“La política es el arte de lo
posible”; también sus resultados son la consecuencia de la
relación de fuerzas y de la inteligencia de quien dirige la política; si sabe combinar
lo posible con la correlación de fuerzas. Los dogmáticos nunca ganan si no es
por la imposición de la fuerza; si esta no está a su alcance más vale que sean
posibilistas. Los sectarios pierden siempre allí donde hay democracia y pluralismo
político.
Desde que el 7 de enero Pedro
Sánchez lograra la investidura como presidente del Gobierno con apenas dos
votos de margen, el Ejecutivo de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos ha
enfrentado una escalada política y mediática por parte de la oposición que ha
alcanzado sus cotas más altas durante la pandemia. Aun así, ha sacado adelante
prácticamente todas las votaciones que ha planteado al Congreso.
La legislatura arrancó como habían
terminado las anteriores. Tanto después de la moción de censura de junio de
2018 como de la doble cita electoral de 2019, PP, Ciudadanos y Vox han
arremetido contra la decisión del PSOE de apoyarse en Unidas Podemos y los
independentistas vascos y catalanes, entre otros grupos menores. Los
independentistas, sobre todo los catalanes han votado en contra o se han
abstenido con fuertes críticas al ejecutivo que a veces coincidía con la oposición
de la derecha nacional.
El gobierno ha logrado, con altibajos,
un bloque que, finalmente, logró armar para la moción de censura de junio de
2018 y que se ha mantenido, con algunos cambios, para dar cobertura al actual
Gobierno de coalición. En él coinciden desde el regionalismo del Partido Regionalista
de Cantabria a los movimientos ciudadanos convertidos en candidatura (Teruel
Existe), pasando por el nacionalismo vasco, valenciano y canario clásicos y parte
del independentismo catalán, vasco y gallego.
La primera votación de la
legislatura se saldó precisamente con un triunfo inesperado para el PSOE y
Unidas Podemos. Durante la sesión de constitución del Congreso se debe elegir
la composición de la Mesa. Los números indicaban que el bloque de gobierno lograría
cinco puestos, incluida la Presidencia, y que un entendimiento del PP, Vox y
Ciudadanos daría a las derechas los otros cuatro. Pero esos tres partidos no
lograron un acuerdo y el sorprendente resultado deparó seis asientos para el
bloque del Gobierno y tres para PP y Vox, que lograba, eso sí, un puesto en el
órgano gracias a sus 52 diputados.
La última gran cita en el Congreso,
la aprobación del ingreso mínimo vital (IMV), muy criticado por las derechas,
incluso las nacionalistas, se saldó con un inesperado apoyo del que solo se
excluyó Vox. Y no para votar en contra, sino para abstenerse. Tras semanas en
las que se había despreciado la nueva prestación tachándola de "paguita"
para vagos, el Gobierno recabó 297 votos a favor y 52 abstenciones.
El pacto con ciudadanos no gusta a
algunas izquierdas, pero creo que irá adelante, aunque ciudadanos perdió su
oportunidad de ser alternativas al PSOE, incluso no es probable que si hubiera
elecciones a corto plazo sacara tantos diputados como para gobernar con los
socialistas. Y si se acerca a los de su derecha corre el riesgo de desaparecer
definitivamente.
Los nacionalistas catalanes no
están para tirar cohetes; hace unos meses podían decir aquello de “cuanto
peor mejor” y que gobernara la derecha españolista para sublevar a las
“masas” catalanas; hoy, después del espectáculo de las barricadas en
Barcelona y de la pandemia, no creo que estén en condiciones de sublevar nada.
Los nacionalistas vascos tan
posibilistas como siempre; ahí se dirigen también la llamada izquierda abertzale
que ya les queda poco por reivindicar, pues tanto el País Vasco como Navarra
son ya “Estados libres asociados”, como Puerto Rico en relación con los EE.
UU.
El PSOE y Unidas Podemos se
emplearon a fondo para lograr los números. La ilusión de la derecha, y parte
del PSOE contrario a Sánchez, es que esta coalición de gobierno no aguantaría
mucho, y “explotara”, y más con la situación de la pandemia. Pero esta
ilusión se ha esfumado, lo que significa que infravaloraban a Sánchez y
desconocen lo que significa socialmente Unidas Podemos y sus dirigentes a los
que siguen considerando, con perjuicios clasistas, como unos “esgarramentas”
pordioseros, bolivarianos, comunistas y todo eso.
Pues en medio de una crisis brutal
y cuando no hay dinero para nada, se aprobaron los ERTES, el mantenimiento de
los servicios esenciales, la coordinación con los "reinos de taifas"
que cada uno de ellos solo van a "que hay de lo mío" (con una enorme
insolidaridad incluso de aquellas autonomías que se dicen patrióticas); con
medidas sanitarias, ayudas a autónomos, imposibilidad de cortes de luz y
desahucios, negociaciones en Europa con una posible llegada de ayudas de
140.000 millones, ingreso mínimo vital, etc., con una oposición crispada, con
los “varones y patas negras” de su propio partido en contra poniendo zancadillas
y unos supuestos aliados también crispados que se abstienen o votan en contra
según les viene el aire; Sánchez gana.
Alguna vez
perderá; dirán algunos, y ocurrirá porque "no hay imperio ni gobierno
que cien años dure". Lo que me pregunto yo es: ¿Quién ganará cuando Sánchez
y su gobierno pierda? ¿Es posible una mayoría PP-VOX en el parlamento español?
Yo lo veo imposible, en todo caso sería una España ingobernable; las izquierdas
están mal y muy atomizadas, los nacionalismos periféricos también, pero las
derechas nacionales (o constitucionalistas como les gusta llamarse ahora), han
quemado ya todos sus cartuchos. Los poderes fácticos y económicos están
desconcertados; no quieren a Sánchez y a su gobierno de coalición, pero las
demás alternativas las ven inmaduras y descentradas; Querrían un gobierno
PP-PSOE, pero esa posibilidad la ha echado a perder la propia derecha. El
centro posibilista, paradójicamente, es hoy el centro izquierda que representa
el gobierno.
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