa la menor duda. En Colombia gana un izquierdista, algo impensable hasta hace poco, y la izquierda francesa que estaba casi desaparecida de la política francesa y en regresión, se convierte en la segunda fuerza del parlamento.
Hace poco, Ciudadanos, Podemos y Vox se comían el
mundo mundial en España; Ciudadanos de alternativa, a desaparecer, Podemos está
“hecho unos zorros” y apenas se sostiene en unión o separación con otras fuerzas
similares; de victoria en victoria hasta la derrota final, y Vox, se le ha
marcado techo y si no cambia y se moderniza como la extrema derecha francesa y
sigue con su “tardo franquismo” y su reaccionarismo en las costumbres propias
de carlismo ultramontano, tendrá poco recorrido.
El PP reacciono y se quitó ese mediocre de Casado; si
logra hacer lo mismo con Ayuso, se va a consolidar por unos años. El PSOE tendrá
que cambiar, pero no con una vuelta atrás, con los “varones” que son unos dinosaurios
que ya echó (aparentemente), Sánchez, La renovación tendrá que ser con él (a lo
mejor pasando el a un segundo plano) y otros jóvenes (pero con más carisma,
menos sosos que los últimos candidatos en Madrid y Andalucía), no con lo caduco
y obsoleto.
En todo caso las aguas vuelven a su cauce que son las
que los lobbies y los poderes fácticos económicos europeos quieren y apoyan,
que son PP, PSOE y en menor medida PNV y los nacionalistas conservadores de Cataluña.
Subieron a Ciudadanos a los altares y cuando no les sirvió porque eran algo
tontos políticamente los a dejado tirados, Quien no esté en el sistema tiene
pocas opciones de subir y aguantar, aunque a veces se dan sorpresas, Eso es lo
que hace divertida y entretenida la política en democracia . Eso y que a gente
rara como yo la prefiramos a una dictadura, aunque nunca ganen ni me gusten, a veces, ni los
míos.
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