sábado, 21 de mayo de 2022

Artículo. Elogio de los cargos políticos locales.

Tenemos una imagen profundamente negativa de la función política, una imagen a la que nos arrastran las permanentes noticias sobre casos de corrupción y la continua crispación en el que se desarrolla el debate sobre las cuestiones de la actualidad política. Sobre los políticos descargamos muchas fobias y frustraciones, y pensamos que si no hubiera concejales y alcaldes de pueblo seguramente le iría mejor a la comunidad local.

La verdad de lo que pienso es que a quienes de verdad criticamos es a quienes no son de “nuestra cuerda” política y que nuestra aversión a los políticos no es general, sino que está mediatizada por nuestro sectarismo a quien tiene la mayoría en un pueblo, en una región o el conjunto de España. Si cambian los actores, la fobia a los políticos aparece en segmentos de la población civil en los que parecía que no la había tanta.

Se ha ido creando una cultura política negativa, no tanto en algunas comunidades como Euskadi o Cataluña, pues allí la gente no oculta tanto sus preferencias ideológicas salvo que sean españolistas y ya veremos por cuanto tiempo. En Aragón, una tierra tradicionalmente muy confrontada en otros tiempos de manera dramática, con tres guerras carlistas y la del 36, significarse hacia una opción política es vergonzante y la mayoría decide no hacerlo para no crearse problemas, sin embargo, ideas y opinión política todo el mundo la tiene; solo creamos problemas por esa concepción obtusa, cerrada y sectaria que hemos creado de la cultura política, poco o nada tolerante ni democrática.

A pesar de ello tenemos, en Aragón como en el resto de las comunidades españolas, miles de personas que aceptan ir en candidaturas municipales para intentar mejorar la vida de sus localidades. La mayoría de ellos, si son elegidos, dedicarán muchas horas de su vida al bienestar de cada uno de nosotros, de nuestros pueblos, de nuestra tierra; dedicarán cientos, miles de horas de reunión, de desvelos, para intentar mejorar la vida de los vecinos de su localidad. También nos aprovechamos de su acción los visitantes ocasionales, los que tienen su segunda residencia en el entorno, los que nacieron allí, conservan vínculos, propiedades y vuelven para pasar el verano o los fines de semana. Todos nos beneficiamos de su acción desinteresada.

Se responsabilizan, y en ocasiones se encargan de los suministros básicos, los vertidos, la limpieza de las calles, las conducciones de todo tipo, el embellecimiento de las calles, los cementerios, los parques infantiles, las instalaciones deportivas o culturales;

Solemos ignorar que estas personas, la mayoría de los concejales, no cobra un sueldo; como mucho reciben una compensación de una parte de los gastos que ocasiona la dedicación, y si tienen un sueldo sobre todo los alcaldes, cosa necesaria y legítima siempre que haya marco legal y dinero para hacerlo los ponemos ”a caes de un burro”. Hacen cosas que no haríamos nosotros ni cobrando, sin horario laboral, pero queremos que lo hagan gratis, o a lo mejor sí que nos gustaría hacerlo y gratis, pero, lamentablemente, no lo haremos porque no nos elegirían para el cargo por falta de apoyo social, por lo que detrás de la crítica, cuando no es razonable o legítima, suele esconderse una envidia mal disimulada, pues si no es legítima las retribuciones que nuestros cargos locales tienen, están los medios jurídicos para denunciarlos o llevarlos a los tribunales.

Pronto vendrán las elecciones municipales a nuestros pueblos y animo a todo el mundo de todas las corrientes políticas a que presenten listas a las próximas elecciones. Nuestros pueblos tienen graves problemas de futuro, pero como no tendrán ninguno es si tenemos una corporación entusiasta donde todos los concejales se sientan cómodos, donde las mayorías respeten a las minorías y las minorías entiendan que no son mayoría, y en conjunto se respeten todas las opiniones aunque sean individuales. Es necesario que, aunque nadie oculte sus preferencias ideológicas y sus opiniones, no reproduzcan la crispación y el sectarismo de la política nacional. Si ya es mala para el conjunto de España, para una entidad local rural es un suicidio para su desarrollo.

1 comentario:

  1. Que hay que agradecer a los que se presentan para hacer cosas por su pueblo es obvio y que nunca se lo agradeceremos suficiente también. Pero, siempre aparecen los peros, cuando alguien no es de la cuerda, o no es de ninguna cuerda, a menudo es considerada peligrosa para los intereses del que manda. También resulta muy obvio y triste que si la cosa a hacer no es ideica del alcalde pues no sale adelante, piensen.
    Nuestros representantes comienzan siendo eso y terminan siendo nuestros jefes, y para algunos, los amos.
    https://www.youtube.com/watch?v=9j1jumnQeSw

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